Obras Maestras de la Música Clásica: Explorando las Emociones

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Concierto para Violín y Orquesta en Mi Menor, 1er Mov. - Mendelssohn

Este concierto para violín, escrito en mi menor (op.64), es la última gran obra orquestal del compositor alemán Felix Mendelssohn-Bartholdy. Es uno de los conciertos para violín más populares e interpretados de todos los tiempos, con una duración aproximada de media hora. Es una composición titánica, atlética y virtuosística.

El primer movimiento comienza con una entrada inmediata del violín solista, en lugar de un tutti orquestal. Tras una bravura de rápidas notas descendentes, el tema inicial es retomado por la orquesta. Luego, una frenética transición cromática acompaña la disminución de la música y modula a un segundo tema, en sol mayor, mucho más tranquilo. La melodía es interpretada inicialmente por los vientos, con el solista proporcionando un pedal sobre un sol al aire. Tras una corta coda, concluye la exposición del primer movimiento, donde la melodía es interpretada por el propio solista. Los dos temas iniciales se combinan en el desarrollo, donde la música evoluciona hasta alcanzar una innovadora cadenza (escrita, ya que Mendelssohn no quería que se improvisara). En esta cadenza, la velocidad aumenta a través de cambios rítmicos de corcheas a tresillos, hasta llegar a semicorcheas (que requieren rápidos rebotes de arco por parte del violinista). Sirve como enlace para la recapitulación, donde la melodía inicial es interpretada de nuevo por la orquesta, acompañada por los continuos rebotes arpegiados del solista. En esta recapitulación, los temas iniciales se repiten junto con el segundo tema, interpretado en mi mayor, para luego volver a mi menor y alcanzar el final del movimiento.

La música gana velocidad en la coda, marcada presto, y el movimiento acaba con una variación del pasaje de la transición cromática.

Sinfonía Fantástica, 4º Mov. "Marcha al Suplicio" - Berlioz

La Sinfonía Fantástica, op.14, de Hector Berlioz, subtitulada 'Episodio de la vida de un artista' (sinfonía autobiográfica), se estrenó en París en 1830. Rompió las fronteras del lenguaje musical de su tiempo; tiene cinco movimientos (en lugar de los cuatro habituales), cada uno titulado en referencia a la escena que lo inspira: Ensueños, pasiones, Un baile, Escena en el campo, Marcha al suplicio y Sueño de una noche de aquelarre. Otra característica es que cuenta con un programa detallado que describe el entorno literario donde se desarrollan los acontecimientos musicales, inaugurando así la música programática.

Berlioz la compuso a raíz de un enamoramiento por una actriz irlandesa, cuyo amor no correspondido es un paradigma del romanticismo musical. El amor del músico se expresa mediante una idea melódica fija que aparece bajo distintas formas, a modo de leitmotiv wagneriano (Berlioz fue un precursor importante). Este leitmotiv representa a la mujer amada.

La sinfonía posee un argumento muy detallado, por eso es uno de los mejores ejemplos de música programática. Cuenta la historia de un joven músico desesperado, que se envenena con opio y tiene un largo sueño, en el que las pesadillas sobre su amada son incesantes (Ensueños, pasiones). En el segundo movimiento, Un baile, evoca la música de un baile donde vislumbra a su amada entre los giros de la danza. En el tercero, Escena en el campo, dos pastorcillos entonan una melodía para llamar a las vacas. Todo es tranquilidad hasta que la amada aparece de nuevo, provocando la inquietud del héroe. En la Marcha al suplicio, sueña que ha asesinado a su amada y que ha sido condenado a muerte. La procesión se mueve a ratos tenebrosa y otros magnífica, durante la cual el torpe sonido de pesados pasos es seguido abruptamente por un momento de silencio, el último pensamiento de amor cortado de golpe por la muerte. El movimiento final, Sueño de una noche de aquelarre, es una salvaje orgía de una celebración demoníaca, donde la imagen de la amada parece una burla. Las campanas de la muerte se oyen por encima del himno 'Dies Irae' del juicio final y se mezclan con la danza.

