La novela española de posguerra (1940-1970)

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La novela española de posguerra (1940-1970)

La Guerra Civil supuso una fractura para todos los géneros de la literatura. Las nuevas condiciones políticas y sociales determinan las obras de la época. En los años 40 hallamos un gran número de escritores en el exilio y otros que se quedan por su afinidad con el régimen. Hay un tercer grupo que permanece en España, sometido a la censura del régimen, y que refleja la realidad de un país devastado a través de una novela existencial y tremendista. En los años 50, un grupo de jóvenes novelistas empieza a mostrar una visión crítica de su entorno escribiendo una novela social. A partir de 1960 comienzan a verse los primeros cansancios del realismo e impulsados por las influencias de técnicas extranjeras comienzan a crear una novela experimental. La experimentación sigue en los años 70 aunque se suaviza debido al desencanto y se vuelve a aspectos de la novela tradicional.

La novela en los años 40

Novelistas en el exilio

Los novelistas que tuvieron que exiliarse continúan escribiendo novelas que la censura impide publicar en España. El tema de España, ya sea mediante el recuerdo, la interpretación de la guerra o la recreación de la España del primer tercio de siglo, acapara buena parte de las novelas escritas en el exilio. En cuanto a los autores destacan los siguientes:

  • Ramón J. Sender: se encuadra en la novela realista y social con el tema de España y la Guerra Civil. Entre sus obras destacan Crónica del alba, Réquiem por un campesino español (su pequeña obra maestra donde narra los años de la Guerra Civil Española) y La tesis de Nancy.
  • Max Aub: escritor muy comprometido con los desfavorecidos. Sus obras se agrupan en El laberinto mágico, seis novelas sobre la Guerra Civil.
  • Rosa Chacel: impregna sus novelas de rigor estético, influida por las ideas de Ortega y Gasset con quien colaboró en la Revista de Occidente. Destacan: Memorias de Leticia Valle y La Sinrazón.
  • Francisco Ayala: se sitúa entre la novela vanguardista de antes de la guerra y la realista en el exilio. Aparece una fuerte crítica en novelas como Muertes de perro, El fondo del vaso y Los usurpadores.

La novela existencial y tremendista

La novela española de la posguerra carece de interés hasta 1942, año en el que Camilo José Cela publica La familia de Pascual Duarte que junto a Nada de Carmen Laforet supone la ruptura con la narrativa imperante hasta el momento de exaltación patriótica o de crónica de Guerra Civil desde el bando ganador. La importancia de estas novelas es que son testimonio de una existencia desoladora y conflictiva. En La Familia de Pascual Duarte, Cela incorpora el tremendismo, pues se recrea en aspectos desagradables y violentos de la realidad, una realidad miserable de la que el protagonista no puede salir por mucho que lo intente. Laforet refleja la debilidad de la burguesía tras la Guerra Civil. El resto de novelas de esta década no tiene tanta calidad aunque es menester señalar que comienzan a publicar Gonzalo Torrente Ballester y Miguel Delibes que triunfarán en años posteriores.

Características de la novela tremendista:

  • Pretende reflejar la vida real tal cual se produce, sin obviar sus aspectos más sórdidos.
  • Personajes violentos, incluso criminales.
  • Nace de la vivencia, en primera persona, de los horrores de la Guerra Civil.
  • Su estilo hunde sus raíces en el realismo.

Características de la novela existencial:

  • Refleja, de forma intimista, el clima de miseria moral reinante en la primera posguerra.
  • Personajes desorientados, disconformes con el mundo que les ha tocado vivir, lo que desemboca en una actitud pesimista ante la vida y en fuertes crisis existenciales.
  • Estilo renovador: uso de la 1ª persona, subjetivismo, intimismo, prosa fotográfica.

La novela social de los años 50

La novela renace en los años 50 gracias a un grupo de jóvenes escritores que junto a Cela, Carmen Laforet y Miguel Delibes desarrollan una narrativa diferente tanto en temas como en cuestiones formales. Miguel Delibes es autor de obras fundamentales como El Camino, Mi idolatrado hijo Sisí, Diario de un cazador o Las ratas, todas surgidas de la observación de la realidad y la oposición de los habitantes del campo castellano y las clases medias urbanas. Cela publica La colmena, quizás su mejor obra donde cientos de personajes malviven y se entrecruzan en la realidad de la posguerra. Además de estos autores destacamos:

  • Carmen Martín Gaite: escritora con sólida cultura que cultivó la novela, el cuento, el ensayo y la crítica literaria. En sus novelas profundiza en el análisis de la condición femenina y en la importancia de la memoria y la incomunicación para superar la soledad. Destaca Entre visillos.
  • Ana María Matute: en su obra refleja un mundo de injusticias propias de la Guerra desde una mirada infantil deseando siempre un mundo mejor. También aparece la solidaridad con los más desvalidos. Obras: Los niños tontos, Los Abel, Pequeño teatro.
  • Rafael Sánchez Ferlosio: publica la novela más representativa del realismo social El Jarama (1956).

Los rasgos de la novela de los 50 se centran en reflejar la realidad española como instrumento de denuncia, temas como lo cotidiano o la soledad y el lenguaje sencillo.

La novela experimental de los años 60

A comienzos de los 60 los autores se plantean el hecho de utilizar la literatura como denuncia social en un país donde pocos leen. Es una literatura más abierta y diversa. La novela comienza a experimentar con las nuevas técnicas desarrolladas en el resto de Europa y, sobre todo, en Hispanoamérica. En este contexto surge Tiempo de silencio de Luis Martín Santos que inaugura esta nueva etapa en la narrativa a la que se van a incorporar autores que pertenecen a otras promociones. Así tenemos a Miguel Delibes con Cinco horas con Mario donde introduce grandes innovaciones narrativas como el monólogo interior y a Torrente Ballester que publica obras donde prima lo imaginativo a lo real como Don Juan y, especialmente, La saga/fuga de J.B. También tenemos autores como Juan Goytisolo con Señas de identidad donde hace una crítica a la realidad de España a través de una comedia, Juan Benet con Volverás a la región o Juan Marsé con Últimas tardes con Teresa, una sátira feroz de las diferencias de clases. Como hemos señalado las nuevas técnicas narrativas de la novela de los 60 son el punto de vista múltiple, el monólogo interior, el desorden cronológico, la fusión de géneros literarios, eliminación de los límites entre lo real y lo ficticio y el uso de distintos registros.

La novela de los años 70

Denominada por algunos críticos como “generación del 1968”, los escritores de este grupo siguen recibiendo influencias de la literatura extranjera (tanto europea como americana), buscan nuevas formas de narrar y se produce un claro alejamiento del realismo. Pero con el paso de los años se observa de nuevo una vuelta a lo tradicional y se recuperan géneros marginados como la ciencia ficción.

Eduardo Mendoza publica en 1975 La verdad sobre el caso Savolta. Luis Goytisolo publica la tetralogía Antagonía, una especie de novela que reflexiona sobre la novela misma. Manuel Vázquez Montalbán  es cultivador del género policíaco en obras como Los mares del sur o La rosa de Alejandría. Francisco Umbral es muy difícil de encuadrar en un grupo o movimiento literario ya que mezcla el humor, el lirismo, la crítica y la ternura en obras como Mortal y Rosa (1978) y Trilogía de Madrid (1984).

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