La Oratoria y Retórica en la Literatura Latina
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Lírica
Siguen siendo semejantes las características a las de la lírica griega (mitología, polimetría, etc.), pero la diferencia es que los romanos escribieron poca poesía lírica propiamente dicha pensado para ser leído y no cantado. En este marco afloró en primer lugar el círculo de Lutacio Catulo y sus célebres epigramas eróticos, a quien podemos considerar como precedente de los neotéricos (son llamados así un grupo de poetas, considerados como los renovadores cultistas de la poesía latina del momento que propugnaban el abandono de la épica). El término 'neotéricos' fue acuñado por Cicerón de una manera un tanto despectiva, y se generalizó en la Antigüedad tardía.
Catulo
Nacido en Verona, tuvo una vida breve, pero intensa. Es el único autor del que se nos han conservado todos sus poemas y uno de los poetas latinos más populares hoy día. Se le recuerda ante todo como poeta amoroso. De Catulo, se conservan 116 poemas, recopilados en una colección llamada Poemas (Carmina). Sobresale sobre sus temas diversos, aquellas en que Catulo nos manifiesta su pasión por Lesbia, y su odio hacia ella.
Horacio
Nació en Venusia, hijo de un liberto que ejercía el cargo de recaudador de impuestos en las subastas. Con gran sacrificio de su familia, recibió una esmerada educación en Roma y más tarde en Grecia. Se enroló en el ejército de Bruto y combatió en Filipos con el grado de tribuno militar.
Tras la derrota volvió a Roma y compró un puesto de amanuense de los cuestores para poder vivir. Allí empieza a escribir con amargura sus Épodos y Sátiras, trabando amistad con Virgilio, quien lo presentó a Mecenas, al cual le unió una profunda amistad durante toda su vida. No se casó nunca. Se dedicó por completo a su actividad literaria.
Épodos
Llamados por Horacio Iambi, fueron escritos en el intermedio de las batallas de Filipos (42 a.C.) y Accio (31 a.C.), es decir, contemporáneos de los Sermones e inmediatamente anteriores a las Odas. Están a media distancia entre la poesía satírica y lírica. Reúne aquí 17 poemas cortos, de tono violento y agresivo sobre temas muy diversos. No obstante, también hay un poema de tema bucólico, el conocidísimo Beatus Ille, en el que canta la vida del campo frente a las complicaciones de la vida urbana.
Odas (Carmina)
Se trata de composiciones líricas agrupadas en cuatro libros. En los primeros libros de Odas, temática muy variada. Temas político-nacionales, centrados en el valor educativo de la guerra y en la predicación de la vida serena y la aurea mediocritas. Temas religiosos, donde Horacio usa a los dioses como un mero artificio literario. Temas de ética y moral, donde se pueden incluir también alguno de tipo erótico y otros de tipo profano (la alegría de los banquetes, la tranquilidad de la vida del campo, amores propios y ajenos...)
La obra elegíaca de Ovidio
Destierro a Tomis, su gran tragedia, significó paradójicamente su consagración como poeta elegíaco. No entraremos a comentar los motivos del destierro, salvo insistir que éste le llegó en uno de los momentos de su vida más dichosos y centrados en Roma, con un matrimonio feliz, como poeta célebre y en medio de un círculo de amigos con quienes congeniaba.
Desde luego, la impresión que el castigo produjo en el poeta, que entonces contaba con 51 años, fue espantosa. De hecho, de los tres grandes autores romanos que tuvieron que asumir el exilio (Cicerón, Séneca y Ovidio) es Ovidio el que con más dureza y persistencia fue afectado. Una vez en Tomis hizo todo lo posible por conseguir el perdón y regresar a Roma, pero todo fue inútil, incluso tras la muerte de Augusto. Sólo su amor a la poesía le libró de la desesperación total; murió en el destierro.
El arte de la Oratoria en Roma
El arte de utilizar la palabra en público con corrección y belleza, sirviéndose de ella al mismo tiempo para agradar y persuadir, tuvo en Roma un uso temprano y prolongado. Favorecía su desarrollo el sistema político de la República basado en la consulta popular. La oratoria impregnaba gran parte de la vida pública y su valor era reconocido en los tribunales, en el foro y en algunas manifestaciones religiosas. Los estudios de retórica terminan imponiéndose y constituyendo, junto con la gramática, la base indispensable de la educación de los jóvenes de las familias acomodadas que, como preparación imprescindible para la vida política o el ejercicio de la abogacía, aprendían la 'técnica oratoria'.
