La Oratoria Clásica: Historia, Géneros y Maestros de la Elocuencia Griega
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La Oratoria en la Antigua Grecia: Un Arte de Persuasión y Conocimiento
La oratoria es el arte de hablar en público. La afición de los griegos a la oratoria, enriquecida por las especulaciones filosóficas, encontró el marco adecuado en las nuevas formas sociopolíticas, que se organizaron como regímenes democráticos tras las tiranías. La primera aparición de la retórica como arte se dio en Siracusa, de donde pasó a Atenas por Gorgias. En la época de Pericles y durante la Guerra del Peloponeso, confluyeron en Atenas una gran cantidad de personajes procedentes de todo el mundo helénico. Los sofistas fueron el núcleo fundamental de este grupo de hombres que protagonizaron una verdadera revolución intelectual. Al convertirse la oratoria en un producto artístico, toda la prosa quedó impregnada de elementos retóricos y, sobre todo, el teatro se vio influido. En Atenas había muchas ocasiones para el desarrollo de la oratoria, especialmente la política. En el régimen democrático, el pueblo ateniense era muy sensible al encanto de la palabra. Aristóteles clasificó la oratoria en tres géneros:
Oratoria Judicial (Lisias)
Los discursos judiciales eran escritos por profesionales para que los pronunciaran los propios interesados. Estos profesionales eran denominados logógrafos. Las partes más importantes del discurso eran:
- Proemio: Con la captatio benevolentiae (captación de la benevolencia).
- Narratio: La narración de los hechos.
- Constitutio causae: La exposición del punto central de la causa.
- Confirmatio: La confirmación de los argumentos propios.
- Refutatio: La refutación de los argumentos del adversario.
- Peroratio: La conclusión del discurso.
Alcanzó su cima con Lisias, quien recibió en Atenas una educación muy cuidada. En él se reconoce fácilmente la precisión y sutileza de interpretación jurídica. Destacaba por la oportuna selección y valoración de testimonios, la habilidad dialéctica en su argumentación, y la capacidad de centrar el punto jurídico de la causa para presentarlo con absoluta claridad. Tenía la extraordinaria facultad de crear un personaje y darle sentimientos, palabras, gestos, etcétera, todo de acuerdo con la condición real de su cliente. Su elocuencia se basaba en los hechos, expresándose con sencillez, sin adornos. Era un narrador nato. Además, sus discursos constituyen un enriquecimiento de las personalidades y una experiencia humana de gran interés psicológico.
Oratoria Política (Demóstenes)
Máximo representante y mayor orador de la antigüedad. Se ganó la vida como logógrafo. Fue el alma de la oposición a Filipo II por su incontenible expansión y su intento de someter a todos los griegos. Escribió las Filípicas, con las que consiguió que los atenienses se aliaran con los tebanos para enfrentarse a Filipo, y es bien conocido gracias al magistral discurso Sobre la corona, en el cual se le ofreció la oportunidad de dar un repaso a toda su carrera política. Tras la muerte de Alejandro Magno, revolucionó al pueblo contra los macedonios. Fue derrotado y condenado a muerte, y prefirió suicidarse con veneno antes que caer en sus manos. Su fuerza y expresión hacían vibrar los sentimientos de sus oyentes. Conquistaba y arrebataba al oyente mediante la persuasión, siendo capaz de penetrar en las conciencias. Su estilo se caracterizaba por un atento estudio y gran cuidado, siendo vigoroso y severo, con periodos sostenidos y vibrantes. Aunque como hombre político ha sido motivo de discrepancias.
Oratoria Demostrativa (Isócrates)
Peor representada que las anteriores, aunque fue muy popular y conocida. Isócrates fue discípulo de los sofistas, ejerció la logografía y creó una famosa escuela de retórica donde surgieron grandes personalidades literarias y políticas. Su interés por la política comenzó con Panegírico, un discurso ficticio recitado en los Juegos Olímpicos. Era partidario de que Esparta y Atenas dirigieran una gran confederación contra el enemigo común, el Imperio Persa. En el campo político es notable su tarea de patriota inspirado en los nobles ideales que engrandecieron Atenas como la madre de la libertad y la cultura, pero lo verdaderamente importante fue que creó un tipo de enseñanza que sirvió de base para la cultura humanística. Constituyó el núcleo de la enseñanza retórica y estuvo en contra de los sofistas (su escuela rival), criticando su indiferencia ética y relativismo. Su prosa era auténticamente musical y poética, llevándola a la perfección, y fue el pensador político más influyente del momento.