Nietzsche y Marx: Crítica a la Metafísica, Moral y Alienación en la Filosofía Contemporánea
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Nietzsche: Crítica a la Metafísica y la Moral Occidental
Friedrich Nietzsche, filósofo del siglo XIX, realizó una dura crítica a la metafísica occidental, porque esta había dado por supuesto que el verdadero ser, la realidad, es inmóvil, y que el movimiento y el cambio son solo apariencias. A partir de Sócrates y Platón, los filósofos habían considerado que el mundo sensible era aparente y engañoso y habían situado la realidad en un mundo distinto. En efecto, Platón fue el primero en distinguir entre un mundo sensible y otro suprasensible. Las ideas, que Platón situó en aquel otro mundo, constituirían la realidad inmutable, la denominada esencia de las cosas; este mundo, el sensible, por el contrario, quedaba reducido a la apariencia y el devenir. El cristianismo, para el filósofo alemán, inventó también una realidad inmutable, ajena a este mundo y negadora de él. El mundo, incluidos nosotros mismos, no es más que un pálido reflejo del ser divino. Asimismo, Kant consideró que la realidad en sí (el noúmeno) es incognoscible para la ciencia. Además, empleó el término fenómeno, que puede inducirnos a pensar que es la manifestación de algo en sí e inalterable. Frente a estos autores, Nietzsche defendió la postura de Heráclito: la realidad es devenir, cambio, movilidad. A su juicio, todo lo estático, inmutable o inamovible no es ser, sino no-ser, es decir, nada.
La Crítica al Conocimiento y al Lenguaje
Ahora bien, si esto es así, ¿por qué los filósofos han elaborado tantas teorías para distinguir entre realidad y apariencia, entre ser inmutable y devenir? La razón de que se sostuviera semejante distinción, responde Nietzsche, es que se han dejado guiar por el instinto de supervivencia y por el resentimiento. Nietzsche estimó que los engaños de la metafísica se asientan en un uso fraudulento del lenguaje y del conocimiento. Por este motivo, creyó necesario realizar una crítica a la teoría del conocimiento de la filosofía occidental. Los filósofos en general habían sostenido, según Nietzsche, que conocer no era otra cosa que crear conceptos con los que representamos la realidad y tratamos de entenderla. Pensamos que por medio de ellos captamos el ser inmóvil, que supuestamente se encuentra tras las apariencias. Pero, si lo real es individual y puro devenir, los conceptos carecen de sentido y no reflejan la auténtica realidad. Los conceptos falsean las palabras, pues abandonan las diferencias entre los individuos. Esto ocurre porque olvidamos el origen metafórico de los conceptos. Según él, por lo tanto, nuestro conocimiento ha de limitarse a las metáforas originales.
La Crítica a la Moral y la Muerte de Dios
Nietzsche consideró que la metafísica y la ciencia encierran a los individuos en un mundo ilusorio de conceptos y los apartan del mundo real del devenir. Una vez desenmascarado este engaño, se han de afrontar sus consecuencias prácticas y realizar una crítica a la moral, pues esta es la que ha dominado siempre la cultura occidental. En primer lugar, Nietzsche se pregunta por el sentido y el significado de la moral. Para él es un saber mediante el que se juzga sobre el bien y el mal. Según este autor, hay que buscar la raíz del problema en el sentido de los términos bien y mal. De hecho, afirmó, este sentido nos ha llegado deformado, contrario a su sentido original, tanto histórica como etimológicamente.
Moral de Señores y Moral de Esclavos
Si se considera su origen histórico se comprueba que, cuando el ser humano comenzó a vivir dentro de una organización social, el fuerte y poderoso se autodenominaba bueno, separándose del hombre plebeyo y débil a quien tildaba de malo. Si nos atenemos al origen etimológico de estas palabras, se advierte que originariamente, en todas las lenguas, bueno significa «noble» y «fuerte», mientras que malo equivale, por el contrario, a «vulgar» y «cobarde». En sintonía con esta determinación histórica y etimológica, Nietzsche distinguió dos morales opuestas e irreconciliables:
- Moral de los señores: es la de los hombres superiores y poderosos, que aman la vida. Son creadores de valores, porque deciden por sí mismos lo que es bueno y lo que es malo a partir de la fecundidad de su energía y de su vida.
- Moral de los esclavos: es la de los débiles y oprimidos, resentidos contra los señores y contra la vida. No crean los valores, es decir, no se atreven a decidir lo que es bueno o malo, sino que se aferran al intelecto, que supuestamente suministra obligaciones universales e inmutables.
