La Novela de Posguerra: Tendencias y Obras Inaugurales
Enviado por Chuletator online y clasificado en Español
Escrito el en español con un tamaño de 4,27 KB
LA NOVELA DE POSGUERRA: LAS NOVELAS INAUGURALES DE LOS AÑOS 40:
La Guerra Civil supone una gran ruptura con las corrientes estéticas anteriores. Muchos escritores han muerto (Unamuno, Valle-Inclán) y la mayoría están exiliados o viven un exilio interior (F. Ayala, Ramón J. Sénder). Se pierde el contacto con la literatura extranjera se pierde y la censura impide que se siga con la novela de corte social y con la novela deshumanizada y vanguardista.
La novela está estancada hasta 1945, en que se instaura el premio Nadal. La novela española necesitaba comenzar de nuevo, y ese hecho explica que encontremos múltiples tendencias novelísticas: la novela triunfalista defiende los valores tradicionales. La novela psicológica se basa en el análisis del carácter y comportamiento de los personajes. La Novela poética sigue la línea de las novelas líricas destacan el trabajo técnico y formal sobre la palabra.
Nada de Carmen Laforet.
En 1947, Miguel Delibes, con su primera novela, La sombra del ciprés es alargada.
La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela inicia la corriente denominada tremendismo, al profundizar en los aspectos más crudos de la realidad: miseria, violencia… Pascual Duarte es un campesino dominado por sus instintos vengativos y violentos. Se centra en el determinismo ejercido por las circunstancias sociales y familiares. Cela emplea el recurso del manuscrito encontrado.
Nada, de Carmen Laforet ganó la primera edición del premio Nadal en 1944. Se narra en primera persona la experiencia de Andrea, una muchacha que, en los años posteriores a la Guerra Civil, llega como estudiante a Barcelona. Ese ambiente cada vez más hostil para Andrea termina por convertir su estancia en Barcelona en una “nada” desoladora.
La sombra del ciprés es alargada, de Miguel Delibes ganó el Premio Nadal de 1947. Pedro, el protagonista y narrador de esta historia, es huérfano y se aloja en el piso del seño Lesmes, que regenta una academia Rodeado de un mundo «de reglas fijas, inconmovibles, y de mezquinos horizontes», la educación que recibe le impulsa a desconfiar de los demás. Con el despertar del uso de razón surgirá un extraño temor a la muerte. Narrada con sencillez y emoción, esta novela anuncia ya los temas fundamentales de la obra de Delibes: la recuperación de la infancia, la temprana presencia de la muerte, el pesimismo como tentación contra la fe y la vida, la indagación en el sentido del dolor, el papel crucial del amor en las relaciones interpersonales.
En conjunto no puede hablarse de una novela social. Lo carácterístico de los años 40 es la transposición del malestar social a la esfera de lo personal. Las novelas de este período girarán en torno a la amargura de las vidas cotidianas, la soledad, la inadaptación, la muerte y a frustración. Las causas de esta amargura vital se encuentran en la sociedad de la España de los años cuarenta, marcada por la pobreza, la violencia...