Obras Maestras del Arte: Del Renacimiento al Barroco
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David de Bronce
Donatello
El primer desnudo realizado en bronce a tamaño natural desde la Antigüedad. La escultura representa a David tras haber decapitado a Goliat. El joven se apoya firmemente sobre su pierna derecha y tiene la izquierda flexionada sobre la cabeza de Goliat. La mano derecha sujeta la espada. La cabeza, cubierta con el petaso, está levemente girada. Este forzado contrapposto de las diferentes partes del cuerpo produce un juego de fuerzas tenso, pero armónicamente equilibrado. La composición se ajusta a un esquema en “S” muy praxiteliano. David muestra una actitud reflexiva, y su rostro expresa dulzura. El tema del David volverá a aparecer posteriormente en Verrocchio, Miguel Ángel y Bernini, escultores que harán diferentes interpretaciones del tema.
Piedades del Vaticano
Miguel Ángel
Es la única obra firmada por el artista, cuyo nombre aparece en la cinta que cruza la túnica de la Virgen. El tema de la Piedad era corriente en la Edad Media para la decoración de las capillas funerarias, al referirse a la Redención de la Humanidad por la fe y el sacrificio de Cristo. El artista representa el momento en que el Hijo muerto descansa en el regazo de su Madre. Miguel Ángel capta la profunda emoción de ese momento sin expresar un dolor desgarrado, sino una emoción contenida y una aceptación serena que se refleja en los rostros. El artista inscribe las dos figuras en una composición piramidal que dota al grupo de un gran equilibrio, con el torso ligeramente girado. Los ejes de las dos cabezas siguen direcciones casi perpendiculares y el brazo inerte de Cristo se contrapone al de su Madre. Los ropajes de la Virgen presentan pliegues profundos creando fuertes contrastes de luz y sombra que enmarcan el cuerpo de su Hijo en el que se concentra suavemente la luz. En la zona del pecho los ropajes se pegan al cuerpo de la Virgen para revelar las formas humanas. El artista demuestra un dominio de la técnica ya que esculpir el mármol entraña gran dificultad. Un loco atacó la escultura con un martillo dañando con quince golpes el rostro de la Virgen principalmente. La obra estaba restaurada un año después.
La Trinidad
Masaccio
La escena se desarrolla en un marco arquitectónico ficticio. Un arco de medio punto sobre columnas de orden jónico da acceso a una capilla simulada, cubierta por una bóveda de cañón decorada con casetones. Dos pilastras de orden corintio sobre las que descansa el entablamento cierran esta arquitectura. Se trata de la primera obra pictórica en la que se aplica el uso de la perspectiva lineal. Se crea así una falsa sensación de profundidad, reforzada por la articulación de la escena en tres planos diferentes:
- En primer término, los comitentes;
- En segundo término, a ambos lados de la Cruz, la Virgen y San Juan;
- Detrás de la cruz, la figura de Dios Padre.
En la composición de la escena destaca con claridad el eje de simetría constituido por la figura de Jesucristo crucificado. Toda la escena se inscribe en un triángulo. La Trinidad es una pintura mural realizada al fresco. El artista utiliza colores cálidos que a través del modelado dan volumen a los personajes. El tratamiento de las figuras destaca por su monumentalidad y su carácter solemne.
El Nacimiento de Venus
Botticelli
El nacimiento de Venus es la primera pintura de tema mitológico que nos encontramos desde la Antigüedad. Botticelli representa en esta célebre obra no el nacimiento de Venus, sino el momento en que la diosa flotando en el mar sobre una concha llega a la playa, empujada por Céfiro, viento del oeste al que abraza su esposa Cloris, entre una lluvia de rosas. Su soplo la empuja hacia la isla de Citerea, consagrada al culto de la diosa. Venus, aparece representada como Venus Púdica, cubriéndose con sus largos cabellos. El eje de la composición lo marca la figura de Venus. Las figuras se dibujan con nitidez, aunque hay incorrecciones anatómicas en los cuerpos de Céfiro y Cloris o en el tratamiento del cuello y el hombro de la diosa. La concepción de la pintura para Botticelli es más poética que científica o matemática. De ahí el profundo lirismo y la atmósfera de melancolía e irrealidad que envuelve a sus cuadros. La obra, con una lectura neoplatónica, representa el triunfo del Amor en la Naturaleza. La verdadera belleza es la del espíritu. La obra está llena de símbolos: las rosas que caen sobre la diosa hacen referencia al amor, pero también al dolor en las espinas; la concha nos remite a la fertilidad y la guirnalda de mirto que lleva la primavera simboliza amor eterno.