Obras Imprescindibles del Siglo XX: Ionesco, Hemingway, Fitzgerald, Beckett y Faulkner
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Eugene Ionesco: Rinoceronte
Rinoceronte es una de las obras más destacadas de Ionesco, junto a La cantante calva, Las sillas y El rey se muere. Sitúa al espectador ante una sucesión de imágenes escénicas de alcance simbólico: las calles de una pequeña ciudad están siendo aterrorizadas por un rinoceronte que, en realidad, es un hombre transformado en bestia. Esta metamorfosis, de evidente deuda kafkiana, alcanza progresivamente a todas las personas del lugar, ganadas por el egoísmo, la hipocresía, el afán de dominio y la violencia. Solo Berenguer, por su gran humanidad, queda a salvo, aunque, al sentirse solo, está tentado a seguir a los demás. Esta obra incluye una crítica a los gregarios, a los que tienen la necesidad de seguir a la masa, a la mayoría; la necesidad de refugiarse permanentemente en los demás.
Ernest Hemingway: Aventura, Peligro y Amor en su Obra
Teniendo en cuenta que su obra debe mucho a su vida aventurera (viajero empedernido, herido de guerra, corresponsal de prensa por todo el mundo, militante antifascista, enamorado de la caza en África, mujeriego, taurino apasionado que se pegó un tiro al final de su vida, ya enfermo), sus personajes, en general, participan de la tradición por el peligro que siente el autor y de su predisposición al amor y el goce físico. Muchos de ellos mueren en medio de un mundo violento y desafían al destino, aunque sientan miedo a lo desconocido. Su novela Por quién doblan las campanas está ambientada en la Guerra Civil española y es un canto al espíritu de sacrificio y a la solidaridad. El viejo y el mar y Las verdes colinas de África contribuyeron a que recibiera el Premio Nobel de Literatura en 1954.
F. Scott Fitzgerald: El Gran Gatsby y la Generación Perdida
Escritor norteamericano aficionado a las fiestas, los hoteles de lujo y la bebida, acabó arruinado y hundido en el alcoholismo. Nacido en el seno de una modesta familia de origen irlandés, gracias a una tía suya pudo estudiar en colegios de élite. Fascinado completamente por el dinero, estuvo muy influenciado por su mujer, Zelda, que en 1930 sufrió en París un violento ataque de locura que marcó enormemente al escritor. En su escritura se aprecia una poética desilusión, una gran capacidad para adivinar los desenlaces de las falsas felicidades que nos prometen. Alcoholizado y con Zelda internada, intentó suicidarse en dos ocasiones. En 1937 se trasladó a Hollywood y trabajó como guionista. Es, sin duda, el novelista de entreguerras que mejor describe el intento frenético de la sociedad occidental por olvidar los horrores que ha vivido en la Primera Guerra Mundial y los que le esperan en la Segunda. El Gran Gatsby es una deliciosa y sorprendente historia de amor; retrata a toda su generación, carente de valores morales y deslumbrada por el éxito social y el dinero.
Samuel Beckett: Días Felices y la Angustia Existencial
Días felices es una trágica alegoría del empeño del hombre por buscar la felicidad a pesar de sus limitaciones, del absurdo de la vida y de la espera angustiosa de la muerte. La cincuentona Winnie se halla enterrada hasta la cintura en medio de un desierto de hierba quemada en el que se va hundiendo lentamente. Habla y habla sin parar mientras su marido, que no parece hacerse cargo de la situación, se limita a leer algún anuncio del periódico o soltar algún gruñido. En medio de su angustiosa situación, Winnie se empeña en afirmar su felicidad, recordando y esperando: "¡Esta promete ser otro día feliz!".
William Faulkner: El Caos y la Descomposición en el Sur de Estados Unidos
Faulkner, que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1949, se siente atraído por lo primitivo, lo macabro, lo anormal y lo grotesco. Pinta en sus obras un mundo caótico y la descomposición, inundado de tonos sombríos. En El ruido y la furia narra la historia de un incesto desde cuatro puntos de vista; en La paga de un soldado plantea la decepción ante la guerra y la retirada del combatiente; en Mientras agonizo la acción se va desarrollando en 59 monólogos de distintos personajes de un estrato social muy bajo, muchos de ellos afectados por la subnormalidad, la locura o la hipocresía enfermiza.