Nietzsche: Voluntad de Poder, Superhombre y Crítica a la Razón Occidental

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El Vitalismo y la Voluntad de Poder en Nietzsche

Nietzsche fue un vitalista convencido. Schopenhauer influyó ciertamente en Nietzsche; había postulado la voluntad de vivir como la fuerza que impulsaba a todos los seres vivos a desplegarse en su existencia. Vivir y autoafirmarse eran los grandes impulsos del hombre.

Frente a esto, Nietzsche propone la Voluntad de Poder, que es mucho más que la simple voluntad de vivir. La Voluntad de Poder es la voluntad de imponerse sobre el resto de los seres que lo rodean. Todos los seres vivos la experimentan.

Crítica a los Valores Tradicionales y Transvaloración

Esa energía vital del hombre, interpretada de forma espiritual, le permitiría establecer jerarquías entre personas mediante diversas construcciones como son el conocimiento, la moral, la religión o la política, por ejemplo. Pero esas diversas maneras de ejercer la Voluntad de Poder son para Nietzsche formas viciadas de organización social jerarquizada, porque lo que ha dado lugar a esas divisiones no ha sido la fuerza vital, sino la inteligencia y la razón, que son instrumentos de los débiles que se rebelan indebidamente contra los fuertes, quienes deberían dominar a los débiles.

Esa es llamada por Nietzsche la primera transmutación de los valores, a la que opone una segunda transvaloración para devolver a los fuertes su "derecho natural".

El Advenimiento del Superhombre

El hombre ha de dejar paso al Superhombre (Übermensch), que encarna todo ese vitalismo corporal y esa fuerza arrolladora que se impone necesariamente, libre ya de toda atadura moral. La expresión de la vida del Superhombre no puede experimentar deber moral alguno. Está por encima de todo.

Su fuerza es su moral; sus actos son buenos porque son actos del Superhombre y se imponen por su propia fuerza. Nadie ha de estar por encima de él; sus obras son bellas porque son las obras del Superhombre. El Superhombre ha convertido su vida en obra de arte.

En definitiva, después del conocimiento del engaño de Occidente, solo los hombres capaces de crear sus propios valores y liberarse al recuperar el sentimiento de potencia serán ejemplos de Superhombres, con una moral de señores, conocimiento perspectivista y voluntad de poder máxima.

Crítica a la Razón y la Cultura Occidental

Nietzsche, cuando critica la razón, arremete a la vez contra la cultura occidental, porque esta se fundamenta en ella. La ecuación Razón = Virtud = Felicidad es el «dogma» impuesto en la cultura occidental con el que Nietzsche no está de acuerdo y que ataca ferozmente. Para Nietzsche, razón no es igual a virtud, y esta tampoco es igual a felicidad. La crítica de Nietzsche se centrará en esa sociedad que, para él, se encuentra en decadencia.

El Crepúsculo de los Ídolos y la Decadencia

El Crepúsculo de los ídolos tiene como objetivo fundamental mostrar que la cultura occidental se encuentra en decadencia al creer en valores absolutos que son fruto de la razón como instrumento para alcanzar la verdad.

El Método Genealógico y el Origen del Error

La crítica a la cultura occidental realizada por el filósofo alemán se basa en una crítica a la razón mediante el método genealógico, por el cual Nietzsche busca el momento preciso en el tiempo en el que nuestra cultura se equivocó y el motivo por el que se dejó llevar por la razón. Ese momento concreto es el paso del mito al logos por medio de la razón.

La Razón como Refugio y Falsificación

Al elegir la razón, el hombre utiliza esa misma razón como medio para alcanzar el verdadero conocimiento. Nietzsche piensa que el hombre se ha refugiado en la razón por miedo al cambio y por la necesidad de sentirse cómodo y seguro, ya que el devenir conlleva incertidumbre y problemas. El hombre occidental habría inventado, con el uso de la razón, un «ultramundo» que es falso y, por tanto, es un mito. No ha habido ningún paso del mito al logos, sino de un mito a otro «mito». Para Nietzsche, esta situación provoca la decadencia de Occidente.

El Devenir contra la Razón Estática

Nietzsche, como Heráclito, apuesta por el devenir de las cosas y no por la razón. Los hombres buscan la razón desde el principio, como muchos filósofos, para intentar entender la vida. Tienen miedo de no saber y prefieren crear un «ultramundo» donde viven engañados. Dicho de otro modo, los esclavos, usando la razón, se han apoderado de la sociedad, avergonzando a los nobles fuertes y negando la vida y el devenir.

La razón niega todo lo que para Nietzsche es real: desde el movimiento («todo fluye, nada permanece», como afirmaba Heráclito) hasta la percepción sensorial, el sentir. Para Nietzsche, la razón es uno de esos ídolos a los que adora la cultura occidental, la cual se encuentra en un crepúsculo, en decadencia, cercana a un nihilismo pasivo.

En conclusión, la razón es un instrumento eficaz de defensa, pero no de conocimiento, porque nos habla de nosotros mismos y no de la realidad.

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