La novela española de posguerra: Tendencias y características

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La novela española de posguerra

La novela existencial (1942-1950)

Pronto apareció una literatura cargada de angustia con novelas como La familia de Pascual Duarte de Cela (1942), Nada de Carmen Laforet (1945) y La sombra del ciprés es alargada (1947) de M. Delibes. Domina un enfoque existencial, pero tras las angustias personales se perciben unas raíces sociales concretas. Los grandes temas son la soledad, la inadaptación, la frustración, la muerte…

La novela social (1951-1962)

La novela social constituirá lo más característico del género entre 1951, fecha de La colmena, y 1962, fecha de Tiempo de silencio de Martín-Santos. Otras obras son El camino (1950) y Mi idolatrado hijo Sisí (1953) de Delibes o El Jarama de Sánchez Ferlosio.

Los rasgos comunes de esta tendencia son:

  • La solidaridad con los humildes y los oprimidos.
  • La disconformidad ante la sociedad española.
  • El anhelo de cambios.

Hay dos modalidades:

  • El objetivismo: consiste en un testimonio escueto sin aparente intervención del autor.
  • El realismo crítico.

El contenido tiene toda la prioridad y a él se subordinan las técnicas elegidas. Se antepone la eficacia de las formas a su belleza y se rechaza la pura experimentación. La estructura del relato suele ser sencilla. Se prefiere la narración lineal. Con frecuencia la acción se concentra en un corto espacio de tiempo. Hay personajes colectivos. El lenguaje adopta normalmente el estilo de la crónica, desnudo y directo.

La novela experimental (1962-1975)

Frente al autor omnisciente y presente en la obra se ha propugnado la desaparición del autor. El autor recurre a un punto de vista único, si se reduce su ángulo de enfoque para ver las cosas desde un solo personaje, o múltiple, si enfoca la historia, alternativamente, desde diversos personajes.

En cuanto al tratamiento de la anécdota se relega el argumento a un plano muy secundario. Se da entrada a lo imaginativo, lo irracional, lo onírico, lo alucinante (siguiendo el magisterio de Kafka y de los hispanoamericanos).

Los procedimientos de estructuración son variados:

  • El contrapunto: consiste en presentar varias historias que se combinan y alternan.
  • Técnica caleidoscópica: si son muchos personajes.
  • Desorden cronológico: con flash back o laberinto o rompecabezas temporal cuando la organización es caótica.

Es característico el personaje en conflicto con su entorno y consigo mismo, deseoso de encontrar su identidad.

La renovación estilística hace que se tienda a borrar las fronteras entre la prosa y el verso, que se explore las posibilidades de la frase, desde la muy corta hasta la muy larga, que se incorporen elementos antes extraños a la novela como informes, expedientes, anuncios, textos periodísticos. También se recurre a artificios tipográficos como ausencia de puntuación o disposiciones especiales de párrafos.

Entre las obras escritas en esta época destacan Tiempo de silencio (1962) de Martín-Santos, Últimas tardes con Teresa (1966) de Juan Marsé, Cinco horas con Mario (1966) de Delibes, Señas de identidad (1966) de Goytisolo.

La novela a partir de 1975

Se propone 1975 como el año que cierra el periodo histórico-cultural de la posguerra con el final del franquismo. A partir de este momento el artista no dependerá ni de las coacciones de la censura ni de compromisos asumidos para poner su obra al servicio de una causa. Los nuevos novelistas enlazan con la renovación iniciada por Martín-Santos. Prosigue la búsqueda de nuevos caminos, de nuevas formas, la línea antirrealista pero hay una moderación de los experimentos. En la temática vuelven a prevalecer las preocupaciones existenciales: la intimidad, las relaciones personales, la soledad, el amor, la realización del individuo. El desencanto y el escepticismo se manifiestan, por otra parte, en la frecuencia de un tono desenfadado y humorístico; pero en el fondo del humor suele haber un poso amargo. Pueden incluirse en este apartado autores como Juan José Millás, con La visión del ahogado, Javier Marías, con Todas las almas, M. Vázquez Montalbán, con Los mares del sur o Eduardo Mendoza, con Una comedia ligera.

La novela a partir de los años ochenta

Los narradores que empiezan a publicar a partir de los años ochenta, como José Luis Sampedro, Álvaro Pombo, Soledad Puértolas o Arturo Pérez Reverte, autor de El club Dumas, continúan el camino abierto por los anteriores y cada uno de ellos sigue una trayectoria individual.

La novela en la era digital

Y no podemos terminar este tema sin mencionar la revolución narrativa que ha supuesto la llegada de las redes sociales en las que cada vez son más numerosos los textos publicados, que constituyen un nuevo género. Sirvan como ejemplo las novelas de twitter que cada vez tienen más seguidores y que muestran cómo literatura y sociedad caminan de la mano.

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