La Novela Española de Posguerra: Evolución y Tendencias

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LA NOVELA DE LOS AÑOS 60: EL REALISMO SOCIAL Y LA RENOVACIÓN

- El lenguaje abunda en la función poética, la experimentación sintáctica y tipográfica (esquemas, grabados, puntuación…).
- Los personajes se presentan de nuevo como individuos, pero desarraigados y zarandeados por las circunstancias hasta el extremo.

Las nuevas corrientes se inauguran con Tiempo de silencio de Luis Martín Santos en 1962. Otros autores fundamentales son Juan Marsé con Últimas tardes con Teresa (1966, una ácida visión de la burguesía y de la falta de principios que acompañan al ascenso en la posición social) o La oscura historia de la prima Montse (1970). Juan Benet con Volverás a Región (1967) plantea la degradación de un mundo y sus seres, a través de una serie de anécdotas contadas de forma fragmentaria.

Buena parte de los autores de la década anterior se incorporan a las nuevas corrientes: Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, Caballero Bonald, Cela, Alfonso Grosso, etc. Algunas obras resultan reseñables por las técnicas experimentales y el impacto que tuvieron en el público: Cinco horas con Mario (1966) y Parábola de un náufrago (1969), de Delibes; y Señas de identidad (1966) de Juan Goytisolo, que aúna el espíritu crítico propio del realismo social con la línea más innovadora.

LA NOVELA EXPERIMENTAL EN LOS AÑOS 70

Al igual que sucede en la dramaturgia, en la primera mitad de los años setenta, las técnicas experimentales se radicalizan y los autores afrontan nuevos retos. Continuando en la línea anti-realista, cobran mayor importancia lo onírico, lo absurdo y lo imaginativo y el argumento tiende a desaparecer, como una vuelta a las vanguardias de principio de siglo. El foco de atención se pone en el lenguaje y en las estructuras narrativas.

En esta línea experimental encontramos a Torrente Ballester con La saga/fuga de JB (1972) o Fragmentos del Apocalipsis (1977), que utiliza la técnica de la “novela dentro de la novela”. Otros autores que navegaron en la experimentación fueron Juan Marsé (Si te dicen que caí, 1973, que plantea la degradación moral y social de la posguerra, contada mediante las “aventis”: tejer la realidad a partir de historias inventadas), Juan Goytisolo (Reivindicación del conde don Julián, 1970), o Juan Benet (Una meditación, 1970, texto ininterrumpido de principio a fin), y Sánchez Ferlosio (Las semanas del jardín, 1974, un conjunto extraño de párrafos), entre otros.

Especial mención merece Manuel Vázquez Montalbán (1939-2003), autor de la serie de novela negra de novelas policíacas que protagoniza el detective privado Pepe Carvalho, y que son una crónica de la situación histórica y sociopolítica de España. Comienza con Yo maté a Kennedy (1972) y termina con Milenio Carvalho (2004). La verdad sobre el caso Savolta (1975) de Eduardo Mendoza recrea los años revolucionarios de la Barcelona de 1917-19, fue Premio de la Crítica y señala la vuelta a una narrativa realista frente al experimentalismo.

LA NOVELA ACTUAL: TENDENCIAS Y GÉNEROS

La narrativa de finales de la década de los 70 y de los 80 se hace eco de los acontecimientos y recrea la situación social y política en todos los géneros literarios. Buena parte de las novelas se ambientan en el momento actual y presentan una sociedad en evolución, de camino a la modernidad y todavía tímida ante una libertad que acaba de ganar, pero aún no ha podido asimilar (El disputado voto del señor Cayo de Miguel Delibes, 1978).

En cuanto a las técnicas, sin abandonar el bagaje de toda la narrativa anterior, pero agotada ya la novela experimental, se propone una vuelta al realismo, a la narratividad y al argumento (Umberto Eco). Los personajes son verosímiles y son habituales recursos como el humor, la ironía o, incluso, el sarcasmo. Se recrean, a menudo, ambientes urbanos y se hacen referencias a la política, la literatura o la cultura actuales. La recuperación del lector pasa por vincular la literatura a las técnicas promocionales del comercio (best-seller). Los autores se darán a conocer a través de su participación a los premios literarios (Planeta, Nadal, y otros). Los libros se convierten en un bien de consumo y se venden en comercios nunca antes relacionados con el papel escrito (hipermercados y supermercados).

