Nietzsche: Crítica Radical, Transvaloración y el Contexto Filosófico-Cultural del Siglo XIX

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La Filosofía de Nietzsche: Transvaloración y Crítica a la Metafísica Occidental

Desde la perspectiva filosófica de Nietzsche, el punto clave es su crítica a la metafísica occidental. Nos centraremos en sus tesis fundamentales, tanto éticas como epistemológicas. Su principal contribución es la “transvaloración de todos los valores”, que implica una inversión radical de lo que la tradición occidental, iniciada por Sócrates y Platón, consideraba bueno y verdadero.

La redefinición de lo verdadero y lo falso atañe a la epistemología, mientras que la transformación de lo bueno y lo malo pertenece a la ética. Nietzsche explica esta transvaloración mediante la metáfora de las tres transformaciones del espíritu:

  • El camello: Representa al espíritu cargado con los prejuicios y valores de la moral judeocristiana (el 'tú debes').
  • El león: Simboliza la rebelión contra dichos valores, la destrucción y la negación (el 'yo quiero', asociado al momento nihilista).
  • El niño: Simboliza la inocencia, el olvido y la creación de nuevos valores desde la afirmación de la vida (el 'sí sagrado').

Para Nietzsche, la vida misma es el criterio de una filosofía auténtica. Otra idea central es el “eterno retorno de lo idéntico”. Aunque a veces se interpreta con argumentos cosmológicos, su sentido principal es ético: debemos vivir cada instante de tal manera que deseemos repetirlo eternamente, afirmando la vida en su totalidad.

La interpretación política de Nietzsche es uno de los aspectos más controvertidos. El régimen nazi manipuló y tergiversó algunas de sus ideas, como la del “Übermensch” (superhombre), asociándola erróneamente a sus ideales racistas y totalitarios, algo ajeno al pensamiento original del filósofo.

Contexto Filosófico del Siglo XIX

El siglo XVIII estuvo marcado por el idealismo trascendental de Kant. El siglo XIX se inicia con el idealismo absoluto de Hegel. Posteriormente, surge el materialismo histórico de Marx, que proponía la superación de la sociedad burguesa para emancipar al proletariado.

Paralelamente, el positivismo sociológico de Comte auguraba un futuro de progreso ordenado bajo la guía de la ciencia y un estado racional, visión que favorecía los intereses burgueses. Frente a estas corrientes, Nietzsche criticará tanto la solución capitalista como la socialista, rechazará la idea de progreso lineal en la historia y cualquier forma de salvación final, abogando por una postura crítica hacia el Estado.

También en el siglo XIX, Charles Darwin publica El origen de las especies, exponiendo su teoría de la evolución basada en la selección natural y la lucha por la existencia. Esto supuso un golpe a la visión teleológica del universo y a la concepción tradicional del ser humano como creación divina. Asimismo, Sigmund Freud, ya a caballo entre los siglos XIX y XX, reivindicará la importancia de los instintos y el inconsciente en la vida humana.

Marx, Nietzsche y Freud son conocidos como los “maestros de la sospecha” porque cuestionaron las certezas fundamentales de la cultura occidental, sospechando que tras la conciencia, la razón y los valores aceptados (incluida la idea de Dios) se ocultan otros intereses y fuerzas (económicas, vitales, inconscientes).

Contexto Cultural: Reacción Antirrealista y Vitalismo

Culturalmente, se produce una fuerte reacción contra el realismo del periodo anterior. Emergen movimientos como el Impresionismo, el Postimpresionismo (Van Gogh) y el Simbolismo. En música, destaca la influencia de Wagner. En literatura, aunque coexiste el realismo (Dickens), surgen corrientes que exploran nuevas sensibilidades.

El espíritu fin de siècle o decadente se manifiesta, por ejemplo, en la poesía simbolista (Verlaine). Este espíritu a menudo caracteriza a artistas bohemios que rechazan las convenciones burguesas y buscan experiencias vitales intensas y nuevas formas de expresión que den sentido a la existencia.

Paralelamente, surge un intento de renovación cultural centrado en la afirmación de la vida como principio fundamental. Esta corriente, a menudo denominada “Vitalismo” (en la que se puede encuadrar a Nietzsche), propone la crítica y destrucción de los valores considerados falsos o decadentes para dar paso a una nueva creación cultural.

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