La novela española después de 1975: características, corrientes y situación actual
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Características de la novela a partir de 1975
Se abandona el ensimismamiento de la etapa experimental y se busca ganar la atención del lector buscando su identificación con las narraciones. Se defiende la necesidad de contar historias. Se inicia la tendencia de la literatura de subgéneros. Se refuerza el uso de la ironía, el sarcasmo, la intertextualidad y el collage.
Principales corrientes de la novela
Novela de intriga
Su éxito radica en haber sabido adaptar un producto americano a la cultura española. Antonio Muñoz Molina con Plenilunio. Eduardo Mendoza une la intriga a la parodia desde El misterio de la cripta embrujada hasta la última El secreto de la modelo extraviada (2015).
Novela histórica
Es una de las de mayor éxito desde los años 80. Sitúan la acción en marcos temporales pasados de manera realista. Los acontecimientos son un soporte para la reflexión de problemas y permiten al autor realizar una crítica con una visión irónica y desmitificadora como en Las máscaras del héroe de Juan Manuel de Prada. Pertenecen a esta corriente las novelas de la serie del capitán Alatriste de Pérez-Reverte y El hereje de Miguel Delibes.
Novela de novelar o ficción meta novelesca
El tema central es la creación literaria y el protagonista es con frecuencia un escritor, como Negra espalda del tiempo de Javier Marías.
Novela intimista
Protagonizadas por personas de mediana edad, desconcertadas y angustiadas en un medio urbano actual y cuyos problemas íntimos se abordan en el relato, como Corazón tan blanco de Javier Marías.
Novela testimonial
Se construyen relatos sobre problemas sociales, como la defensa femenina en Te trataré como una reina de Rosa Montero y la situación de grupos juveniles en obras como Héroes de Ray Loriga.
Situación de la narrativa actual
A partir de 1982 se produce una publicación masiva de novelas. Hay una variedad de tendencias, pero podemos distinguir algunos puntos comunes. Hay un retorno a la subjetividad. Como técnicas narrativas predomina el eclecticismo. El argumento tiene gran relevancia y la experimentación formal es más moderada que las décadas anteriores. Introducen juegos intertextuales o referencias a obras literarias, películas o cuadros. Se siguen cultivando subgéneros narrativos como la novela policíaca o la histórica. Los protagonistas están desorientados por no encontrar su identidad, sin una escala de valores y movidos por el consumismo o el hedonismo.
Estos rasgos se ven en obras como Rabos de lagartija de Juan Marsé, Olvidado rey Gudú de Ana María Matute o Lágrimas en la lluvia de Rosa Montero.