Obstáculos a la Felicidad: Competencia y Envidia en la Sociedad Moderna

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Obstáculos a la Felicidad según Bertrand Russell

Bertrand Russell identifica varios obstáculos comunes a la felicidad:

  • La infelicidad Byroniana
  • La competencia
  • El aburrimiento y la excitación
  • La fatiga
  • La envidia
  • El sentimiento de pecado
  • La manía persecutoria
  • El miedo a la opinión pública

La Competencia como Obstáculo a la Felicidad

"La lucha por la vida" es uno de los principales obstáculos para la felicidad que los hombres señalan, y que no es otra cosa que la lucha por el éxito y por una posición social, ya que los individuos que lo afirman constituyen la clase media y alta de la sociedad; es decir, seguramente no les faltará el desayuno la mañana siguiente y su principal consigna sea deslumbrar a sus vecinos.

Bertrand Russell encuentra la raíz del mal en la importancia que se concede al reconocimiento y a la competencia como mayor fuente de felicidad, claro está, sin menospreciar las satisfacciones personales que produce el éxito, pero que solo constituyen un ingrediente más de la felicidad.

La educación ha jugado un papel importante. Hoy en día, los jóvenes se interesan más por estudiar una carrera con posibilidades económicas, cuando en el siglo XVIII una de las características del caballero era gustar y entender de literatura, música y pintura.

El placer ahora de los hombres ricos no es contemplar un cuadro, sino poseer una colección que le dé fama e impedir que otros ricos los posean.

Los placeres del espíritu, como la música, la lectura o una buena conversación, se han abandonado porque nadie gana dinero con ello:

El mal no es solamente individual, y un solo individuo no podría impedirlo en su propio caso aisladamente. El mal procede de la filosofía de la vida, generalmente aceptada, según la cual la vida es lucha, competencia y solo se respeta al vencedor.

La Envidia como Obstáculo a la Felicidad

Considera Bertrand Russell que una de las pasiones humanas más universales y profundas es la envidia, que en algunos casos es resultado de la fatiga y viceversa.

Un ejemplo muy común entre las mujeres es sentir envidia de una mujer que va mejor vestida que ellas, y es fácil lucubrar cualquier historia en su contra.

Cuando se vive en una sociedad altamente moralista, se envidia a quien se atreve a romper las reglas o tiene posibilidades de evadirlas.

Una de las posibles causas psicológicas de la envidia se produce en la niñez si los padres demostraron preferencia por alguno de sus hijos sobre otro o mostraron poco afecto hacia ellos.

La modestia, que mayormente se ha considerado una virtud, puede relacionarse con la envidia si se practica con exceso.

El odio que produce la envidia también es consecuencia de los tiempos modernos, en donde a través de los medios de comunicación se conoce de manera abstracta cómo viven los ricos, el odio y las diferencias raciales, etc. En muchas ocasiones, en lugar de promover la paz, se hace propaganda al odio y la enemistad.

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