La Opinión Pública: Concepto, Influencia y Libertad de Expresión en la Sociedad
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La Opinión Pública
¿Qué es la Opinión Pública?
Se denomina opinión a una creencia o juicio que no implica ni certeza ni verdad absoluta. En filosofía, siempre se ha distinguido la certeza con la que se abraza la verdad de la sensación cambiante con la que se alberga una opinión. La opinión es lo que se piensa, se cree, en una mezcla de conocimiento, simpatía o antipatía, y otras emociones. Es una especie de pálpito más que una verdad bien fundada.
Sobre evidencias no hay opiniones, ni públicas ni privadas. Si se produce una gran nevada o hay un fuerte periodo de sequías, sobre eso no cabe opinión, porque son verdades de hecho, contrastables. Puede haber opinión, en cambio, sobre la imprevisión política al enfrentarse a esa sequía. Igualmente, sobre el número premiado con el Gordo de Navidad no hay opiniones: es el que es. Quien lo tiene, gana; quien no, pierde.
Cuando se hace una encuesta por las calles, se pide la opinión de la gente y esta contesta con lo que piensa, cree, con lo que le parece. No se busca rigor, porque a veces se pregunta por cuestiones muy difíciles a gente que no tiene por qué conocerlas a fondo. Otra cosa es cuando se pregunta a la gente sobre algo en lo que tiene experiencia directa o contrastada. Nadie a quien se pregunte si han subido los precios de forma especialmente notable desde la introducción del euro en 2002 tendrá dudas. Que han subido mucho no es una opinión, es una evidencia.
El término "pública" quiere decir aquí general y, de modo indirecto, mayoritaria. Pero es frecuente que la opinión esté fragmentada, que haya variedad.
Opinión Pública Real y Opinión Pública Mediatizada
La opinión pública real corresponde a lo que la gente, en su mayoría, piensa realmente, algo muy difícil de comprobar.
La opinión pública mediatizada es la que es presentada como dominante en los medios de información y comunicación. Esta última debería ser el reflejo de la real. Pero desde hace muchos años se sabe que no es así: los medios procuran recoger la opinión pública, pero en realidad la crean. Actualmente, para gran parte de la gente, la opinión equivale a convicción, a verdad, aunque sea algo cambiante.
La Ley de la Simplificación Emocional
Alimentar una verdad, convencer de una verdad, es un trabajo muy duro. Pero no así despertar o transmitir una opinión. Para esto no se necesitan argumentos, sino impresiones, sensaciones, emociones, tópicos más o menos disimulados, simplificaciones, incluso historietas.
Todo esto de acuerdo con una versión de la Ley del Mínimo Esfuerzo que puede formularse así: la opinión que cumple la Ley de la Simplificación Emocional se difunde en proporción geométrica, mientras que su oponente lo hace en proporción aritmética. Y es que la primera tiene a su favor la facilidad mental y la fuerza emocional.
Opinión Pública, Libertad de Información y de Expresión
El término comunicación alude a comunidad. Las explicaciones ideales sobre la sociedad de la comunicación afirman que los medios de comunicación cumplen la doble tarea de:
- Informar de forma veraz sobre los hechos y situaciones.
- Mostrar el pluralismo de opiniones.
El pluralismo de opiniones es una consecuencia de la libertad de expresión, de la libertad de cada persona de expresarse y de la forma que quiera. El derecho a la libertad de expresión es básico en democracia; es esencial conocer no solo la teoría sobre la libertad, sino la práctica real, su verdadero juego en la sociedad. En los regímenes no democráticos, la libertad de expresión está ausente.
Pero este pluralismo es limitado: los medios públicos tratan siempre mejor la actuación del gobierno que la de la oposición. Las empresas de comunicación que son de capital privado y buscan la rentabilidad y el beneficio presentan dos modalidades:
- Unas están interesadas solo en vender ejemplares.
- Otras tienen un interés específico en transmitir una determinada ideología.
Las empresas de opinión tienden a la concentración y a la extensión a varios campos. Por ese camino pueden darse grupos de fuerte poder mediático, económico y político. Es preciso un acercamiento crítico a la libertad de expresión y de información para que no se conviertan en palabras vacías, que no tienen que ver con la realidad.