Nietzsche: Genealogía, Devenir y la Crítica Radical a la Filosofía Occidental
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La Crítica de Nietzsche a la Cultura Occidental
Friedrich Nietzsche se centra en desmontar la estructura intelectual occidental, argumentando que el *logos* de Occidente nació enfermo y disfrazó su realidad para aparentar salud y fortaleza. Él se erige como el médico que diagnostica una sociedad que se cree la única poseedora de la verdad, en progreso continuo y fundamentada en leyes racionales.
Para 'curarlos', utiliza el método genealógico –derivado de la genealogía–, buscando desvelar el origen de nuestras creencias y valores. Descubre un fraude lejano en el tiempo: Occidente no está en la búsqueda del saber ni en el interés por la verdad, sino que su origen radica en el miedo al *devenir* y al cambio de las cosas. Nuestro linaje proviene del miedo, no del amor a la verdad.
Hemos confundido la realidad con un mundo alternativo, un *ultramundo* ficticio diseñado para vivir con seguridad y comodidad. Todo esto es un problema de supervivencia psicológica, una manifestación de nuestra fragilidad mental, de nuestra incapacidad para vivir con el caos. Es la razón la causante de esta enfermedad, al generar un 'tumor maligno' que atenta contra la vida y el cuerpo.
Occidente se cree la mejor sociedad, y para 'solucionar' sus problemas, ha desprestigiado el movimiento vital, ha renegado de los sentidos y ha construido realidades *ultramundanas*. Para Nietzsche, la filosofía, la religión y la moral occidental son síntomas de decadencia. Occidente ha agotado su proyecto; su engaño ha sido descubierto y solo queda acudir a su entierro.
El Mundo Verdadero y el Devenir: Una Reinterpretación Radical
La realidad se nos presenta como caos. La realidad no *es*, sino que *deviene*, ya que los sentidos varían. Es un enigma indescifrable, inaccesible al conocimiento humano; podemos experimentarla, pero no conocerla en su totalidad. El *devenir* es un enigma que nos desconcierta y que, incluso, podemos llegar a odiar.
La tradición metafísica postula que la realidad del *devenir* es pura apariencia, y tras ella se encuentra la realidad auténtica que alcanzamos con la razón, el conocimiento verdadero. Es un mundo de objetos 'verdaderos', un mundo que llamamos metafísica. Hemos duplicado el mundo: por un lado, el mundo del *devenir*, pura apariencia; y por el otro, el mundo del *ser*, el que supuestamente 'vale la pena'. Este último se basa en dos principios fundamentales:
- Lo que permanece tiene un valor superior a lo que cambia.
- La razón es el camino para descubrir y conocer el mundo verdadero.
Nietzsche y el Fin del Dualismo
Para Nietzsche, sin embargo, solo hay *devenir*. Lo aparente se puede experimentar, pero lo 'verdadero' es una construcción de la razón. El 'mundo verdadero' y el 'mundo aparente' equivalen, en su crítica, al mundo inventado y a la realidad misma. Si todo es *devenir*, entonces se desprenden dos principios cruciales:
- No hay ningún sentido escondido por debajo o por encima del *devenir*.
- No hay sentido alguno porque el *devenir* no lo otorga.
Esto marca el punto y final al dualismo de realidades. El 'mundo aparente' solo tiene sentido en relación con el 'mundo verdadero'; si este último desaparece, el primero pierde su denominación y se revela como la única realidad existente.