La orquesta incluye campanas, címbalos, tubas, dos arpas, y exige, al menos, cincuenta y cinco instrumentos de cuerda.

El cuarto movimiento, el más aterrador de la sinfonía, presenta una textura polifónica y está escrito en 2/2 y en sol menor. El tiempo es allegretto non troppo, y dentro del mismo movimiento se pueden discernir cuatro cuadros explicativos:

  • 1ª Sección: Marcha sombría, poderosa, adosada al misterio lúgubre, protagonizada por el fagot y las cuerdas graves. Introducción de 16 compases, tenebrosa y oscura (timbales, cellos, contrabajos, cornos graves y pesados, tocan pianissimo solemnemente). Hay un crescendo siniestro, y un redoble de timbales remata en el estallido final de un acorde de sol de todos los instrumentos fortissimo. El tema de la marcha lo interpretan violonchelos y contrabajos en forte, y un diminuendo representa la marcha del encadenado. Luego, un solo de fagot enriquece el tema; los timbales vuelven y los violines ejecutan la sombría marcha. A continuación, los vientos interrumpen a los violines, y se sucede un vaivén de melodía y protagonismo entre vientos y violines. Una breve pausa tras un gran crescendo explosivo permite a los violines y fagotes interpretar la melodía, para después, en otro tenebroso crescendo, volver al tema de la marcha, brillante y solemne.
  • 2ª Sección: Acercamiento inexorable al cadalso. Marcha explosiva, vigorosa y majestuosa por su intensidad, que crea un momento culminante con los vientos en fortissimo. Nos conduce a un pasaje en el que las cuerdas tocan una siniestra melodía, interrumpidas por explosiones de los vientos, los platillos y los timbales, creando una tensión insoportable. Luego, comienza un diálogo entre los vientos y las cuerdas, respondiéndose cada vez en crescendo y diminuendo, a lo que le sigue un explosivo acorde de vientos y un aterrador glissando descendente de los violines (momento de la llegada del condenado al cadalso). Tras una transición súbita, se hace el silencio; la multitud observa al condenado, la orquesta se calla.
  • 3ª Sección: La ejecución. Un clarinete en pianissimo interpreta el leitmotiv de la amada. Es el último pensamiento del condenado, dirigido a la mujer que amó. Este pensamiento, interpretado por el clarinete, es súbitamente interrumpido por el golpe fatal: un seco acorde de sol que representa la caída de la guillotina.
  • 4ª Sección: Alegría de la multitud al ver cumplido el castigo del reo. Coda majestuosa, con timbales y redoble de tambor, y fortissimo de la orquesta. Las últimas notas son interpretadas por el viento y sostenidas por los ataques de las cuerdas y la percusión, hasta el sonoro acorde de tónica que concluye este final explosivo, aterrador y dramático.

Estudio Op.10, Nº3 - Chopin

Escrito en mi mayor, es una obra para piano solo, compuesta por Fryderyk Chopin. También es conocido como "Tristesse". Es un estudio con un tempo lento cantabile, en el que la mano derecha debe mantener su tono melódico al mismo tiempo que ayuda con el acompañamiento.

Este estudio se aleja de los demás estudios de Chopin en su tempo, y supone también la salida del virtuosismo técnico que exigían sus otros estudios. Este se centra más en el fraseo melódico y en el aire legato de la interpretación. Ha sido clasificado como poema sinfónico para piano por algunos críticos, y está considerado como una muestra de calidad del amor de Chopin hacia la ópera romántica y Polonia.

Este estudio es bastante sencillo en su estructura, con un tema inicial, una variación y una vuelta final al tema inicial. El primer tema se basa en que la mano derecha toque la lenta melodía junto con el bajo Alberti. La mano izquierda debe hacer garbosos saltos y establece las bases armónicas, sin dejar lugar para la ambigüedad en el tema. Chopin renunciaba a un tempo asediado con distintos pulsos, porque esto también destruía el significado del tiempo de 2/4.

