Obras Maestras del Renacimiento: Última Cena y Escuela de Atenas

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La Última Cena de Leonardo da Vinci

Esta pintura fue realizada por Leonardo entre 1497 y 1498 en el refectorio de la iglesia dominica de Santa María delle Grazie, en Milán, por encargo de Ludovico Sforza, conocido como "el Moro", quien gobernaba la ciudad. Es la única obra mural que ha sobrevivido del artista, pintada con una técnica mixta de témpera y óleo sobre yeso seco, a diferencia del fresco tradicional, diseñada para permitir retoques durante un periodo más largo que el habitual, lo que provocó que la obra se deteriorara.

En La Última Cena, Leonardo representa el momento en que Jesús revela a sus discípulos que uno de ellos lo traicionará ("En verdad os digo que uno de vosotros me entregará"), con la intención de ilustrar su teoría de los "mecanismos o movimientos del ánimo" (il moto dell' anima), es decir, las distintas reacciones y gestos de los discípulos provocadas por las palabras de Jesús. El tema también simboliza la institución de la Eucaristía, pues Cristo señala el pan y el vino que tiene frente a él en la mesa.

Desde el punto de vista compositivo, destaca la figura central de Cristo, realzada por el brillante paisaje de fondo, hacia donde todas las líneas de fuga convergen. Los apóstoles no están alineados de manera rígida, sino que se agrupan en tríos y se relacionan entre ellos mediante gestos que comunican sorpresa o indignación.

La Escuela de Atenas de Rafael

La Escuela de Atenas es un fresco pintado por Rafael entre 1509 y 1510, ubicado en la Estancia de la Segnatura del Vaticano. Esta estancia fue decorada con cuatro frescos que representan distintas ramas del saber: Filosofía (La Escuela de Atenas), Teología (La disputa del Sacramento), Poesía (El Parnaso) y Jurisprudencia (Las Virtudes). El fresco de la Escuela de Atenas destaca por su gran tamaño y por su innovadora composición, organizada con una arquitectura pintada inspirada en modelos bramantescos.

El centro de la escena está ocupado por Platón y Aristóteles, con Platón representado como Leonardo da Vinci, señalando el cielo, mientras Aristóteles señala la tierra. A su alrededor se agrupan diversos filósofos y científicos de la antigüedad, entre ellos Sócrates, Alejandro Magno y Diógenes el Cínico. En primer plano, figuran Epicuro, Pitágoras, Averroes, Parménides y Heráclito, este último representado como un retrato de Miguel Ángel. A la derecha, Euclides, Ptolomeo, Zoroastro y varios otros personajes, incluido un autorretrato de Rafael.

La obra refleja la influencia de Miguel Ángel, especialmente en la diversidad de posturas y el uso de colores brillantes. Fue pintada casi simultáneamente con la bóveda de la Capilla Sixtina, lo que muestra la interacción de estilos entre ambos artistas.

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