Nietzsche y el Crepúsculo de los Ídolos: Contexto Filosófico y Cultural del Siglo XIX
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Contexto Filosófico y Cultural en la Obra de Nietzsche
El texto que comentamos pertenece a la obra de Nietzsche El crepúsculo de los ídolos, subtitulada por el propio autor con la expresión Cómo se filosofa con el martillo. Este segundo título muestra claramente las intenciones de nuestro autor. Escrita en 1888, durante su última etapa de lucidez, la más prolífica y fecunda, esta obra es casi el ocaso consciente del propio autor; recordemos que, meses más tarde, después de una crisis en la que pierde la conciencia, apenas volverá a hablar hasta su muerte en 1900.
La crítica a la cultura occidental es demoledora en esta obra y se dirige a todos sus campos: la ciencia positivista, las religiones judaica y cristiana, la moral socrática y, como hemos visto en el texto que comentamos, la filosofía tradicional. Lo que el título de la obra designa como “ídolo” es, simplemente, lo que hasta ahora se ha tenido por verdad. Así pues, la expresión “crepúsculo de los ídolos” viene a significar lo mismo que “fin de la vieja verdad”. La vieja verdad es la de la metafísica socrático-platónica, aunque perviva en sus versiones cartesiana o kantiana, y la de la ontología occidental, que encorseta el devenir en conceptos universales sobre el ser, camuflados tras la aparente objetividad de un lenguaje que solo disimula el miedo acérrimo a la vida y la falta de decisión para vivirla.
Períodos de la Obra Filosófica de Nietzsche
- Primer período (juventud): Las influencias de Schopenhauer, Wagner y su interpretación de la cultura presocrática se reflejan en su primer y polémico libro: El origen de la tragedia en el espíritu de la música.
- Segundo período: Marcado por su distanciamiento de estas primeras ideas y un acercamiento a la actitud crítica de los ilustrados franceses, escribe obras como Humano, demasiado humano y La Gaya Ciencia.
- Tercer período (plena madurez filosófica): Destacan las más conocidas y provocativas obras de Nietzsche, como Más allá del bien y del mal y Genealogía de la moral.
El Siglo XIX: Transformaciones y Tensiones Sociales
Es el siglo en el que toman cuerpo las profundas transformaciones que se venían preparando desde el nacimiento de la modernidad: el proceso de industrialización, las revoluciones sociales incesantes, el auge de los nacionalismos, etc. Así las cosas, el problema histórico de esta época es cómo conciliar las demandas y aspiraciones de amplias capas de la sociedad burguesa, recientemente incorporadas a los procesos productivos de la industria capitalista, con unas estructuras políticas y sociales aún no suficientemente preparadas para estos cambios. De ahí que la tensión entre tradición y revolución, entre minoría dirigente y masa, sea un factor que marque tanto la convivencia social como la reflexión ideológica de este siglo. Muchos pensadores, entre ellos el propio Nietzsche, se decantan por una reinterpretación de la historia y la cultura occidental en términos de añoranza o nostalgia por los ideales de la Antigüedad.
Nietzsche y la Cultura de Fin de Siglo
Si hubiera que buscar un portavoz del fin de siglo, sin duda sería Nietzsche el que mejor podría asumir ese papel. Desde el mundo de la cultura existe una aparente ruptura con todo el orden establecido. La música, la pintura y la poesía juegan a provocar a una burguesía decadente y aburrida. Pero este juego se realiza desde la reivindicación de un talante elitista y diletante, actitud que simboliza mejor que ninguna otra la figura del bohemio, alguien que renuncia a vivir de acuerdo con los valores dominantes, que busca constantemente experiencias nuevas que le hagan sentirse tanto vivo como diferente al resto de los hombres, y siempre con el afán de provocar, de que su propia vida sea una obra de arte, tal y como defiende Oscar Wilde en medio del puritanismo de la Inglaterra victoriana.
Y también Nietzsche muestra una gran preferencia por el arte o por la actitud artística como mejor modo de penetrar en el carácter contradictorio de la vida; su denominada “metafísica del arte” es una clara apología de lo creativo frente a lo conceptual, de lo concreto frente a lo abstracto. Especialmente significativa fue la relación de Nietzsche con la música, en general, y con Wagner, en particular. Nuestro autor, músico de vocación temprana, pasó de admirar profundamente a Wagner a despreciarlo,