La variación central del estudio es donde éste se hace más difícil técnicamente. Aunque sigue en mi mayor, esta sección (larga secuencia de séptimas disminuidas y tritonos) está plagada de alteraciones y síncopas que la hacen difícil. La arrolladora variación se funde a veces con el ritmo suave y tierno del tema principal. La coda comienza con un restablecimiento de ese tema principal. Esta es la sección B. Todos estos recursos armónicos y rítmicos generan la tensión en el momento central de la obra. Todo se explica por la original forma in prontu invertida, situando la tensión en el tema apacible y lírico.

Sueño de Amor, Nº 3 - Liszt

Liebesträume; Drei Notturni, son tres obras, nocturnos, escritos por Franz Liszt para piano solo, publicadas en 1850. Estos tres Liebestraume (Liebe = amor, Träume = sueño) fueron concebidos como canciones; aparecieron dos versiones como un conjunto de canciones para voz soprano y piano, como transcripciones a cuatro manos.

El tercer nocturno es el más famoso, trata el amor incondicional maduro. Está escrito en la bemol mayor, y se inicia en poco allegretto, aunque luego va creciendo. Responde a una forma primaria estrófica, con variaciones, interrumpidas por cadencias virtuosísticas: A-cad-A'-cad-A''-final. Puede considerarse que está dividido en tres partes, separadas por una rápida cadencia que exige bastante destreza y una gran habilidad técnica. Se utiliza la misma melodía a lo largo de toda la pieza, aunque cambia cada vez, especialmente en la mitad de la obra, cuando se alcanza el momento culminante. Al final, se va apagando en una sección final mucho más lenta, con acordes y lentos arpegios, que culminan en un acorde roto tocado muy lentamente, como si fueran notas sueltas.

Responde a un plan emotivo muy controlado, iniciado desde el lirismo del tema y acrecentado en su intensidad expresiva en la segunda exposición. Momento en el cual se produce el clímax emotivo de la pieza, para diluirse poco a poco en la última aparición del tema principal, en el cual la melodía se disgrega hasta el silencio.

Sinfonía Nº3, 3er Mov. - Brahms

Brahms evitó el poema sinfónico, prefiriendo en su lugar las formas clásicas como la sinfonía. Su admiración por las formas tradicionales se refleja en sus cuatro sinfonías, en las que la forma sonata tiene una presencia fundamental. Del mismo modo, sus segundos movimientos recurren a la forma lied y los terceros al scherzo.

La Tercera Sinfonía es su obra maestra, de 1883, y supone el alejamiento de la influencia beethoveniana que se percibe desde el inicio de la expresión triunfal del allegro, dirigiéndose hacia un final, en el último allegro, en un acorde pianissimo en fa mayor. Uno de los motivos principales para realizar esta sinfonía fue la transcripción musical de las iniciales de una frase suya: "Frei aber froh", es decir, F-A-F, en nuestra notación fa-la-fa.

Es un scherzo de carácter melodioso y melancólico. La estructura parte del tema Poco Allegretto, que es presentado por los violonchelos y sostenido por la cuerda. Aquí nos encontramos inmersos en uno de esos allegrettos típicos de Brahms, caracterizados por el color, de medias tintas, de la irónica concatenación de las ideas. Se trata de un movimiento delicado, lírico, afable y melódico a la vez. La primera parte es vistosamente melódica; la segunda idea, más lírica y añorante, no aporta signos de contraste. Igualmente aplicable al trío, con el espíritu de una danza lenta.

Peer Gynt "La Mañana" - Grieg

Peer Gynt, op.23, es música programática de Edvard Grieg, para la obra homónima de Ibsen. A partir de esta obra, Grieg compuso dos suites orquestales, las más conocidas debido a su belleza melódica y tono evocador. Está basada en las andanzas de Peer Gynt, un personaje ambicioso y extraordinariamente imaginativo, que recorre el mundo protagonizando fantásticas aventuras.

La mañana es la pieza de apertura de la primera de las suites de Peer Gynt. Este fragmento describe un amanecer en el desierto de Egipto, pero la música está más próxima al bucólico paisaje noruego. Así, la flauta expone en primer lugar la dulce melodía principal y después el oboe, iniciándose un diálogo entre ambos, hasta que la cuerda ejecuta el tema con grandiosidad. Finalmente, la trompa lo repite con suavidad, iniciando un lento declive que concluye con el desvanecimiento de las notas en el aire, como si el amanecer se viese trocado en atardecer sobre las aguas del mar noruego.

Es uno de los más grandes logros de música descriptiva. El empleo de la madera dibuja bandadas de pájaros en vuelo sobre verdes montañas, mientras que el crescendo orquestal representa al sol emergiendo rojizo en el horizonte. El único fallo de Grieg fue que la acción se sitúa en el norte de África y parece que describe uno de los paraísos del norte de Europa.

El Príncipe Igor "Danzas Polovtsianas" - Borodin

Es el fragmento más conocido de la ópera El Príncipe Igor de Alexander Borodin. Es uno de los más bellos ejemplos de música nacionalista de tema histórico. A menudo se interpreta como una pieza independiente. Desde 1869 hasta su muerte, Borodin dedicó su tiempo a la composición de esta ópera, que dejó inacabada y fue completada por Rimski-Korsakov y Glazunov.

Tiene influencias de la música popular rusa, que ya había experimentado Glinka; y también influencias de la ópera francesa e italiana (por su estructura y forma de las arias). La orquestación tiene una gran riqueza tímbrica. Las danzas son interpretadas con un coro, y estas no incluyen la Marcha Polovetsiana que abre el Acto III, pero la obertura, las danzas y la marcha de la ópera han sido ejecutadas juntas para formar una suite de El Príncipe Igor.

El príncipe Igor parte con su hijo Vladimir a la guerra contra los polovtsianos del kan Kontchak. Igor y Vladimir son hechos prisioneros por el kan, y Vladimir se enamora de la hija de éste. Finalmente, Igor logra huir y volver a casa, donde es recibido con alegría, y Vladimir se queda en Polovtsi.

Estas danzas polovtsianas suceden en el Acto II de la ópera. En la primera destaca una melodía llena de añoranza, que cierra el segundo acto de la ópera. El kan de Polovtsi trata a los prisioneros con hospitalidad y les ofrece como distracción esta danza. Representa simbólicamente el mundo civilizado del príncipe Igor, con melodías bien fraseadas, diatónicas y el canto suave y melodioso de las voces femeninas.

La segunda, protagonizada por el clarinete en un registro agudo, es bailada por guerreros en ritmo rápido. Tiene un carácter rapsódico, oriental y belicoso. Representa el mundo guerrero de los polovtsianos.

La percusión introduce una nueva sección con coro de alabanza al kan. Una rápida danza de jóvenes en compás de 6/8 se alterna con pasajes bailados que desarrollan los temas musicales anteriores para desembocar en un final espectacular, que reúne al coro (voces masculinas como descripción de ese mundo) y los danzantes.

Cascanueces "Vals de las Flores" - Tchaikovsky

El ballet El Cascanueces, con música de Piotr Illich Tchaikovsky, coreografía de Lev Ivanov, y libro de Marius Petipa, está basado en el libro de cuentos de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, titulado "El Cascanueces y el Rey de los ratones". Sin embargo, el argumento del ballet deriva de una adaptación de Alejandro Dumas. Es un ballet en dos actos y tres escenas.

En el argumento, encontramos a Clara, una niña a la que en el día de Navidad le regalan un muñeco cascanueces. Esa noche, mientras duerme, un ejército de ratones entra en el salón, pero los juguetes cobran vida y se enfrentan a los ratones. Clara ayuda a Cascanueces cuando este va a sucumbir. Cascanueces se convierte entonces en un príncipe que lleva a Clara a Confiterimburgo, país de los dulces, donde el Hada de Azúcar organiza una fiesta para ella.

