La Oratoria Romana: Evolución, Maestros y Legado de Cicerón y Quintiliano
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Características de la Oratoria y la Retórica Romanas
La oratoria es el arte de utilizar la palabra en público con corrección y belleza, para agradar y persuadir al mismo tiempo. Tuvo en Roma un uso temprano y prolongado, favorecido por el sistema político de la República.
La oratoria comenzó a practicarse en una época muy temprana. El primer discurso del que tenemos constancia es el pronunciado por Apio Claudio el Ciego (siglo IV-III a. C.) con motivo de la guerra contra Pirro. Sin embargo, solo comenzó a cultivarse como arte en los años difíciles de las Guerras Púnicas. Durante estos primeros años, la oratoria se desarrolló teniendo como elemento fundamental la improvisación. Más tarde, cuando se tomó conciencia del valor literario de la oratoria, los discursos comenzaron a ponerse por escrito.
La Oratoria Antes de Cicerón
Los dos últimos siglos de la República, y muy especialmente el primero de ellos, conocieron un desarrollo extraordinario de la oratoria, destacando la irrepetible figura de Cicerón. Sin embargo, sabemos que antes de Cicerón ya sobresalieron en Roma algunos oradores brillantes, entre los que podemos mencionar, además de a Apio Claudio, a Tiberio y Cayo Graco (siglo II a. C.).
Cicerón (Siglo I a. C.)
Con la aparición de Marco Tulio Cicerón, la oratoria romana alcanzó su punto más alto. Nacido en Arpino (106 a. C.), una ciudad ubicada a unos 100 km al sudeste de Roma, su familia pertenecía a la pequeña nobleza. Marchó a Roma a finales de los años 90 del siglo I a. C., donde recibió una excelente educación. Tras una carrera militar y tres años de experiencia como abogado en los tribunales de justicia en causas privadas, viajó a Grecia y Asia para continuar sus estudios.
A su regreso a Roma, durante su consulado, denunció y reprimió la conjura de inspiración social de su antiguo rival por un consulado. Apoyó a Pompeyo contra César en la guerra civil, porque le parecía más republicano. Sin embargo, al vencer César, Cicerón comprendió que era inútil toda oposición, y César le perdonó por su gran prestigio como escritor. No obstante, Cicerón declinó toda actividad política y se dedicó a escribir. Soportó la tiranía, ya que era un republicano convencido; sin embargo, al ser asesinado César, volvió a la política y se opuso a su discípulo Marco Antonio. Murió asesinado por los partidarios de Marco Antonio en el año 43 a. C.
Obra de Cicerón
Cicerón fue autor de una amplia obra oratoria y retórica, que se divide en dos grupos:
Discursos judiciales y políticos: Como abogado, escribió numerosos discursos de distinta naturaleza:
- Discursos judiciales de defensa, como Pro Archia poeta, Pro Roscio Amerino, Pro Murena o Pro Milone (este último es, quizá, la mejor pieza de oratoria latina).
- Discursos judiciales de acusación, como las Verrinas (contra Verres), las Filípicas (contra Marco Antonio) y sus famosas Catilinarias (contra Lucio Sergio Catilina).
Tratados retóricos: Manifiesta una gran preocupación sobre cuál debe ser la formación del orador. Se recogen en los siguientes libros:
- De oratore, donde reflexiona sobre la formación del orador.
- Orator, donde hace un retrato del orador ideal.
- Brutus, donde traza una historia de la elocuencia griega y romana.
En cuanto al estilo, Cicerón muestra una evolución. La perfección, tanto en la composición como en la ejecución o pronunciación del discurso, es innegable en su obra.
Marco Fabio Quintiliano
Nuestro segundo autor, Marco Fabio Quintiliano, era natural de Calahorra (La Rioja), aunque, como muchos otros escritores, se educó en Roma. Volvió como maestro a su ciudad natal, pero el emperador Galba se lo llevó de nuevo a Roma nada más ocupar el trono en el año 68 d. C. Poco después, Vespasiano hizo de él el primer profesor de retórica a sueldo del Estado. Domiciano le encargó la educación de sus sobrinos segundos y le concedió la dignidad consular.
Su obra principal, Institutio Oratoria, dividida en doce libros, se basa en un vasto conocimiento teórico y, sobre todo, en su propia experiencia en la escuela y su práctica como orador. El fin de Quintiliano es convertir su obra en un plan de enseñanza oratoria dentro del marco de un programa de educación y formación general.