Nietzsche: Crítica a Dios, Nihilismo y el Superhombre

Ve una interpretación de la vida que niega lo mejor de ella, un dispositivo anulador y que promueve valores debilitantes. Nietzsche, tras la crítica, propondrá trasmutar los valores hasta la época y propondrá una moral afirmativa que encarna la figura del superhombre, la antítesis del cristianismo.

Crítica del Concepto de Dios y el Nihilismo

En esta redacción trataremos la crítica al concepto de Dios y el nihilismo, un tema y un concepto clave en la filosofía de nuestro autor.

Uno de los principales puntos de la filosofía de Nietzsche es la crítica a Dios y todo lo que significa para la cultura occidental. Según nuestro autor, el Dios cristiano ha negado la vida y divinizado la nada, ha hecho a los cristianos negadores de la vida, inclinándoles a la bondad, pureza y compasión. Para Nietzsche, las virtudes cristianas expresan una vida pasada en el resentimiento y la negación a la vida.

El vitalismo rechaza el concepto de Dios. Su filosofía es inmanentista y atea que excluye toda apelación que pueda dar sentido a nuestra vida. Dios es un refugio para los incapaces de afirmar la vida.

En el aforismo 125 de La Gaya Ciencia titulado “El hombre loco”, Nietzsche decreta la muerte de Dios inspirado en un argumento de Feuerbach. Señala que el hombre crea a Dios, y no al revés, pues lo hace impulsado por las angustias, miedos y necesidades de la condición humana. Por tanto, Dios es invención del intelecto humano, un invento de los débiles que necesitan la “salvación” para obtener consuelo y refugio. Con la muerte de Dios expresa que el Dios cristiano deja de ser el fundamento absoluto de la realidad y de la moral. Cuando el alemán declara que Dios ha muerto quiere indicar que los hombres han perdido el horizonte y el fundamento que sostenía todo su edificio cultural, moral, religioso y metafísico. La consecuencia de la muerte de Dios será el nihilismo activo, rechazando la modalidad pasiva para preparar la llegada del superhombre y la trasvaloración de los valores.

El nihilismo es un término clave en la obra de Nietzsche, es una actitud general incapaz de soportar la existencia que ha dejado huella en el desarrollo de nuestra cultura. En primer lugar, podemos distinguir el nihilismo con conciencia de sí mismo. Nietzsche distingue entre nihilismo pasivo, criticado por ser incapaz de poner alternativas al vacío por la muerte de Dios, y nihilismo activo, positivo porque reacciona cambiando los valores viejos por unos nuevos afirmadores de la vida. El nihilismo activo es una fase necesaria para la llegada del superhombre y la trasvaloración de los valores, mientras que el nihilismo pasivo apuesta por el inmovilismo y el lamento.

Para explicar el tránsito del nihilismo pasivo al superhombre, Nietzsche utiliza la metáfora de la triple metamorfosis. En primer lugar, el camello es un exponente de la vida decadente, un ejemplo de sacrificio y humillación. Es el cristiano que carga con la cruz durante toda la vida, presenta una voluntad de poder dirigida hacia la negación de lo vital y afirmativo, lo que conduce al nihilismo pasivo. Ha de ser eliminado y para eso habrá de transformarse en león. El león es el gran negador, el destructor, el encargado de derrumbar los cimientos de la cultura occidental y anunciar la muerte de Dios, representa el nihilismo activo. El niño es el último paso de la metamorfosis. Representa al ser libre, a la desculpabilización de la vida. No se arrepiente de la vida, ni espera nada del futuro. Es la figura del sí a la vida y todo lo que conlleva. La metáfora del niño nos lleva al superhombre, el hombre que sabe organizar el caos que habita en su interior.

En conclusión, en el diagnóstico de la cultura occidental, Nietzsche señala el problema del nihilismo como inseparable del concepto de Dios. Cuando proclama que “Dios ha muerto” significa que podemos verlo como una oportunidad para nihilistas pasivos. La apuesta nietzscheana será el superhombre, la superación del nihilismo en occidente.