La gran perversión del cristianismo es que convence a los señores para someterse a esa moral de los esclavos y compadecerse de los débiles. Por eso, la religión cristiana presenta como máximos bienes la humildad, la mansedumbre y el gregarismo.
Nihilismo y Superhombre
Como consecuencia de la crítica a la cultura y la moral occidental, Nietzsche plantea la muerte de Dios, que consideró una condición indispensable para poder eliminar el ser inmutable, y la moral de los esclavos. Todas estas falsedades son ilusiones creadas por los débiles que, en último término, se sustentan en la idea de un único Dios. Sin embargo, Nietzsche afirmó que lo más grave es que los hombres débiles han tomado a Dios como excusa para imponer a todos una moral de condiciones y prohibiciones, opuesta completamente a los impulsos de la vida. Por este motivo, consideró que la tarea prioritaria era eliminar a Dios. En la civilización occidental moderna, Dios había dejado de cumplir su función y se imponía el nihilismo, es decir, la ausencia de valores. Este nihilismo tenía un aspecto negativo, puesto que la desaparición de Dios significaba la destrucción de ese otro mundo que se sustentaba en Él. El ser humano siempre había tratado de evitar su angustia acudiendo a Dios, pero ahora estaba abocado a no creer en nada, es decir, al nihilismo. No obstante, el nihilismo presentaba para Nietzsche otro aspecto positivo y activo, porque la eliminación de Dios y de todas las invenciones de la cultura occidental despejaba el camino hacia el futuro. Este futuro no era otra cosa que la afirmación del superhombre.
Marx: Crítica de las Ideologías y la Alienación
Karl Marx entendió la realidad material como la totalidad del mundo físico, es decir, la naturaleza que es percibida por los sentidos. Además, es una realidad que se encuentra en un permanente proceso de transformación. Por ello, negó que existieran verdades permanentes. Los conceptos teóricos, a su juicio, encarcelan el pensamiento, lo petrifican, lo inmovilizan y son, por tanto, inútiles. Marx denominó ideología, en sentido amplio, al conjunto de representaciones que manifiestan la vida de los seres humanos y que son resultado natural de la dinámica social. Ahora bien, Marx utilizó el término ideología en una acepción más restringida y negativa para referirse a aquellas representaciones falsas de la existencia social e histórica del hombre. Calificó, por ejemplo, como ideologías las concepciones del liberalismo burgués, tanto en su forma económica como filosófica y jurídica.
La Praxis como Criterio de Verdad
Marx fue consciente de la necesidad de un criterio mediante el que pudiera valorarse si la representación que el hombre se hace de la realidad es adecuada o no. Para ello recurrió a la praxis humana. Lo esencial en el hombre es la praxis, la acción productiva. Asimismo, mediante el trabajo el hombre entra en relación con los otros y construye la sociedad. En este sentido, para Marx, verdadero es todo aquello que permite la evolución y el progreso del hombre y la sociedad.
Alienación y sus Formas
Marx consideró que el ser humano, para realizarse, ha de desposeerse de sí mismo. Esta enajenación no es negativa, ya que pertenece al modo de ser del hombre. Pero existe para Marx otra forma de enajenación que implica la negación del propio hombre y que denominó alienación. La alienación fundamental para él es la alienación económica. Lo propio del trabajo humano es la producción de algo, de un objeto. En consecuencia, el producto o resultado de esa acción hay que considerarlo como obra del trabajador. Sin embargo, explica Marx, el hombre es desposeído de ese resultado, que pasa a ser propiedad de otro. El trabajador, entonces, se relaciona con su producto como con una cosa extraña. En esta situación, lo enajenado –lo alienado– no es solo el objeto en el que se plasma el trabajo, sino el trabajador mismo, ya que este depende de aquel para humanizarse. Esta era para Marx la situación del proletariado de su época.
Tipos de Alienación
A su vez, esta alienación promueve otras formas de alienación:
- Alienación social: Con el trabajo alienado se desvirtúa la relación con otros hombres. El otro aparece como el ser extraño al que pertenecen el trabajo y su producto. Surgen, entonces, las clases sociales.
- Alienación política: Estrechamente unida a la anterior, aparece la alienación política. La clase dominante impone unas normas que sostienen un sistema económico injusto con dominadores y dominados.
