La Obra de Arte Total: Orígenes y Evolución en el Teatro Moderno

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La concepción de la escena como lugar de colaboración de los diversos lenguajes artísticos tiene su origen en el simbolismo, en el que muchos creadores de la escena moderna buscaron modelos alternativos al naturalismo. Los simbolistas se nutrieron de dos fuentes: el modelo del drama musical wagneriano y la teoría de las correspondencias de Baudelaire. Recogiendo estas sugerencias, los simbolistas potenciaron la interpretación de los lenguajes artísticos, lo que afectó decisivamente al teatro.

El Théatre d'Art y el Théatre de l'Oeuvre eran entendidos no meramente como teatros, sino como instituciones culturales alternativas, que habían de servir de encuentro a artistas de diferentes ámbitos y, que de acuerdo a las formulaciones tradicionales iniciales, debían contar con espacios para el desarrollo de actividades no específicamente teatrales. Apareció así un teatro sintético y una literatura y una pintura wagnerianas. Wagner fue el gran maestro y modelo de pintores, poetas y músicos simbolistas. Había elaborado su teoría apropiándose del concepto de genio y aplicándoselo a sí mismo en cuanto creador de una obra resultante de la fusión de las diferentes artes, especialmente del arte dramático y musical.

El enlace más claro entre la obra total wagneriana y el teatro moderno fue establecido por el visionario suizo Adolphe Appia.

La lucha contra el egoísmo había sido uno de los argumentos utilizados por Wagner para justificar el fin de la división entre las artes y su fusión en una única obra total. Las consecuencias prácticas de esta reflexión fueron muy distintas. Mientras Wagner concibió la obra total como resultado del trabajo de un único artista, autor simultáneamente del libreto, la música y la idea escénica, los expresionistas y constructivistas entendieron la realización de la unidad como imagen de la comunidad utópica que soñaban en términos sociales y, consecuentemente, plantearon la construcción de la obra total como una colaboración entre artistas de diversas disciplinas, con la aspiración de no limitarse a una suma mecánica de sus creaciones, sino de alcanzar una auténtica fusión orgánica. La idea de obra de arte total no siempre estuvo condicionada por una presión ideológica tan fuerte y, por ello, no necesariamente se planteó en términos organicistas.

La idea de obra de arte total no siempre estuvo condicionada por una presión ideológica tan fuerte, por lo que no necesariamente se planteó en términos organicistas. Los dadaístas, los vanguardistas parisinos y los futuristas italianos, optaron por la interdisciplinariedad.

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