Nietzsche y la Dualidad Griega: Apolo, Dioniso y el Origen de la Tragedia
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Nietzsche y la Dualidad Griega: Apolo, Dioniso y el Origen de la Tragedia
Tras algunas conferencias y artículos, la primera obra de envergadura de Friedrich Nietzsche fue El nacimiento de la tragedia. Esta obra, dedicada e influida por su amigo Richard Wagner e inspirada en Arthur Schopenhauer, postula que el origen de la tragedia griega se debe a la fusión de dos principios contrapuestos, pero ambos presentes en el espíritu griego: lo apolíneo y lo dionisiaco.
Estos dos principios le servirán a Nietzsche para explicar la actitud ante la vida:
Lo Apolíneo: Orden, Belleza y Razón
Encarnado en el dios Apolo, símbolo de la serenidad, es la divinidad del sol, de la luz y la claridad. Representa la belleza, la medida, el equilibrio de la forma, del contorno fijo, el sueño claro y, sobre todo, la individualidad. Expresa la victoria de la razón tal y como se da en el lenguaje y en la dialéctica. La civilización, en su búsqueda de orden y estructura, es inherentemente apolínea.
Lo Dionisiaco: Impulso, Éxtasis y Vida
Se encarna en el dios Dioniso, para los antiguos griegos la divinidad protectora de la vida y símbolo del placer (las fiestas y el vino). Es el símbolo de lo impulsivo y lo enérgico, de todo lo problemático y duro que tiene la vida, del dolor y la resurrección. Es el inspirador de la locura ritual y el éxtasis, del erotismo y de la orgía como culminación de ese afán de vivir. Dioniso es el dios de la alegría, el dios que canta, ríe y danza, por lo que rechaza toda renuncia, todo intento de fuga de la vida. Es el dios salvaje de la disolución; la música y la danza son sus formas preferidas, donde se pierde la conciencia, provocando una desaparición de los límites del yo.
La Tragedia Griega: Fusión de Opuestos
Nietzsche considera la tragedia griega como la expresión de un desbordante sentimiento de vida y de fuerza, dentro del cual el mismo dolor actúa como estimulante. En ella, la vida se regocija en sacrificar a sus tipos más altos por el puro placer del cambio, que incluye el placer de destruir.
En la tragedia, aparece por un lado lo dionisiaco y, por otro, lo apolíneo en la sabiduría y la justicia que culminan en el castigo divino del personaje. Esto ocurre sin la menor conciencia de pecado, sin calumniar en ningún momento la vida, sin arrepentimiento, sobrellevando su situación con entereza y dando la sensación de que, a pesar de todo, “todo está bien”.
Actitudes ante la Vida: Evitar el Pesimismo Griego
Los griegos sabían que la vida era terrible, inexplicable y peligrosa, pero no se entregaban al pesimismo, ya que podían afrontarla de dos formas:
- Visión Apolínea: Cubriendo la realidad con un velo estético, creando un mundo ideal de proporción y belleza, dando la espalda a la realidad. Esta es la vía de la civilización.
- Actitud Dionisiaca: Afirmando y abrazando la existencia con toda su oscuridad y sufrimiento. Esta es la actitud que se expresa en la tragedia y en la música. Para Nietzsche, la música no es copia de la realidad, es la realidad misma; la vida es música.