- Alienación religiosa y filosófica: Dos formas más de alienación justifican las anteriores alienaciones del hombre: la religiosa y la filosófica. La alienación filosófica se lleva a cabo a través de ideologías con las que se pretende oscurecer las verdaderas condiciones materiales de la existencia humana. La causa de la alienación religiosa surge del estado de miseria del hombre. Debido a su sufrimiento, los hombres se ven obligados a buscar consuelo. La religión se convierte así en «el opio del pueblo».
Dios es para Marx, siguiendo a Feuerbach, un ser imaginario en el que los hombres proyectan atributos que solo le pertenecen a él, pero de los que se encuentra desposeído. Sin embargo, a diferencia de Feuerbach, Marx sostuvo que un sistema económico justo haría innecesaria la religión.
Marxismo: Análisis Crítico y Transformación Social
Karl Marx (1818-1883) fue uno de los pensadores más relevantes del siglo XIX. En su filosofía, el marxismo, analizó críticamente la sociedad de su tiempo desde una postura materialista, con el fin de llevar a cabo una transformación social (práctica) que desembocará en la implantación del sistema comunista.
Ideas Principales sobre la Enajenación del Trabajo
- Marx inicia el texto con la pregunta de en qué consiste la “enajenación” del trabajo, pasando a explicarla en las ideas posteriores.
- Así responde en la siguiente idea que el trabajo es “externo” al trabajador, por tanto, que el trabajador se niega en el trabajo y considera que éste es sólo un medio para satisfacer otras necesidades.
- El trabajador, “tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo huye del trabajo”. El hombre está enajenado pues el trabajo no le pertenece, sino que es de otro.
- Esta pérdida de sí mismo que ocurre en el trabajo, también se da en la religión, que siendo una actividad humana, actúa como una “actividad extraña” e independiente.
Explicación de la Alienación Económica
El texto trata sobre el concepto marxista de alienación o enajenación. Para Marx hay diferentes tipos de alienaciones, pero la principal es la alienación económica o alienación en el trabajo, de la cual se ocupa este texto. La alienación económica incluye tres rasgos:
- En primer lugar, el trabajador no controla el proceso productivo en el que trabaja. El trabajador no es más que un instrumento productivo; los trabajadores deben limitarse a aceptar lo que otros ya han determinado.
- El segundo rasgo es que los trabajadores no son dueños de las mercancías que producen. El obrero se limita a fabricar un producto, pero ignora cuál será su destino en el mercado y no obtendrá beneficio alguno de su venta.
- Por último, en el capitalismo el obrero no es tratado como una persona, sino como una cosa, puesto que es tratado como un mero instrumento de ganancia económica.
Con estas ideas podemos entender mejor el texto. En efecto, Marx afirma que la enajenación del trabajo consiste en que éste es “externo” al trabajador, es decir, que no le pertenece. El trabajador es ajeno al trabajo que realiza y a la mercancía terminada (primer rasgo). Pero, aún más, también es ajeno a la suerte de la mercancía y a su beneficio posterior (segundo rasgo). La humanidad del trabajador desaparece y lo que surge es una auténtica cosificación de la humanidad del trabajador (tercer rasgo). Por ello, Marx describe con crudeza los efectos degradantes de tal situación para la clase obrera. En vez de que el trabajo sea una oportunidad de desarrollo personal, en el capitalismo es una condena. De ahí que el trabajo sea “trabajo forzado”, pues el único modo de sobrevivir en el capitalismo es enajenarse a cambio de un salario que sólo permite sobrevivir “satisfacer las necesidades fuera del trabajo”. Por eso también el autor escribe que el trabajo es un ejercicio de ascetismo o autosacrificio obligado, consecuencia de la alienación. Por último, Marx alude brevemente a la alienación religiosa y la compara con la económica. Aunque distintas, hay un punto en común: ambas desposeen al trabajador de sus auténticas fuerzas, haciendo que participe de una actividad que supone explotación e injusticia. Con la religión, creyendo en fantasías extrañas; en el trabajo, participando en un proceso productivo extraño a él.
Nietzsche: Vitalismo y las Tres Transformaciones del Ser Humano
Friedrich Nietzsche (1844-1900) es un destacado filósofo del siglo XIX, representante de la corriente denominada vitalismo. Desarrolla su filosofía haciendo una crítica a la tradición filosófica y a los valores de la cultura occidental, y propone un cambio de valores afirmando la vida.
Ideas Principales sobre las Tres Transformaciones
- La primera idea que nos dice en el texto es que hay tres transformaciones del ser humano: de camello pasa a león, y de éste a su vez en niño.
