La Novela Española de los Años 40: Nacionalismo, Existencialismo y Exilio

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La Novela en los Años 40: Nacionalismo, Existencialismo y Tremendismo

Contexto General

Después de la Guerra Civil, los narradores crean una nueva tradición novelística, retomando los modelos de la narrativa realista anterior. Se rompe la continuidad con la línea de vanguardismo y experimentación, y aparece una actitud de compromiso con la realidad. Aunque algunas obras literarias no manifiestan un compromiso ideológico explícito, las historias narradas están cargadas de un clima de opresión individual.

La censura es una circunstancia omnipresente en la inmediata posguerra y en los años 50. La novela de los años 40 se caracteriza por la presencia de la realidad como tema literario.

La Novela Nacionalista

La novela de los vencedores plasmó la visión ideológica de los falangistas y la reivindicación de una serie de valores considerados fundamentales. En este tipo de novelas, el mundo se divide entre los vencedores, portadores de todo lo positivo, y los vencidos, que representan lo contrario. La familia se considera el soporte de esa sociedad, unida siempre a la religión. Un ejemplo es La fiel infantería, de Rafael García Serrano.

También hay una tendencia novelística que se centra en plasmar la vida de la burguesía, con sus valores y comportamientos, conocida como realismo tradicional. El argumento suele ser extenso y las técnicas narrativas son las de la novela tradicional.

La Novela Existencial y Tremendista

Muchos críticos consideran que no hay una separación clara entre la novela existencial y la tremendista, ya que ambas abordan temas similares, aunque algunas novelas añaden una visión existencial más marcada. Dentro de esta tendencia destaca Carmen Laforet con su novela Nada (1944). Se trata de una novela de aprendizaje en la que la protagonista, Andrea, se traslada a Barcelona para realizar estudios universitarios. La novela presenta personajes frustrados, con situaciones personales a veces catastróficas, en un ambiente opresivo que muestra una visión pesimista de la realidad.

El Tremendismo

La familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela, inauguró una nueva forma de incorporar la realidad como tema literario, mostrando todo lo que hay en ella de terrible. Esta novela opone a los héroes idealizados de la novela de compromiso coetánea la figura del antihéroe, un aspecto que se inscribe dentro de la tradición picaresca. La miseria, el hambre y la desolación de los pueblos atrasados convierten al protagonista en víctima en lugar de verdugo.

La historia se aleja del contexto histórico inmediato. El protagonista, un condenado a muerte, relata su vida, llena de episodios terribles. El modelo de carta y de narración en primera persona que echa la vista atrás para justificar su presente está tomado claramente de la novela picaresca. La forma de memorias implica una visión temporal selectiva sobre los hechos vividos; es decir, el narrador escoge y cuenta solo aquello que le interesa porque ha dejado huella en él. Todo lo que cuenta es negativo, ya que pretende demostrar que él no es malo, sino que sus circunstancias vitales lo han llevado a cometer sus actos. Siempre se ceba con los aspectos más inhumanos de los personajes, propio del tremendismo.

Novela en el Exilio

Muchos de estos títulos tienen una calidad pocas veces igualada, puesto que esta novela evoluciona de una manera natural, continuando la más inmediata tradición de nuestras letras. Destacan, entre otras, Réquiem por un campesino español, de Ramón J. Sender y Campos, de Max Aub.

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