Opciones de Tratamiento para el Cáncer de Pulmón: Cirugía, Radioterapia y Quimioterapia
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El tratamiento del cáncer de pulmón consiste en una combinación de técnicas: la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia. Cada una puede ser más eficaz dependiendo del tipo de cáncer que se padezca y la etapa en que se encuentre. El tratamiento depende de cuatro circunstancias clave:
- El tipo y grado de diseminación del tumor.
- El estado de salud general del paciente.
- El estado funcional de los diversos sistemas del organismo (corazón, hígado, riñón, etc.).
Tipos de Tratamiento para el Cáncer de Pulmón
Cirugía
La cirugía es la modalidad de tratamiento con más probabilidades de resultar curativa, por lo que se recurre a ella siempre que se pueda extirpar totalmente el cáncer y, además, el estado respiratorio del paciente tolere la eliminación de la porción de pulmón que se necesita extirpar.
Los cánceres microcíticos rarísima vez se operan, debido a que casi siempre se diagnostican en fase extensa, ya que solo la fase limitada es operable. La mitad de los cánceres no microcíticos de pulmón se pueden extirpar dada su extensión. Para lo cual es esencial que no exista metástasis y que los ganglios de la zona central del pecho estén libres de tumor, así como que el tumor no haya invadido estructuras inextirpables como la tráquea, la arteria aorta o las pleuras.
Existen diferentes tipos de resecciones quirúrgicas:
- Si el tumor está muy localizado, se puede extirpar una pequeña porción, lo que se le llama resección en cuña o segmentectomía.
- Si se extirpa un lóbulo, se llama lobectomía.
- Si se quita todo el pulmón, se habla de neumonectomía.
Tras la operación, el paciente permanecerá ingresado durante un par de semanas. Algunos necesitan fisioterapia respiratoria para recuperar la capacidad pulmonar. Después regresará a su casa con ciertas limitaciones. Entre las posibles complicaciones están:
- Hemorragias.
- Infección de las heridas.
- Neumonías.
Radioterapia
La radioterapia emplea radiaciones X para destruir las células cancerosas. El aparato que se utiliza se le denomina acelerador lineal, enviando los rayos solo a la zona afectada.
Este tratamiento a veces es el primario en aquellos pacientes que no pueden someterse a cirugía. En este caso, no se pretende curar, sino retardar la evolución de la enfermedad.
Se suele emplear para aliviar una obstrucción de las vías respiratorias debido al cáncer. También se utiliza para destruir las células que no se hayan podido extirpar con la cirugía, y puede aliviar los síntomas que produce el cáncer.
Quimioterapia
La quimioterapia es la primera opción en la mayoría de casos de cáncer de células pequeñas. Controla fácilmente los síntomas, que suelen ser muy acusados en esta clase de cáncer. Las curaciones son excepcionales y la mayoría de los casos recaen pasados uno o dos años.
En el cáncer de pulmón se suelen emplear una combinación de medicamentos quimioterápicos. Estos fármacos pueden administrarse por boca o por vena. Cuando llegan al torrente sanguíneo, se expanden por el organismo y actúan contra las células cancerosas, destruyéndolas. Es muy útil en cánceres que se han extendido a otras áreas.
La quimioterapia se puede administrar como tratamiento principal o como ayuda a la cirugía. En muchas ocasiones, la quimio se administra antes de la cirugía con la intención de reducir el tumor y allanar el camino al cirujano. Incluso algunos casos que son inoperables acaban siéndolo después de meses de quimioterapia. También es posible recibir quimio después de la cirugía. La razón es que se evita el porcentaje de recaídas y acaban curándose más pacientes a largo plazo. A esto se le conoce como quimioterapia adyuvante.
Los efectos secundarios más frecuentes son:
- Náuseas.
- Vómito.
- Pérdida de apetito.
- Pérdida de cabello.
- Llagas en la boca.
Junto a los medicamentos quimioterápicos, se emplean otros para reducir sus efectos secundarios.