Nietzsche: Sentidos, Cuerpo, Conceptos Supremos y Arte Trágico

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Los Sentidos y el Cuerpo en la Filosofía de Nietzsche

Nietzsche critica la filosofía occidental por su "egipticismo", es decir, su atemporalidad y aversión a lo vital. Acusa a esta tradición de reemplazar el devenir, lo auténticamente real, por el ser, creando así un mundo platónico. Señala que esta visión es refutada por la vida misma y los procesos vitales. Los filósofos, argumenta, culpan a la sensibilidad del error y desconfían de los sentidos, considerándolos algo propio del "pueblo", puesto que el conocimiento conceptual había sido accesible para unos pocos. Esta tradición filosófica, desde Platón hasta la Modernidad, ha considerado al conocimiento sensible como poco fiable, según se desprende de las ideas de Platón y Descartes. Además, lo ven como una fuente de inmoralidad, pues está relacionado con aspectos negativos como el cuerpo.

Nietzsche contrasta las tesis de los filósofos al revalorizar el papel de los sentidos. Los considera instrumentos vitales que nos conectan con la auténtica realidad y constituyen la base de la ciencia, pues "tenemos ciencia en la medida que hemos aceptado su testimonio". A su vez, critica cómo los filósofos desprecian el cuerpo, interpretando este desprecio como una negación de la vida real. Afirma que inventan conceptos como el alma y el espíritu para subestimar el cuerpo, considerándolo un obstáculo para la espiritualidad. Asegura que este acto de sustituir la realidad por conceptos y crear un mundo ficticio procede de la pequeñez de su espíritu y su recelo frente a la vida. Por esto, argumenta que la filosofía occidental surge de la venganza de los débiles que no aman la vida ni el cuerpo, que no son capaces de afrontar la vida real y se inventan otra mejor.

Su defensa de los sentidos y el cuerpo es esencial en su filosofía, pues son valores del superhombre ligados al vitalismo y la crítica a la cultura occidental. Propone una nueva cultura inspirada en los principios de los griegos anteriores a la filosofía, donde se aceptaba la existencia en todo su horror y oscuridad (lo dionisíaco) y se embellecía la realidad en una estética ideal (lo apolíneo), lo que transformaría radicalmente la cultura occidental.

Los "Conceptos Supremos" y el Concepto de "Dios" según Nietzsche

La crítica de Nietzsche a la filosofía es uno de los puntos esenciales de su crítica a la civilización occidental. Argumenta que nuestra cultura está profundamente arraigada en la filosofía, lo que nos impide dar paso a nuevos supervalores. Esto es consecuencia de sobrevalorar los conceptos y subestimar la realidad sensible. La realidad sensible es lo primero y único que existe, mientras que los conceptos son lo último y meras construcciones humanas. Sin embargo, los filósofos confunden lo último con lo primero, considerando los conceptos superiores y anteriores a la realidad. Este error proviene del prejuicio de que lo inferior es causado, por el que los filósofos piensan que el devenir procede de algo superior. Por esto, sitúan conceptos que ellos han creado como anteriores a la realidad.

Nietzsche señala a Platón como el origen de este error, ya que considera las Ideas la auténtica realidad, y a las cosas sensibles meras copias de estas. Según Platón, lo superior no puede proceder de lo inferior, siendo las Ideas causa del mundo sensible. Esto implica que el mundo sensible es algo causado, mientras que los conceptos, al ser superiores, son incausados o causa de sí mismos. Nietzsche piensa que los metafísicos, en su odio al devenir, han creado conceptos supremos (lo bueno, lo perfecto...), negando la única realidad existente. Además, estos conceptos no pueden ser contradictorios ni desiguales entre sí, lo que lleva a la reunión de todos ellos en la idea de Dios.

Pero Nietzsche sostiene que la realidad es plural, temporal y cambiante, en contraste con los conceptos metafísicos, que son universales, eternos e inmutables. Esto los hace contrarios a la realidad sensible y, por tanto, vacíos. De ahí que la filosofía occidental sea nihilista, pues sus fundamentos son meras construcciones sin base real. Nietzsche considera crucial reconocer la falsedad de los conceptos para alcanzar un nihilismo positivo, la aniquilación de nuestra cultura para sustituirla por otra de naturaleza aristocrática. Para ello, es necesaria la muerte de Dios, que permitirá surgir al superhombre.

El Arte Trágico y lo Dionisíaco en la Obra de Nietzsche

En El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música, Nietzsche ofrece una interpretación original de la cultura griega, aunque criticada por los filósofos de la época. Inspirándose en Wagner y Schopenhauer, argumenta que la cultura griega alcanzó su apogeo antes de Sócrates, siendo una mezcla armoniosa de lo dionisíaco y lo apolíneo, y siendo la tragedia su máxima expresión. Esta obra es fundamental para entender sus ideas principales y su crítica a la cultura occidental desde Sócrates hasta su época.

Dioniso es un dios que representa la vida exuberante y desenfrenada, vinculada al vino, la embriaguez, la noche, la pasión y las orgías místicas; simbolizando el exceso y la irracionalidad. Por otro lado, Apolo personifica la belleza, la individualidad, las artes, la razón, la luz y el equilibrio. Nietzsche propone que la auténtica cultura griega integra tanto lo dionisíaco como lo apolíneo, como se ve en la tragedia, donde se fusionan el exceso y la mesura de manera estética. Los griegos hallaban en la tragedia un consuelo metafísico, reconociendo la indestructible vitalidad de la vida.

Sócrates marca un quiebre en la cultura griega al eliminar lo dionisíaco y privilegiar lo apolíneo, promoviendo la racionalidad en detrimento de la vida. Nietzsche ve en este cambio el reemplazo de la tragedia por el diálogo platónico y la búsqueda del conocimiento como valor supremo. Propone destruir la cultura filosófica actual para restaurar una cultura basada en los principios griegos originales: lo dionisíaco, abrazando la existencia en todo su horror y oscuridad; y lo apolíneo, creando un mundo estético ideal. Aunque Nietzsche sostiene que hay una lucha eterna entre la consideración teórica y la consideración trágica del mundo, defiende que la vida es el poder dominante, la realidad pasional del ser humano, y que el arte es el medio supremo para comprenderla y expresarla.

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