Nietzsche: Nihilismo, Voluntad de Poder y la Transvaloración del Superhombre

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Nihilismo: El Destino de la Cultura Occidental

El nihilismo es un movimiento histórico que describe el destino de la cultura occidental, inaugurado por Sócrates y que desemboca en la **muerte de Dios**.

Tipos de Nihilismo

A) Nihilismo Negativo

Actitud de aquellos que han matado a Dios, pero que siguen presos de la mentalidad propia de la cultura occidental. En Así habló Zaratustra, Nietzsche representa esta forma de manifestarse con un **camello**, símbolo de la aceptación resignada de las mayores cargas.

  1. Nihilismo Reactivo: La muerte de Dios supone la desvalorización de los valores. Quienes se han desembarazado de Dios, pero proponen valores alternativos con carácter universal, son nihilistas en sentido negativo-reactivo, expresando odio, resentimiento y negación de la vida.
  2. Nihilismo Pasivo: No cree en ningún valor, porque considera que todo valor es posible solo si Dios existe, y Dios no existe porque ha muerto. La vida está vacía, carente de sentido. Expresa resentimiento contra la vida, que se manifiesta en la desesperación, la inacción, el suicidio, etc. Son débiles pesimistas y solo buscan sufrir lo menos posible.

B) Nihilismo Positivo

Aquel que, tras la «muerte de Dios», no busca «sustitutos de Dios» ni se lamenta por haberse desenmascarado la mentira. El nihilismo puede generar **fortaleza** y **ganas de vivir**, aceptando la realidad tal cual es.

La «Voluntad de Poder»

La realidad es vida. La vida se concibe como una fuerza premoral (ajena a lo bueno y malo) que subsiste utilizando y eliminando a los individuos, quienes son meros instrumentos para su realización. La realidad, el ser, es vida, y la vida es **voluntad de poder**.

Es decir, las cosas (incluido el ser humano) pugnan por existir siendo más. Con ello, el ser, la realidad, la vida, son un deseo constante de acrecentarse, de superar dificultades.

Esta nueva ontología (que concibe la realidad como **devenir**) se enfrenta a la ontología estática (que veía una apariencia en el devenir), en el cambio. La realidad se manifiesta en múltiples formas.

Esta multiplicidad es «apariencia» cuando se nos presenta desde una única perspectiva como lo verdadero, menospreciando todas las demás perspectivas, también reales.

La **metáfora** es una perspectiva alejada del dogmatismo platónico. Toda palabra se convierte en **concepto** cuando se utiliza para representar una multiplicidad de cosas o realidades.

La Transvaloración Moral y el Superhombre

La muerte de Dios provoca la desvalorización de los valores existentes. Sin embargo, el ser humano no puede vivir sin valores. Por tanto, la nueva **transvaloración** propone superar la moral occidental, una moral de renuncia y resentimiento, mediante una «nueva tabla» en la que se sitúen los valores que impliquen un **sí radical a la vida**.

Nietzsche propone asumir la muerte de Dios y retornar a la **moral de los señores**, invirtiendo los valores cristianos tradicionales:

  • **Orgullo** frente a humildad
  • **Pasión** frente a deber
  • **Amor propio** frente a compasión
  • **Diferencialismo** frente a igualitarismo
  • **Sentido de la tierra** frente a espiritualismo

El **sentido de la tierra** es la pasión de los fuertes, su amor por la carne, por lo efímero y transitorio. Su afirmación de todos los momentos de la vida nos conduce al **Eterno Retorno**: la repetición de los mismos acontecimientos en los mismos individuos.

La nueva moral, basada en un deseo apasionado de vivir sin imposiciones, exige la superación del hombre, lo que Nietzsche denomina el **superhombre**: aquel que ha superado el anhelo de Dios y el miedo a la nada.

Disposiciones que promueven el Espíritu Libre (el Superhombre):

  1. La **dureza interior**. Solo quien no teme al dolor ni a la soledad puede convertirse en un espíritu libre.
  2. No someterse a ninguna autoridad humana. El punto de partida de la moral no es el «tú debes» kantiano, sino el **«yo quiero»**.
  3. Estar fuera del círculo del temor y de la dialéctica bien-mal. La vida se deja llevar por su propio poder. El odio y el resentimiento contra la vida que implican las construcciones racionales tienen un claro motivo: el miedo a asumir la propia condición de seres finitos y caducos. Por eso, se propone «aceptar la vida como venga». El único que es capaz de jugar con el mundo es el **niño**, y por eso, tras el **camello** (nihilista negativo) y el **león** (nihilista activo), representa el último estadio de la transformación.

El **superhombre**, como el camello, es capaz de vivir en el dolor y en la soledad; como el león, se enfrenta a todo deber exterior a él; como el niño, se atreve a decir sí al libre juego de la vida, que lo ha de aniquilar. El niño inventa valores, pues toma la vida como juego.

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