El vals de las flores es uno de los valses más bellos y románticos escritos por Tchaikovsky. Compuesto en forma ternaria, consta de una introducción que conduce, con un solo de arpa, a la primera sección protagonizada por las trompas, las respuestas del clarinete y un segundo tema de la cuerda. La repetición de esta primera sección conduce a la segunda, protagonizada por las maderas y la cuerda. Cuando esta se vuelve a repetir, se redondea en una extensa coda final que hace uso de la mayoría de los motivos musicales utilizados con anterioridad. La obra acaba de una manera muy brillante, con un crescendo asombroso.

La Canción de la Tierra "De la Juventud" - Mahler

Es un ciclo de seis canciones para contralto, tenor y orquesta, compuesto por Gustav Mahler. Constituye una obra magistral de inicios del siglo XX, ejemplo de música mixta para orquesta sinfónica y voces. Mahler encontró su sombrío estado de ánimo (provocado por la muerte de su hija y su enfermedad) reflejado en una colección de antiguos poemas chinos, y decidió incluir algunos de ellos en una sinfonía de seis canciones.

Temiendo componer una 9ª sinfonía, creó este ciclo de canciones que se parecían a sinfonías anteriormente compuestas por él mismo.

En La canción de la tierra, el compositor desarrolla al máximo las posibilidades del lied. Esta obra conmueve por su sensibilidad y melancolía, y Mahler mismo dijo que era "lo más personal que hasta entonces he hecho".

En este híbrido de lieder y sinfonía, dos movimientos (de considerable extensión, complejidad y fuerza emocional) encuadran cuatro movimientos más ligeros y delicadamente instrumentados. La obra se cierra con un extenso movimiento final, en el que se reflexiona resignadamente frente a la muerte.

Este lied para voz solista y orquesta pertenece al tercer movimiento de La canción de la tierra. De la juventud es un hermoso cuadro chino entretejido en la textura cultural más profunda de la obra. En la orquesta, además de la cuerda y el viento, se añaden instrumentos como el glockenspiel, la celesta, la mandolina y dos arpas.

La “novena sinfonía” es deudora de todas las melodías que componen el ciclo de La canción de la tierra, por eso tiene el mismo sobrenombre que éste. Cabe destacar el sonido sinfónico, exuberante, compacto y expresivo en el cual emergen los instrumentos solistas en la ejecución de las melodías (viento madera, oboe).

Preludio a la Siesta de un Fauno - Debussy

Prélude à l'après-midi d'un faune, está basado en un poema bucólico de Stéphane Mallarmé (ilustrado por el pintor postimpresionista Manet), coreografiado por Sergéi Diágilev y música de Claude Debussy. Presentó muchas novedades, siendo así la primera obra impresionista, con un nuevo lenguaje musical basado en 'descargar tensión' sentimental a la expresividad musical. De esta forma, consigue una evocación sensorial, atmosférica, como la naturaleza en estado puro.

La orquestación peculiar que presenta, tiene solamente 3 flautas, 2 oboes (un corno inglés), 2 clarinetes, 2 fagotes, 4 trompas y 2 arpas más la cuerda; buscaba una sonoridad tenue, etérea y vaporosa. También destaca la estructura de la composición: seis partes de longitud desigual dominadas por el solo de flauta inicial (trés modéré), y a su vez, el ritmo de la melodía resulta muy difícil de percibir, dada la amplia gama de valores distintos para las notas. La flauta está presente en todo momento.

En la segunda parte, se presenta un segundo motivo en el oboe, que conduce a una atmósfera de mayor animación. En la tercera, clarinete, oboe y cuerda presentan un elemento melódico nuevo, de gran emotividad y lirismo. La cuarta parte retoma el primer tema transformado rítmicamente. Después el tema se reexpone y se esquematiza en una especie de coda final. Debussy se aparta de la estética establecida, de cualquier obligación tonal, y toma a su antojo los recursos para expresar la impresión que le provocó el poema de Mallarmé.

