Organización Social y Política en la Hispania Antigua: Clientela, Devotio, Reyes y Asambleas

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Vínculos de Sumisión Personal en la Hispania Antigua: Clientela y Devotio

En la Hispania prerromana, especialmente entre los pueblos ibéricos, existían pactos de sumisión personal que reflejaban una idiosincrasia particular. Estos pueblos tendían a agruparse en torno a individuos con un notable poder de atracción, independientemente de su origen. Un ejemplo destacado es Viriato, a quien Orosio, sin embargo, definió como «pastor y ladrón».

La Clientela: Un Pacto de Protección y Fidelidad

  • La clientela era un pacto por el cual una persona (el cliente) se acogía a la protección y sustento de otra (el patrono) a cambio de prestarle servicios y fidelidad. Este acuerdo implicaba un juramento vitalicio que solo se rompía en caso de muerte de alguna de las partes o si el patrono infligía un maltrato injustificado al cliente. Por el contrario, si el cliente incumplía, la relación no se rompía.

La Clientela Militar y la Devotio Ibérica

Existió también un tipo específico de clientela de carácter militar, que implicaba la prestación de servicio armado por parte del cliente a cambio de protección, sustento y armas.

  • En la península ibérica, una forma peculiar de clientela militar se denominó devotio. La devotio ibérica consistía en un pacto de clientela militar acompañado de un juramento ante una divinidad ctónica, en virtud del cual el devoto ofrecía su vida a la divinidad en caso de que, en plena batalla, peligrara la vida del patrono. Por el contrario, la devotio romana era una especie de voto o promesa a los dioses infernales, mediante unas fórmulas mágicas, para aniquilar al enemigo. La finalidad de ambas era completamente distinta: en la devotio ibérica se trataba de salvar la vida del caudillo o patrono (hasta el punto de no sobrevivir a este en caso de fracasar), mientras que en la romana se buscaba aniquilar al enemigo.

En caso de que los devotos se encomendasen a gentes de otras gentilidades, al entrar en clientela quedaban fuera de su propia gentilidad. Debido a la preponderancia de los lazos de carácter personal, este tipo de relaciones tendían a desintegrar la organización tribal.

La muerte del patrono podía implicar el suicidio ritual de sus devotos, aunque no se sabe con certeza si ello se debía a la suposición de que, al no haber muerto ellos en la batalla antes que el patrono, la divinidad no había considerado sus vidas suficientemente valiosas.

Organización Política: Reyes y Asambleas Ciudadanas en la Hispania Antigua

Los historiadores romanos de la época calificaban a los jefes celtíberos de diversas maneras: reyes, reyezuelos (regulus), príncipes, entre otros. Eran entronizados por derecho de sangre o por elección. Por lo general, la realeza era hereditaria, aunque en algunos pueblos era electiva o temporal. Se tiene constancia de matrimonios entre dinastías, lo que indica un deseo de perpetuar el sistema de sucesión. También se conocen luchas por acceder al trono, como la protagonizada ante Escipión por los primos hermanos Corbis y Orsua, quienes se disputaban la ciudad de Ibis. En Lusitania, los jefes militares eran elegidos en asambleas populares. En Tartesos, la institución era claramente monárquica, con reyes como Argantonio.

Asimismo, se sabe que algunas comunidades eran regidas por una asamblea de hombres libres (concilium), de carácter democrático, donde participaban todos los hombres libres de la comunidad, o por un consejo de ancianos aristócratas (senado), que, en caso de guerra, designaba a un jefe militar con poderes especiales.

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