Obras de los Tres Grandes Trágicos Griegos: Esquilo, Sófocles y Eurípides

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Principales Obras de los Tres Grandes Trágicos Griegos

Esquilo (525-456 a.C.)

Es el primer autor trágico del que poseemos obras enteras. Vivió en Atenas y conoció el periodo más glorioso de la historia de esta ciudad: participó en las guerras médicas y presenció el ascenso al poder de Atenas. Su teatro demuestra admiración por la ciudad griega y manifiesta un interés por las instituciones de la naciente democracia. El teatro de Esquilo está dominado por el sentimiento religioso, el cual gobierna el conjunto de las acciones humanas. La justicia divina siempre se cumple a través de los hombres: la venganza, la ira, los celos que sienten los personajes son instrumentos de los dioses, que se valen de los hombres para hacer cumplir las leyes divinas.

En Esquilo el coro se mantiene como componente básico de la acción de la obra, siendo sus intervenciones frecuentes y extensas. A él se debe la introducción de un segundo actor y la creación de la trilogía dramática encadenada. El empleo de un lenguaje solemne y el uso de un estilo majestuoso son sus rasgos esenciales.

De las 90 tragedias que se le atribuían en la Antigüedad, sólo se conservan siete:

  • Los Persas
  • Los Siete contra Tebas
  • Las Suplicantes
  • La Orestíada, que incluye Las Coéforas y Las Euménides
  • Prometeo encadenado

Sófocles (497-405 a.C.)

Hombre culto al que se le conoce como ejemplo de ciudadano modelo, perfectamente integrado en la ciudad. Desempeñó numerosos cargos públicos de responsabilidad. Su técnica dramática se distingue por tres innovaciones importantes: la introducción del tercer actor, el desarrollo del diálogo y el abandono de la trilogía encadenada:

  • Al introducir en la escena un tercer actor, las obras ganan dinamismo y teatralidad. El coro pierde su puesto de centro de la obra en favor de los actores.
  • En Sófocles las partes dialogadas adquieren cada vez más importancia. Todas sus obras comienzan con un diálogo, mientras que otros autores utilizan el monólogo para presentar la situación a los espectadores.
  • Por otra parte, Sófocles abandona la trilogía encadenada. Su predecesor, Esquilo, necesitaba este conjunto para describir el destino de una familia; le hacía falta la duración de tres tragedias para establecer el orden y la justicia en los que creía. Al rechazar la trilogía encadenada, Sófocles presenta al individuo solo frente a su destino.

De la gran producción dramática de Sófocles (124 obras), sólo conservamos enteras siete tragedias:

  • Áyax
  • Las Traquinias
  • Antígona
  • Edipo Rey
  • Electra
  • Filoctetes
  • Edipo en Colono

Eurípides (480-406 a.C.)

Pertenecía sin duda a una familia acomodada. Eurípides abordó la tragedia desde el ángulo humano. Para él, el mundo de los dioses es lejano; no son ya los guardianes indiscutibles del orden o la justicia. Se interesó ante todo por el pensamiento y las experiencias del ser humano ordinario, más que por las figuras legendarias del pasado heroico. Eurípides compartió el escepticismo intelectual de su época y arremetió en sus obras contra los dogmas morales y religiosos del pasado, que aún gozaban de cierto crédito entre el pueblo llano. Su actitud y su estado de ánimo se movían entre ambos extremos, a veces incluso dentro de una misma obra. Era capaz de demostrar la corrupción y la debilidad humana con amargura y hondo realismo, y al mismo tiempo de reflejar en sus obras un profundo respeto por el heroísmo humano, la dignidad y la pasión.

Eurípides asignó un lugar destacado en su obra a los personajes femeninos y el protagonista de sus dramas era con frecuencia una heroína del crimen o la virtud. Las obras de Eurípides representan un cambio de concepción del género trágico, de acuerdo con las nuevas ideas que había aprendido de los sofistas; su escepticismo frente a las creencias míticas y religiosas es manifiesto en sus obras, que rebajan el tono heroico y espiritual que habían cultivado Esquilo y Sófocles a un tratamiento más cercano al hombre y la realidad corrientes. Eurípides trataba a sus personajes de un modo realista; ya no eran símbolos idealizados y ajenos a la vida normal: el héroe aparece retratado con sus flaquezas y debilidades, dominado por oscuros y secretos sentimientos que le impiden enfrentarse a su destino, del que finalmente es liberado por la intervención de los dioses al término de la obra.

De las 92 obras que escribió Eurípides, dieciocho han llegado hasta nosotros:

  • Alcestes
  • Heracles
  • Medea
  • Ión
  • Helena
  • Andrómaca
  • Las fenicias
  • Las suplicantes
  • Electra
  • Las troyanas
  • El cíclope

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