Usa diversos recursos musicales, tales como escalas orientales, pentatónicas, hexátonas, modos griegos, una nueva concepción de las escalas mayores y menores, un sonido musical difuminado… que crean la imagen del sueño del fauno, además de un carácter hipnótico y sensual en toda la obra. Lo que trata de transmitirnos el compositor es un reflejo de la esencia misma de la naturaleza mediante las armonías que estimulan la imaginación.

Gymnopédies Nº1 - Satie

Las Gymnopédies son tres piezas para piano ligeras, pero atípicas, que desafían deliberadamente numerosas reglas de la música clásica y contemporánea. Este rechazo por las convenciones es poco perceptible ya que la música es llevada por una fuerte carga emocional y elegancia de la narración.

Los tres fragmentos están escritos en 3/4 y tienen todos un tema y una estructura similares. Son piezas etéreas (con ciertas conexiones con el impresionismo francés) a veces consideradas como precursoras del Ambient. Satie creó el término de musique d'ameublement, música accesoria, para definir algunas de sus obras, aunque no lo aplicó a sus Gymnopédies, pero posteriormente se ha considerado que sí que lo son.

Fue después de que Satie leyera Salambó de Gustave Flaubert, cuando tuvo la idea de crear piezas para piano inspiradas en los bailes de la antigüedad griega (hacen la recreación de bailes de la etapa arcaica). Satie eligió el término de gymnopédies que designa una danza de jóvenes bailarines desnudos de Esparta.

En la Gymnopédie nº 1, Lent et douloureux, la melodía flota suavemente sobre un acompañamiento constante de ritmos de corto plazo, tan expresivos como transparentes. Su sencillez y franqueza de maestría disimulan sus disonancias aparentes.

La originalidad reside en la fuerza del lenguaje y la sencillez extrema. Se ha llamado "estilo desnudo" a estas piezas por la economía de medios en los recursos musicales. La sensualidad estática y profundamente arcaica se produce por dos causas: primera, el acompañamiento repetitivo e invariable basado en la figura breve (nota y acorde); y segunda, la melodía arcaista y modal, que repite un recurso de negras muy fraseadas.

La Verbena de la Paloma (Seguidillas) - Bretón

También llamada El boticario y las chulapas y celos mal reprimidos, es una zarzuela en un acto, denominada sainete lírico, con libreto de Ricardo de la Vega y música de Tomás Bretón. Su título hace referencia a las fiestas madrileñas de agosto, cuando se celebra la procesión de la Virgen de la Paloma.

Se estructura en un solo acto, dividido en tres cuadros, siendo una zarzuela del género chico, de corta duración. Cada cuadro tiene decorado y escenificación diferentes, siendo el primero de duración más breve y el segundo el más extenso, para llegar al tercero, que apenas tiene números musicales. En la obra aparecen personajes tan entrañables y recordados como las chulapas, el sereno, los guardias, el boticario…, además de otros como Don Hilarión, Don Sebastián, la tía Antonia, personajes muy característicos del viejo Madrid del siglo XIX.

En las Seguidillas encontramos un ritmo ternario, y un movimiento animado, con acompañamiento de castañuelas, guitarras, bandurrias, laúd, almirez y botella de anís con llave, dulzaina y tamboril (mucha percusión e instrumentos típicos). En compás de 3/4 o 6/8, está distribuido en estrofas de cuatro versos alternativos de siete y cinco sílabas con asonancia en los pares, seguidas de estribillos de tres versos de cinco sílabas el primero y tercero, y de siete el segundo.

El contenido de sus letras suele ser amoroso, pero también las hay de temática pícara o jocosa. Se baila por parejas mixtas, que forman un círculo y se van cambiando de parejas. La textura, melodía acompañada, se va densificando poco a poco, dentro de su sencillez. La obra es interpretada por voces de soprano y tenor, acompañados por orquesta.

La Seguidilla repite una secuencia rítmica ternaria, basada en la sucesión continua de corchea y doble semicorchea. Musicalmente, se basa en un único tema musical, expuesto por las voces masculinas y respondido por las femeninas. Los barones buscan la seducción de las mozas de la verbena (con el mantón). Y las mujeres exigen regalos.

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