Al no existir aún una perspectiva histórica desde la cual estudiar a los autores contemporáneos, y considerando la variedad de tendencias y géneros presentados, resulta apropiado agrupar las obras por subgéneros narrativos:

Subgéneros narrativos

  1. Novela policíaca. En la tradición anglosajona comenzada por autores como Edgar Allan Poe, Conan Doyle y Agatha Christie, destacan Eduardo Mendoza (La verdad sobre el caso Savolta, 1975; El misterio de la cripta embrujada, 1978), Manuel Vázquez Montalbán (con la serie de Pepe Carvalho, p.e. Los mares del sur, de 1979 o Sabotaje olímpico, de 2002), o Antonio Muñoz Molina (Plenilunio, 1997). La ambientación para la novela puede darse en la época actual o en épocas pasadas.
  2. Novela romántica-sentimental y erótica. Enfocada al público femenino y juvenil, tiene sus precedentes en la novela victoriana con maestras como Jane Austen (Sentido y sensibilidad) y las hermanas Brontë. En los años 90 escriben, por ejemplo, Ángeles Caso (El peso de las sombras, 1994). Este género está vinculado a la novela erótica, entre cuyas autoras se cuentan Almudena Grandes con sus novelas Las edades de Lulú (Premio La sonrisa vertical 1989) y Malena es nombre de tango (1994), y Lucía Etxebarría con Lo que los hombres no saben: el sexo contado por las mujeres (2008). En los últimos años ha nacido un subgénero de esta novela rosa, la chik lit, que trata el mundo de las mujeres jóvenes con mayor carga de erotismo y estereotipos.
  3. Novela histórica. Subgénero narrativo nacido en el Romanticismo. En España lo cultivaron Pérez Galdós y Valle-Inclán, entre otros, pero la novela histórica actual se popularizó con autores como Marguerite Yourcenar y Robert Graves. Utiliza a menudo el recurso narrativo de la biografía o de las memorias. Es importante distinguir entre novela sobre personajes históricos - tratados con más o menos rigor, como Urraca de Lourdes Ortiz (sobre la reina de Castilla), El manuscrito carmesí de Antonio Gala (sobre el rey Boabdil), o No digas que fue un sueño de Terenci Moix (sobre Marco Antonio y Cleopatra); y la ficción de ambientación histórica (El capitán Alatriste o La carta esférica de Arturo Pérez-Reverte).
  4. Novela fantástica y gótica. Enfocada al público juvenil, tiene su precedente más importante en el universo de Tolkien y ha alcanzado mucha fama en los últimos tiempos. Actualmente, la autora española más cotizada en este subgénero narrativo es Laura Gallego García, que se dio a conocer con la trilogía Memorias de Idhún (2005). La novela gótica, íntimamente relacionada con el subgénero de terror y que tiene su origen en el Romanticismo (Drácula, Frankenstein), experimentó un boom con la publicación de Entrevista con el vampiro (1973) de Anne Rice. En el panorama español actual encontramos a Carlos Ruiz Zafón con El príncipe de la niebla (1993), y La sombra del viento (2001), novelas de intriga y suspense, con elementos fantásticos y sobrenaturales.
  5. Novela infantil y juvenil. En los últimos tiempos ha crecido considerablemente la demanda de literatura de consumo por parte del público en edad escolar. Las editoriales han respondido a esta con la creación de colecciones clasificadas por edades y con distintas temáticas: aventuras, deportes, aficiones, vida en el colegio, relaciones familiares, los amigos, etc. Abundan los diarios interactivos, las historias cotidianas salpicadas de humor y los argumentos que giran en torno a los problemas íntimos y el mundo personal de los personajes. A menudo, se utilizan distintas tipografías, dibujos, e incluso texturas y otros recursos atractivos al público de diferentes edades. En el caso de la novela juvenil, los temas favoritos son el amor, los conflictos familiares y las relaciones en el grupo.

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