La novela española de posguerra: 1939-1975
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La novela de posguerra
España desde 1939 hasta 1975
El día 1 de abril de 1939, fecha en la que Franco daba por terminada la guerra, se inicia un régimen dictatorial que perdurará hasta 1975, año del fallecimiento del dictador. Durante esos años, más de cien mil personas comprometidas con la República se exiliaron a Francia, México, Argentina y otros países de América. Entre los exiliados se encontraban músicos, pintores, intelectuales y literatos que habían protagonizado la brillante vida cultural de nuestro país.
Etapas de la época franquista: Los historiadores establecen dos etapas:
- La autarquía: la primera etapa del franquismo se desarrolla entre 1939 y 1959. En ella se sientan las bases del nuevo régimen totalitario: concentración de poder en la figura del jefe del Estado, limitación de las libertades, control social, represión ideológica y autosuficiencia económica.
Los años cuarenta y cincuenta son en España años de escasez y racionamiento en los que el Estado controla el mercado de los productos básicos, lo que propicia la aparición de un mercado negro.
Con el inicio de la Guerra Fría en 1947, la situación internacional se vuelve más favorable al régimen de Franco, que se convierte en un aliado en la lucha anticomunista. En 1953 se firman tratados militares con EE. UU. Dos años más tarde, en 1955, nuestro país ingresa en la ONU.
- El periodo desarrollista: la segunda etapa del franquismo (1959-1975) viene marcada por un extraordinario crecimiento económico, que trajo consigo un profundo cambio social y cultural en nuestro país, impulsado por el Plan de Estabilización de 1959.
El desarrollo del sector industrial y de servicios favoreció la emigración de la población rural y apareció una gran masa de obreros industriales y el aumento de las clases medias urbanas.
La novela española desde 1939 hasta 1962
Narradores en el exilio: Una parte de los novelistas que empezaron a publicar sus primeras obras en España durante los años 30 tuvieron que dejar el país al finalizar la guerra y continuar su producción fuera de España. Líneas temáticas:
- Rememoración del pasado: Se utiliza como una vía para comprender las raíces históricas de los acontecimientos vividos durante la guerra.
- Testimonio del presente: La novela se convierte en un instrumento para plasmar la realidad en la que se ve inmerso el escritor: la vivencia personal del exilio, la plasmación de la nueva realidad.
- La España inventada: Ante el desarraigo de la propia tierra, los autores del exilio imaginan la realidad con la que han perdido el contacto, sueñan con el regreso y con sentirse en su propia patria.
Entre los narradores exiliados, los que más repercusión posterior tuvieron fueron Rosa Chanel, Ramón J. Sender, Max Aub y Francisco Ayala.
- Rosa Chanel: Ida y vuelta (1930) bajo la influencia de la estética deshumanizada descrita por Ortega y Gasset. En el exilio, a diferencia de los otros novelistas, se mantuvo en su concepción antirrealista de la novela como medio para la indagación metafísica y existencial. Destacan: Teresa (1941).
- Ramón J. Sender: Se dio a conocer como novelista a finales de los años 20 y pronto se convirtió en uno de los principales representantes del realismo social. De su amplia producción novelista, que incluye narraciones históricas, relatos de intención satírica y novelas autobiográficas, destacan: Réquiem por un campesino español, Crónicas de Alba, La tesis de Nancy, etc.
- Max Aub: Se inició como novelista de vanguardia, pero pronto se unió a la tendencia rehumanizadora que triunfó en la literatura española de los años 30. Entre su amplia obra narrativa destaca “El laberinto mágico”, un ciclo de novelas dedicadas a la Guerra Civil formada por Campo cerrado, Campo de sangre, Campo abierto, Campo del moro, Campo de los almendros y Campo francés.
- Francisco Ayala: Escribe sus primeras obras narrativas inmersas en la estética vanguardista que imperaba en España en los años veinte. A partir de su exilio, sus cuentos y novelas manifiestan una concepción ética de la labor del escritor y muestran la sensación de desamparo del ser humano contemporáneo, que vive inmerso en un mundo caótico. Ayala prefiere la narración en primera persona y el juego de perspectivas.
El renacer de la novela en los años cuarenta
La reciente experiencia de la Guerra Civil, las duras condiciones de vida de la posguerra y la penuria cultural que conlleva la instauración de la censura van a determinar la evolución de la novela durante los años cuarenta. Tras el éxodo de los novelistas afines a la República, quedan en España los escritores próximos al bando de los vencedores, que cultivan una novela heroica en la que exaltan los valores ideológicos del nuevo régimen.
Otro grupo de novelistas utiliza los viejos moldes del realismo decimonónico para plasmar las formas de vida de la burguesía.
En medio de este panorama dominado por un realismo tradicional, la publicación de “La familia de Pascual Duarte” de Camilo J. Cela, Nada de Carmen Laforet y La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes. Estas novelas, aunque muy diferentes entre sí, ponen de manifiesto el ambiente opresivo. En ellas reaparece el narrador omnisciente del realismo tradicional y se emplea el relato autobiográfico, en el que el protagonista narra su propia historia para ofrecer su visión personal de los acontecimientos.
- El tremendismo: es una tendencia estética de los años cuarenta caracterizada por: los protagonistas son personajes bárbaros o marginados; la trama nos presenta a los personajes enfrentados; el lenguaje literario es bronco y desgarrado.
La novela social de los años cincuenta
A principios de los años cincuenta se inicia una tendencia renovadora dentro de la narrativa española que viene marcada por la publicación de La colmena, de Camilo J. Cela en 1951.
En este clima de apertura aparecen las primeras protestas de trabajadores y universitarios contra el régimen. A estas protestas se suma un grupo de narradores que va a convertir la novela en un instrumento de denuncia social.
En cuanto al estilo y técnicas narrativas, este tipo de novela presenta las siguientes características:
Protagonista colectivo: Es sustituido el individual por un colectivo; simplificación de la trama: El argumento pierde importancia y la acción narrativa se limita a la presentación de escenas de la vida cotidiana; limitación espacial y temporal: Tiempo reducido y donde tiene lugar la acción son únicos o cambian poco; Orden lineal: Siguen un orden cronológico.