Recursos oratorios
Para la elaboración de buenos discursos es imprescindible el conocimiento de los siguientes recursos oratorios y seguir las siguientes fases:
1. Inventio: investigación y documentación sobre hechos, pruebas o argumentos
2. Dispositio: disposición u ordenación de las ideas del discurso
3. Elocutio: redacción del discurso: construcción de las frases, búsqueda de las palabras adecuadas, efectos estilísticos, correcta utilización de las figuras retóricas...
4. Memoria: la técnica de 'retener en la cabeza' los argumentos y su formulación.
El discurso se debe memorizar para ser capaz de recitarlo y no leerlo. Las notas manuscritas servirán únicamente como punto de apoyo.
5. Actio: actuación, 'puesta en escena' del discurso, como si de una interpretación se tratara: la palabra se debe acompañar además de gestos y mímicas que la refuercen.
Marco Tulio Cicerón
En los primeros decenios del siglo I a.C. Roma vive un renacimiento cultural, especialmente visible en el campo de la literatura, que tiene como una de las figuras insignes la de Marco Tulio Cicerón, al que muchos estudiosos de la literatura consideran digno de dar nombre a la época. Considerado a través de los siglos como el romano más representativo, pronunció infinidad de discursos de todo tipo. Publicó muchos, tomados taquigráficamente y después retocados. Se conservan más de 50. Los hay de tipo judicial y de tipo político. Entre los discursos de tipo político, pronunciados ante el Senado o ante la Asamblea del pueblo, destacan LAS CATILINARIAS, serie de cuatro discursos famosísimos con los que consiguió abortar la conjuración de Catilina.
LAS FILÍPICAS, 17 discursos con los que intentó frenar la subida al poder de Marco Antonio y que sería la causa de su muerte. Es en los discursos donde el genio de Cicerón rayó a más altura; y gracias a la maestría demostrada en ellos, llegó a la cumbre de la política romana de su tiempo. La máxima autoridad romana en la materia fue Marco Tulio Cicerón. Además de ser el orador más brillante, tanto en el terreno político como en el judicial, al final de su vida, cuando se vio apartado de la política y del Foro, escribió varias obras recapitulando todo el saber que le había proporcionado el estudio de la retórica griega, su investigación sobre la historia de la oratoria romana, y su dilatada y brillante experiencia. En Orator desarrolla su teoría de los tres estilos: el sencillo, el moderado y el sublime. Para él el orador ideal es el que domine los tres estilos y sepa utilizar cualquiera de ellos según la ocasión lo requiera. Asimismo insiste en los conocimientos que debe poseer el orador y en la aplicación de éstos en las distintas partes del discurso que son:
1. Exordio: Es la introducción. Debe ser rápida, estar centrada sobre el tema y atraer desde el principio la atención del auditorio con alguna anécdota, chiste o frase impactante.
2. Narración: Es la exposición detallada de la causa. Debe ser clara y sencilla.
3. Confirmación: en la que se rechazan los argumentos del contrario. Los argumentos se deben presentar en una gradación, de menos a más. También deben estar organizados por sus características: no se pueden mezclar argumentos de tipo psicológico con argumentos jurídicos por ejemplo.
4. Peroración: Parte final o conclusión, que trata de inclinar a jueces y auditorio a favor de la propia causa. Debe ser breve, enérgica e impactante. Escribió también una historia de la oratoria latina, titulada Brutus; gracias a ella conocemos los nombres de muchos autores en su tiempo famosos, cuya obra no ha llegado hasta nosotros.
Oratoria y Retórica de Época Imperial
La oratoria.- En la época del Imperio, al cambiar las condiciones políticas y estar el gobierno en manos de una sola persona, la oratoria política dejó de ser algo vivo, convirtiéndose en un mero ejercicio para aprender a hablar bien, y más adelante en un medio de adulación con vistas a obtener favores de la voluntad del emperador.
La retórica.- Ya en época imperial la retórica grecolatina siguió desarrollándose en Roma, partiendo siempre de la autoridad de Cicerón. Abundaban las escuelas y los rhetores famosos que escribieron manuales de retórica. Entre ellos destacan los españoles Séneca.
a) Los discursos judiciales: pronunciados ante un tribunal, tanto en calidad de abogado defensor como de fiscal acusador: las verrinas) Pro Archia poeta. Pro Milone
b) Los discursos políticos: De imperio Pompeii. Catilinarias. Filípicas.