El Origen de la Curiosidad Humana: Del Mito a la Filosofía

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La Pregunta por el Sentido de las Cosas

Al ser humano no le basta con procurarse la satisfacción de sus necesidades vitales inmediatas, como cobijo y alimento. Una vez que estas están satisfechas, aparecen otras necesidades de otra índole, y una de ellas es la **necesidad de saber**, de encontrar respuesta a las preguntas que inevitablemente se le van planteando. En relación con lo anterior, dice Aristóteles que la **filosofía** tiene su origen en la **admiración**. Lo que sucede en el mundo causa admiración en el hombre, pues no lo comprende pero desea comprenderlo. Se empieza a preguntar el porqué de las cosas, por qué hay día y noche, cuál es el origen de todo lo que existe, etc. Surgen así, primero el mito y luego la filosofía, como un intento de dar respuesta a todas esas preguntas. Es decir, en el origen de la filosofía, y también del mito, está la **ignorancia**, pues ambos son un intento de superarla. En definitiva, ese **deseo de saber** que es connatural al ser humano, la necesidad de atribuir un sentido a las cosas y a la propia vida, se ha manifestado de diferentes maneras a lo largo de la historia. Una de ellas es la filosofía, como también lo son el mito, la religión o la ciencia. Pero será más adelante donde diferenciaremos estos distintos tipos de saber y sus respectivas maneras de responder a esta pregunta.

Conocimiento Mítico

Como decíamos antes, la necesidad de conocimiento y la curiosidad son hechos innatos a la condición humana. Los seres humanos necesitan dar respuesta a las preguntas acerca de su origen, su destino, su presente... La respuesta mitológica fue la primera en aparecer. Agricultores que necesitan lluvia, marineros que quieren dominar el mar, guerreros que quieren vencer batallas, campesinos con miedo a las tormentas... Todos ellos encontraron respuestas en los mitos: la lluvia era generada por un dios, las tormentas en el mar eran por el enojo de Poseidón, Ares apoyaba a los ejércitos que más lo complacían, Zeus lanzaba los rayos de las tormentas.

Pues bien, hay que empezar por aclarar qué es un mito. Un mito es un “relato tradicional que narra la actuación memorable y ejemplar de unos personajes extraordinarios en un tiempo prestigioso y lejano”. Mediante estas historias se pretende explicar, dar respuesta, a los enigmas que el mundo plantea al hombre. El origen del universo tal como lo conocemos, el crecimiento de las plantas, la enfermedad y la salud, el sueño, la locura, el origen de la agricultura o del Estado... son cuestiones que se responden a través del mito. Precisamente, según el tipo de preguntas que intentan responder, los mitos se pueden clasificar en varios tipos.

Rasgos de los Mitos

  • Recurren a **personajes legendarios** (dioses y héroes) para dar una explicación al problema planteado. Es decir, hay en ellos un claro protagonismo de lo **sobrenatural**.
  • Modelo antropomórfico: El mito atribuye al mundo y a los propios dioses características humanas. Los dioses son como nosotros, con nuestras mismas virtudes y vicios, solo que más poderosos, y están continuamente interviniendo en el mundo.
  • Modelo mágico: Lo que sucede en el mundo está determinado por los deseos de los dioses, que son las fuerzas determinantes del universo. Para prever y conocer el futuro, habremos de anticipar cuáles son sus intenciones. Eso es posible gracias a diversas técnicas de **adivinación** que pretenden conocer la voluntad de los dioses, bien preguntándoles a ellos directamente o bien mediante la búsqueda de señales especiales. El interés por influir en la voluntad de los dioses y conseguir que nos concedan lo que queremos de ellos genera un conjunto de cultos, rituales, ofrendas, plegarias, etc., para ponerlos a nuestro favor.
  • Como lo que sucede en el mundo depende de la voluntad antojadiza de los dioses, hay en el mundo un elemento de **arbitrariedad** ineludible; los acontecimientos tienen lugar de forma arbitraria, no previsible, pues están en función de lo que quieran los dioses.

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