La Oratoria en la Antigua Grecia: De Atenas a Samosata
Enviado por Chuletator online y clasificado en Griego
Escrito el en español con un tamaño de 4,35 KB
Oratoria en la Antigua Grecia
La oratoria, el arte de hablar en público, prosperó en Atenas con el advenimiento de la democracia. Desde entonces, cobró fuerza y los ciudadanos buscaban la ayuda de logógrafos o abogados para preparar su defensa o acusación, ejerciendo así su derecho a la justicia.
Los Sofistas
Los sofistas fueron los primeros en utilizar este arte, mezclando política, oratoria y sofística. Se presentaba en tres formas:
- Judicial o forense: utilizada en procesos judiciales.
- Política o deliberativa: enseñaba a hablar con elocuencia ante asambleas populares.
- Epidíctica o demostrativa: permitía ordenar y exponer con claridad las ideas ante el público.
Lisias
Lisias, un meteco convertido en logógrafo, se caracterizó por un estilo sencillo y realista, con una perfecta caracterización de sus personajes. Su habilidad para ponerse en el lugar del cliente le granjeó éxitos como:
- Contra Alcibíades, el único pronunciado personalmente, donde defiende a un acusado de abandono de deber.
- Sobre la muerte de Eratóstenes, que trata de un asesinato.
- A favor de un inválido, sobre malversación.
Demóstenes (ca. 385-322 a.C.)
Demóstenes, el orador más conocido de Atenas, es un ejemplo de superación personal y compromiso político. Se esforzó en eliminar su tartamudez y procesar a quienes dilapidaron su herencia familiar durante su niñez. Esta ruina económica lo obligó a dedicarse a la oratoria como forma de vida.
Sus mejores discursos son los políticos, donde destacan el apasionamiento y una compleja construcción. Sobresalen los cuatro discursos contra Filipo II de Macedonia. En el 330, Esquines lo acusó de todas las desgracias de Atenas, lo que le obligó a pronunciar Sobre la corona, donde refuta todas las acusaciones. Tras un oscuro asunto de malversación, se exilió, pero regresó tras la muerte de Alejandro para luchar contra Macedonia. Finalmente, huyó de nuevo, refugiándose en el templo de Poseidón, donde se envenenó y murió.
Su oratoria, de tono elevado pero claro y convincente, se caracteriza por largos periodos seguidos de frases cortas y contundentes. Cicerón estudió profundamente su método, y Quintiliano defendía que los alumnos de retórica debían memorizar todos sus discursos.
Luciano de Samosata (Samosata, Siria, 125-181)
Luciano de Samosata, escritor sirio de expresión griega, fue uno de los primeros humoristas. Ejerció de abogado en Antioquía, pero se dedicó a la sofística y recorrió el Mediterráneo dando conferencias. Probablemente, enseñó retórica. Su lengua materna fue el arameo, pero pronto aprendió el griego ático.
En 165 se estableció en Atenas, donde permaneció más de veinte años. Se cree que allí escribió la mayor parte de sus obras, en un dialecto ático muy puro.
Pensamiento
“Vivo apaciblemente consagrado a las letras, libre de todo prejuicio”. Su postura escéptica integral y antidogmática, hostil hacia la religión, con simpatías por el cinismo y un profundo pesimismo.
Obra y estilo
Considerado uno de los mayores genios satíricos de la literatura universal, su ironía ha tenido imitadores en todas las épocas. Cultivó la oratoria epidíctica, un género donde la prosa se reviste de ornamentos poéticos. El orador desarrolla un tema serio, haciendo uso de lugares comunes y tópicos.
Utilizó un griego ático puro de gran sabor clásico. Se conserva casi toda su obra en prosa, el Corpus Lucianeum, alrededor de 82 opúsculos de temática variada. Muchas de sus obras son retóricas, y a veces ronda la autobiografía, la historia o la filosofía, pero es conocido fundamentalmente por sus diálogos satíricos y morales. También compuso libelos.
Influencia posterior
En su época ya era imitado, pero su revalorización llegó en el Renacimiento. Su influjo se notó en el siglo XVI con autores como Erasmo de Rotterdam y Maquiavelo. En castellano, hay huellas de su obra en Mateo Alemán, Miguel de Cervantes (quien lo utiliza como modelo para su Coloquio de los perros) y Quevedo (inspirado en él para sus Sueños). En el resto de Europa, lo imitaron Swift, Bergerac y Voltaire.