Obras Maestras del Románico: Escultura y Pintura
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Escultura Románica
Pórtico de la Abadía de San Pedro de Moissac
Se trata de un pórtico abocinado, cuyas arquivoltas se decoran con motivos geométricos vegetales. Sin embargo, el interés reside en el tímpano, decorado con esculturas y presidido por el Pantocrátor, sedente, envuelto en una aureola y tocado con un nimbo crucífero. Este Cristo sostiene la Biblia con una mano y con la otra inicia la actitud de bendecir. Rodean la figura los símbolos de los evangelistas (Tetramorfos). En el resto del tímpano aparecen distribuidas de forma horizontal una serie de figuras que representan a los 24 ancianos del Apocalipsis. Estos ancianos adoptan diversas actitudes y dirigen su mirada hacia Cristo, lo que introduce movimiento en la composición. Este movimiento se ve incrementado por la línea curva que originan las nubes, que sirven como trono a los ancianos. Se ha acudido a una perspectiva jerárquica que hace que Cristo se nos muestre a una mayor escala. Un Cristo ejecutado en un relieve casi plano, que contrasta con el altorrelieve en el que están ejecutados los ancianos. Las figuras muestran una clara adaptación al marco y un sacrificio de la forma al fondo. En cuanto al tratamiento de los paños, tienen una forma bastante esquemática con pliegues muy geometrizados.
Duda de Santo Tomás (Monasterio de Santo Domingo de Silos)
Ubicada en una palestra del Claustro del Monasterio de Silos, el tema es que Tomás no cree en la resurrección de Cristo y este se le aparece mostrándole la herida de su costado para que introduzca su mano. La figura de Cristo ha sido ligeramente desplazada a un lado y está flanqueada por sus discípulos, dispuestos en forma escalonada. A pesar de este escalonamiento, no hay una preocupación por la perspectiva de fondo.
En cuanto al tratamiento de las figuras, se ha acudido a la perspectiva jerárquica para representar a Cristo. El resto de los discípulos, tocados con nimbo, apenas muestran rasgos individuales.
Pórtico de la Gloria (Catedral de Santiago)
Es una obra que incluso podemos calificar como protagónica. El Pórtico de la Gloria presenta una triple portada: la central nos muestra al Cristo en majestad y simboliza su triunfo. Los pórticos laterales están dedicados al Juicio Final y la ley de Moisés. La portada central la preside el Pantocrátor entronizado con las palmas vueltas hacia el espectador, mostrando sus llagas. Rodean la figura los evangelistas y sus símbolos (Tetramorfos). A un lado y a otro aparecen sus discípulos, y en las arquivoltas, los 24 ancianos del Apocalipsis. Esta portada central tiene un parteluz donde aparece la figura de Santiago levantada sobre el árbol genealógico de Cristo. Las jambas presentan una abundante decoración escultórica en la que se nos muestra el apostolado. Es aquí donde se consigue la culminación del proceso de transición, pues no solo las figuras se nos muestran charlando, sino que incluso muestran una expresión sonriente. En el tratamiento de los paños, observamos una técnica similar a la romana.
Pintura Románica
Decoración del Ábside de San Clemente de Tahull
Presenta al Cristo de Majestad (Pantocrátor) sedente, tocado con nimbo crucífero y sosteniendo con una mano la Biblia, con la inscripción “Ego sum lux mundi” (“Yo soy la luz del mundo”), mientras que con la otra mano indica la actitud de bendecir. A un lado y a otro, Alfa y Omega. Flanqueando al Pantocrátor, 4 ángeles que nos presentan los símbolos de los evangelistas (Tetramorfos). En un registro inferior, bajo arcos de medio punto, una serie de santos que conocemos porque sobre ellos aparece el nombre correspondiente.
En cuanto al tratamiento de las figuras, resulta impresionante la figura del Pantocrátor, con los ojos desmesuradamente abiertos y una expresión que asusta. El pelo y la barba aparecen simétricamente perfectos, ya que en la pintura románica la simetría es símbolo de perfección. Un Cristo que presenta una estructura muy geometrizada, tiene forma de triángulo roto solo por esa mano en actitud de bendecir, pero que es contrarrestada con el blanco del libro. De cintura para abajo, adopta forma de trapecio. El color resulta espléndido, con tonos azules, amarillos, rojos y con un dibujo de contorno firme. El Cristo presenta leves impactos de color en el mentón, en las mejillas y la frente para dar sensación de volumen. El fondo se organiza a base de 3 manchas de color, que para muchos simboliza la Trinidad.
Esta obra es importante porque en ella concurren 3 influencias: bizantina, en la disposición de la figura del Pantocrátor; árabe, por el dibujo caligráfico; y mozárabe, puesta de manifiesto en esa mirada de ojos desmesuradamente abiertos.