- Seguidamente nos cuenta qué entiende por el espíritu de camello, diciendo que es quien lleva una pesada carga, quien se arrodilla para ser cargado.
- La transformación como león, diciendo que es quien conquista la libertad, un negador que busca eliminar el “tú debes” y sustituirla por el “yo quiero”, sentando las bases para crear valores nuevos.
- La última idea es la transformación en niño, diciendo que es necesaria porque el niño dice sí a la vida con su inocencia creadora de valores nuevos.
Explicación de las Tres Transformaciones hacia el Superhombre
Fundamentalmente el texto trata sobre las tres transformaciones hasta llegar al superhombre: la crítica de la manera de valorar tradicional negadora de la vida (crítica a la moral tradicional) “El Camello”; decadencia y nihilismo “El León”; y superación del nihilismo hasta llegar a la eliminación de la decadencia con el superhombre “El Niño”. La selección de estas tres figuras permiten al filósofo explicar metafóricamente la evolución histórica que Nietzsche aprecia en el ser humano.
- El camello es un animal de carga que vive en el desierto. Sus movimientos, lentos y mansos; servicial y dispuesto siempre a arrodillarse para aceptar gustoso el peso que le imponen sobre la joroba. Animal dócil, cuya vida está marcada por el paisaje ascético del desierto. El camello es la representación del hombre que carga con el peso de la tradición cultural occidental y que vive esclavizado por el cristianismo.
- El león es un felino poderoso: caza, es violento, ágil, muy rápido. Es libre, todos le temen. Tiene un enemigo con el que debe batirse a muerte: un gran dragón. El dragón es la tradición occidental que aún persiste en sobrevivir y que se resiste a morir a pesar de la fiereza y la violencia del león. El león representa al nihilista, el gran destructor de la filosofía platónica y el cristianismo.
- El niño: el león debe convertirse en niño. Con la figura del niño Nietzsche nos comunica la necesidad de una “nueva aurora”, de un nuevo nacimiento. El león no es capaz por sí mismo de iniciar un nuevo mundo. El niño, ingenuo, limpio de prejuicios, lleno de vida, será el que dé comienzo a un nuevo mundo. El niño expresa la idea nietzscheana de superhombre.
Literariamente, Nietzsche describe la evolución del hombre; la última etapa, la del superhombre, es un anuncio de un tiempo que todavía no ha llegado. Por eso la tarea del filósofo y de los mejores hombres –los nihilistas– es la de crear las condiciones para el advenimiento de un mundo nuevo de seres superiores.
La Filosofía Contemporánea: Corrientes y Figuras Clave
La filosofía contemporánea abarca desde el siglo XIX hasta nuestros días, comenzando con el optimismo del idealismo alemán, reflejando los valores de la sociedad burguesa. Hegel expuso el proceso dialéctico del espíritu, mientras Marx y Engels denunciaron la explotación laboral y promovieron la revolución marxista.
Siglo XIX: Vitalismo y Transmutación de Valores
Nietzsche, en el siglo XIX, propuso una transmutación de valores para exaltar la vida desde el vitalismo, criticando la razón y el idealismo. En el siglo XX, la filosofía analítica se enfocó en el análisis del lenguaje, pero las guerras mundiales causaron una crisis en la conciencia occidental.
Siglo XX: Existencialismo y Escuela de Frankfurt
El existencialismo surgió como respuesta a la falta de sentido en la vida, mientras la "Escuela de Frankfurt" analizaba las fallas sociales para evitar desastres futuros. Habermas, sucesor de esta Escuela, propone la racionalidad dialógica para llegar a acuerdos morales racionales.
Filosofía en España: Unamuno, Ortega y Zambrano
En España, la filosofía se revitalizó en el siglo XIX al entrar en contacto con corrientes europeas, destacando figuras como Unamuno y Ortega, quienes abordaron temas como la existencia y la historia. Ortega y Gasset promovió la razón vital, subordinada a la vida, mientras María Zambrano defendió la razón intuitiva o poética.
Hannah Arendt: Acción Política y Responsabilidad Individual
Hannah Arendt, en la segunda mitad del siglo XX, se enfocó en la acción política, la libertad y la responsabilidad individual en la esfera pública, criticando estructuras de poder totalitario y explorando el tema del mal en contextos como el Holocausto.
Conclusión
En resumen, la filosofía contemporánea abarca una amplia gama de corrientes y tendencias desde el siglo XIX hasta la actualidad, reflejando la evolución de la sociedad y las respuestas filosóficas a los desafíos y crisis de cada periodo histórico.