Optimización del Rendimiento Deportivo: Velocidad, Principios y Adaptación Física
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La Velocidad en el Deporte: Fundamento del Rendimiento Atlético
La eficacia deportiva depende en gran medida de la velocidad de las acciones, es decir, el desplazamiento ejecutado en un tiempo mínimo. Puede estar referida a la acción de todo el cuerpo, entendida como velocidad de desplazamiento, o a la velocidad gestual. De esta manera, la velocidad se manifiesta como la capacidad física que permite realizar una acción en el menor tiempo posible, estableciendo la relación que existe entre el espacio recorrido y el tiempo empleado en recorrerlo, ya sea de todo o parte del cuerpo.
Tipos de Velocidad
- Velocidad de Reacción: Capacidad de responder rápidamente a un estímulo.
- Velocidad de Aceleración: Capacidad de alcanzar la máxima velocidad en el menor tiempo posible.
- Velocidad de Resistencia: Capacidad de mantener una alta velocidad durante un periodo prolongado.
Factores Determinantes de la Velocidad
- Factor Nervioso: El movimiento voluntario supone un recorrido nervioso desde los órganos sensoriales hasta el cerebro, influyendo en la rapidez de la respuesta.
- Factor Muscular: Determinado por las características de las fibras musculares y su velocidad de contracción. Las fibras rojas están mejor dotadas para soportar esfuerzos de larga duración, mientras que las fibras blancas están mejor inervadas y, por tanto, pueden contraerse a mayor velocidad, siendo cruciales para la potencia y la velocidad.
Principios Fundamentales del Entrenamiento Deportivo
Para lograr una mejora efectiva en la condición física y el rendimiento deportivo, es esencial aplicar una serie de principios metodológicos en la planificación del entrenamiento:
Principio de Multilateralidad
Todo proceso de entrenamiento, sea cual sea su objetivo, debe abarcar el mayor número posible de elementos y cualidades físicas (fuerza, resistencia, velocidad, flexibilidad, coordinación...). Solo así podremos conseguir una base sólida y versátil sobre la que edificar nuestra condición física específica para un deporte o actividad determinada.
Principio de Continuidad
Para que el desarrollo de las cualidades físicas sea efectivo y se mantengan las adaptaciones logradas, es necesario un entrenamiento continuado y regular. Las interrupciones prolongadas pueden llevar a la pérdida de las mejoras obtenidas.
Principio de Progresión
Tras una sesión de entrenamiento, el cuerpo se encuentra en un estado de fatiga. Sin embargo, tras un periodo de reposo adecuado, la recuperación de la capacidad funcional sube por encima de los niveles anteriores al entrenamiento (fenómeno de supercompensación), lo que significa que nuestra forma física es ligeramente mejor. Este principio implica aumentar gradualmente la carga de entrenamiento para seguir generando adaptaciones positivas.
Principio de Sobrecarga
Todo entrenamiento debe suponer un esfuerzo que desafíe al organismo para que sea efectivo. Este esfuerzo debe tener la intensidad adecuada para estimular adaptaciones sin caer en el sobreentrenamiento o el riesgo de lesiones. La carga debe ser superior a la habitual para provocar una respuesta adaptativa.
Principio de Especificidad
Si queremos mejorar un aspecto concreto de nuestra condición física, por ejemplo, la velocidad, nuestro entrenamiento debe ir dirigido hacia ejercicios y métodos que mejoren directamente esta cualidad específica. Las adaptaciones son específicas al tipo de estímulo aplicado.
Principio de Individualización
Cada organismo es un mundo diferente a los demás, con distintas capacidades, ritmos de adaptación y respuestas al entrenamiento. Lo que para unos es un estímulo efectivo, para otro puede ser insuficiente o excesivo. Por ello, el entrenamiento debe adaptarse a las características y necesidades individuales de cada deportista.
Leyes Clave de la Adaptación Fisiológica en el Deporte
Ley de Schultz (Ley del Umbral)
Todo sujeto posee un estímulo umbral óptimo, el cual provocará respuestas y adaptaciones positivas en el organismo. Si se aplica un estímulo por debajo de este umbral, no generará ningún tipo de respuesta ni adaptación significativa. Por otro lado, si el estímulo se ubica por encima del umbral óptimo, será excesivo para las capacidades del organismo, pudiendo provocar fatiga excesiva, lesiones e incluso sobreentrenamiento, al sobrepasar la capacidad de recuperación y adaptación del cuerpo.
Ley del Síndrome General de Adaptación (SGA)
Esta ley describe cómo el organismo responde al estrés físico y se adapta a él a través de tres fases:
- Fase de Alarma: Al romperse el equilibrio homeostático debido a un estímulo estresante (ejercicio), todos los sistemas del organismo se ponen en funcionamiento para hacer frente a la nueva situación.
- Fase de Resistencia: El organismo aguanta la acción del estímulo estresante, intentando mantener un cierto equilibrio y adaptarse a la carga. Durante esta fase, se producen las adaptaciones fisiológicas.
- Fase de Agotamiento o Adaptación:
- Agotamiento: Si el estímulo estresante es demasiado intenso o prolongado, o si no hay suficiente recuperación, el organismo no tiene más capacidad de aguante y puede sufrir un colapso, llevando a la fatiga crónica, lesiones o sobreentrenamiento.
- Adaptación: Si el estímulo es adecuado y se permite una recuperación suficiente, el organismo logra superar el estrés, se adapta y mejora su capacidad funcional, alcanzando un nuevo nivel de rendimiento.
Es fundamental dejar un tiempo determinado entre ejercicio y ejercicio para que el organismo se recupere adecuadamente y se produzcan las adaptaciones deseadas, evitando así el agotamiento y favoreciendo la supercompensación.