El New Deal y los Principios del Totalitarismo: Dos Caras del Período de Entreguerras

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El New Deal: Las Medidas de Roosevelt (1932)

El New Deal consistió en un conjunto de medidas económicas puestas en marcha por el presidente Franklin D. Roosevelt en 1932 para combatir los efectos de la Gran Depresión en Estados Unidos. Sus pilares iniciales fueron:

  • Revolución del dólar.
  • Abandono del patrón oro, lo que implicaba una nueva limitación a la emisión de moneda.
  • Mayor control económico a través del Sistema de la Reserva Federal.

Actuaciones Destacadas del Gobierno

Dentro de las actuaciones que llevó a cabo durante su gobierno, podemos destacar las siguientes políticas:

  • Política agraria: Se ayudó a los agricultores mediante el pago de indemnizaciones con el fin de que redujeran sus cosechas. Esto provocó una subida de los precios agrícolas y, en consecuencia, el poder adquisitivo de los agricultores se elevó. Sin embargo, esta política de pago de indemnizaciones tuvo ciertas dificultades para llevarse a cabo por la falta de financiación.
  • Política de grandes obras públicas: Se impulsaron proyectos masivos de infraestructura con el doble objetivo de realizar una fuerte inversión estatal y resolver el grave problema del desempleo.
  • Política industrial: Se basó en la colaboración de la industria federal con la privada para favorecer la inversión y reactivar la demanda.

Principios Fundamentales del Totalitarismo y Fascismo

Los regímenes totalitarios que surgieron en Europa durante el período de entreguerras, como el fascismo y el nazismo, se sustentaron en una serie de principios ideológicos comunes:

  1. Establecimiento del Estado omnipotente, totalitario y absoluto. Esta idea de la primacía del Estado sobre el individuo implicó la negación de los principios del liberalismo, que se basa en los derechos individuales y en la separación de poderes. Por tanto, se desprecia el principio básico sobre el que descansa el liberalismo: que el poder reside en los ciudadanos.
  2. Culto a la personalidad del caudillo. Los líderes (Duce, Führer) eran el vértice de la organización jerárquica. Se presentaban como líderes fuertes y de autoridad indiscutible a quienes se debía obedecer ciegamente. Además, a estos líderes se les atribuía el concepto de infalibilidad: nunca se equivocan.
  3. Régimen de partido único y defensa de la desigualdad. Partiendo del principio de jerarquía, donde todos deben obedecer al líder, se postula la desigualdad natural de los individuos. Por tanto, la sociedad debe estar dirigida por una élite de los "mejores", y los mejores son los más fuertes. Así, llegan a la conclusión de que el hombre es superior a la mujer, el soldado es superior al civil, y así sucesivamente.
  4. Falso anticapitalismo y violento anticomunismo. Los fascistas en Italia y los nazis en Alemania predicaban un discurso falsamente anticapitalista para atraer tanto a los obreros como a las clases medias, amenazados por la crisis y el paro. Por otro lado, practicaban un anticomunismo violento, asociando a menudo a los judíos con el comunismo.
  5. Nacionalismo agresivo, expansionista, militarista e imperialista. El nacionalismo se tradujo en el objetivo de una "Gran Alemania" que agrupase a todos los miembros de esa comunidad racial, con independencia de las fronteras políticas nacidas tras la Primera Guerra Mundial, y en la exigencia de un "espacio vital" (Lebensraum) para la supervivencia de la raza aria.
  6. Superioridad racial, antisemitismo y xenofobia. Para ellos, el fin supremo del Estado nazi era preservar la pureza racial. Por ello, el eje central de su doctrina es un virulento antisemitismo.
  7. Primacía de lo irracional: fanatismo, violencia, dogmatismo e intolerancia. Su dogmatismo los hacía creer que estaban siempre en posesión de la verdad absoluta, justificando el uso de la violencia y la supresión de cualquier disidencia.

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