Nietzsche: Cuerpo, Razón y la Dualidad Apolíneo-Dionisíaca

Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 4,29 KB

Nietzsche y la Crítica al Pensamiento Occidental

El cuerpo humano ha sido tema principal de debate dentro del pensamiento filosófico. De entre todos los pensadores, en su enfrentamiento con la filosofía tradicional y los valores de la cultura occidental, Nietzsche dirige sus ataques contra dos objetivos centrales:

Primero, la imposición de la razón hecha por Platón, como única vía para acceder al conocimiento y a la verdad. Segundo, la transformación de este planteamiento que se hizo en el Cristianismo con la separación entre lo espiritual divino y lo corpóreo-humano.

Nietzsche sospecha que la filosofía hasta ahora no ha sido más que una mala comprensión del cuerpo. En este sentido, la muerte de Dios provocará un vuelco significativo en la historia porque la moral cristiana finge mentirosamente un «alma», un «espíritu», para arruinar el cuerpo. El hombre es pensado en la modernidad desde su identidad con Dios y así la existencia humana se revela como precaria e incompleta frente a la perfección de Dios.

El Cuerpo, la Razón y los Sentidos

Lo negativo de estas dos posiciones (Platón y Cristianismo) es que se devaluaron todas las posibilidades cognoscitivas derivadas de los sentidos y así se deslegitimó el cuerpo, como instancia relevante desde la cual construir humanamente la historia. El lado más positivo es que al otorgar ese privilegio exclusivo a la razón, se contribuyó a que la razón se afinase como instrumento cognitivo con el cual abordar y resolver rigurosamente los problemas del sentido y la verdad.

La enfermedad del hombre occidental es el nihilismo al que se ha llegado precisamente por el privilegio otorgado a la razón lógica para determinar el ser y al abandono del cuerpo como instancia pertinente para el conocimiento del hombre. En este contexto, Nietzsche considera que el hombre se ve obligado a renunciar a sí mismo y su vida queda marcada por la decadencia.

En síntesis, Nietzsche pide a la filosofía que de nuevo se centre en el estudio del hombre, en toda su complejidad y totalidad para tratar de ahuyentar de la forma más eficaz los fantasmas propuestos desde la modernidad: el nihilismo y la decadencia principalmente.

El Arte Trágico y los Espíritus Apolíneo y Dionisíaco

En la primera obra de Nietzsche, El arte trágico, se reconoce la vida como valor fundamental y la convicción de que la cultura occidental ha rechazado la vida. Afirma que la tragedia clásica griega nos muestra el espíritu dionisíaco, que contiene los valores de la vida, y el espíritu apolíneo, que contiene los valores de la razón. El arte de la tragedia clásica griega manifiesta la oposición entre el espíritu apolíneo y el dionisíaco.

Según Nietzsche, con Platón comenzó la decadencia y el error. Los elementos morales e intelectuales se impusieron y se inició el predominio de los valores apolíneos por encima de los valores dionisíacos.

El Espíritu Dionisíaco

En la tragedia griega representa los valores de la vida. Dionisio es la divinidad del vino, de la fecundidad, de la salud. Dionisio mantiene ligados a los opuestos: el hijo del éxtasis y del temor, de la furia desatada y de la liberación más dulce, el dios loco cuya aparición provoca el frenesí de los hombres, que ya en su concepción y nacimiento anuncia el carácter misterioso y paradójico de su naturaleza.

El Espíritu Apolíneo

En la tragedia griega representa los valores de la razón. Apolo es la divinidad de la luz, de la proporción y la justa medida, del equilibrio y la serenidad; encontramos su espíritu en la obra bella, equilibrada y perfecta. El hombre apolíneo quiere dormir y enmascarar la realidad, ya que en él predomina la razón.

La Defensa de lo Dionisíaco y el Papel del Arte

Nietzsche se convirtió en el gran defensor de la actitud dionisíaca de aceptación de la vida tal como es, con el dolor y la muerte que comporta. Fue el gran crítico de la actitud de renuncia a la vida, iniciada por Sócrates y continuada por el pensamiento cristiano. En la realidad hay dolor y destrucción. Ahora bien, el camino superior para enfrentarse a esta realidad no es la renuncia ni el ascetismo, sino el arte, un arte que afirme la vida en su plenitud.

Entradas relacionadas: