Nietzsche: Deconstrucción de la Metafísica y la Moral

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Crítica de la Metafísica según Nietzsche

Según Nietzsche, es la razón, y no los sentidos, lo que confunde en la percepción de la realidad. Lo que la metafísica llama «ser verdadero» no es nada. La razón reduce la realidad a ser y con ello induce a error, porque la realidad es devenir, puro cambio que no cabe apresar con los conceptos de la razón. Así, el ser no es más que el concepto vacío a través del que la razón pretende fijar la vida. El ser, con todo su cortejo de conceptos subordinados, es el engaño introducido por la razón a través del lenguaje. Los conceptos subordinados del ser son todos aquellos que suponen una ‘mismidad’ o permanencia en la realidad (nociones como unidad, identidad, duración, sustancia, etc.). Según Nietzsche, el origen de este error radica en la debilidad de la voluntad. El miedo a la vida conduce a pactar la detención del devenir. El género humano pone palabras a las cosas para conjurar la agitación de lo real.

Crítica de la Moral

La crítica de la metafísica condujo a Nietzsche a la crítica de la moral puesto que el origen de los conceptos abstractos de la metafísica son el recelo, la venganza, el rencor retorcido del débil que invierte los valores originales del mundo terrenal. En La genealogía de la moral, Nietzsche expuso que lo originalmente bueno fue convertido en malo por obra de los traidores a la vida. Esto fue llevado a cabo primero por los filósofos socráticos y después por la religión judía y la cristiana. Para Homero, virtud significaba excelencia, fuerza, riqueza, hermosura, astucia y poder. Sócrates, en cambio, afirmó que la virtud es salud del alma, actitud interior, comportamiento conforme a la razón. Posteriormente, esa transformación radical de los valores fue consolidada por el pueblo judío, al que Nietzsche describió como «un pueblo rencoroso de sacerdotes» y por el cristianismo, que divulgó por el mundo su anuncio del castigo eterno para los malvados (los fuertes, los poderosos,...) y la salvación para los buenos (los débiles, los enfermos,...). Nietzsche pensaba que esa transformación de los valores del cuerpo en valores del alma, es la forma que la venganza y el rencor del débil adopta como defensa contra el fuerte.

Moral de Esclavos vs. Moral de Señores

Asimismo, Nietzsche contrapuso la moral de esclavos y la moral de señores. La ética entendida como la defensa de la igualdad de todos es lo que Nietzsche denominó moral de corderos o moral de esclavos. Los corderos —dice Nietzsche— se confabulan para decir que las águilas son malvadas. Los corderos son rencorosos porque son débiles. Los depredadores, en cambio, no son vengativos sino simplemente poderosos. Así, el fuerte no se ocupa del débil, no precisa hacerlo, simplemente actúa con el poderío que le es propio. Esta es la moral de señores. Para este filósofo, ni el demócrata ni el liberal ni el socialista son capaces de entender esta doctrina. Los valores de la civilización contemporánea están, según Nietzsche, infectados de cristianismo. También el budista es débil y ciego para la vida. Todos se dejan llevar por la compasión y esta es la última forma —la más difícil de desarraigar— de la voluntad débil. La transvaloración que Nietzsche propuso anuncia la superación de la moral: la inocencia que está más allá del bien y del mal. No hay bien ni mal para el niño que juega, así tampoco para la nueva humanidad.

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