Del Neolítico a las Primeras Civilizaciones: La Transformación de la Humanidad

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La Revolución Agrícola o “Revolución Neolítica”

Hace unos 10.000 años, la humanidad desarrolló la agricultura y comenzó a domesticar animales. Esta transformación se la llama Revolución Agrícola o Revolución Neolítica. El ser humano adoptó una vida sedentaria, primero en grupos de no más de 200 personas, luego en aldeas, que fueron creciendo en número de habitantes y evolucionando en su complejidad arquitectónica.

La alimentación se hizo más nutritiva, variada y segura, ya que se podía almacenar lo que se cosechaba. Surgió la posibilidad de acumular bienes y aumentó el tiempo disponible para fabricarlos. El tiempo que antes se ocupaba en desplazarse ahora era para la producción de utensilios. También planteó nuevas exigencias, como construir viviendas permanentes. Mejoró también sus herramientas al perfeccionar el trabajo en piedra y, luego, con la invención de la metalurgia. Creó la cerámica para fabricar mejores recipientes. Descubrió que las ovejas, cabras y ganado vacuno no solo proveían carne y cuero, sino también lana y leche. Inventó el tejido.

Al aumentar el terreno agrícola y constatar que no todas las tierras eran fértiles, los grupos debieron recurrir a nuevas técnicas para poder abastecerse de alimentos: la construcción de canales de riego, las represas y el arado. Cambiaron sus ideas religiosas y su organización política, social y económica.

La Revolución Agrícola no ocurrió de un día para otro ni nació en un único lugar. Sin embargo, ninguna sociedad volvió a su antigua forma de subsistencia y, cuando culminó, las formas de vida de la mayor parte de la humanidad eran distintas.

La evolución política y religiosa

Las bandas se definían por el parentesco muy cercano que tenían todos sus miembros. La producción agrícola y pastoril permitió que el ser humano formara grupos más numerosos que las bandas: las tribus. Los integrantes de la sociedad tribal también guardaban entre sí relaciones de parentesco, pero más distantes. Se distinguían linajes. Los miembros de un linaje reconocían entre ellos un antepasado común.

En las bandas, tribus y linajes, los líderes eran escogidos por sus habilidades y prestigio. La figura más importante en un linaje o tribu era el chamán, que tenía la facultad de contactarse con el mundo espiritual, conocía los misterios de las plantas medicinales, interpretaba los sueños, predecía a partir de diferentes signos y dirigía las ceremonias religiosas. Esta nueva organización política se llamó jefatura. Estas fueron evolucionando en el tiempo, y por eso el linaje dominante fue adquiriendo cada vez más poder al interior de la sociedad. Los espíritus de sus antepasados también ganaban en jerarquía y reconocimiento.

La evolución de la organización económica

El desarrollo de la agricultura ocupó varios miles de años. En sus comienzos, no dio a los pobladores sedentarios y primeros aldeanos la seguridad alimenticia que habían tenido los cazadores-recolectores. Nadie sabía si dispondría o no de comida al otro día.

Al interior de las bandas, tribus y aldeas, la organización económica se basaba en la reciprocidad, lo que significa que cada uno de sus miembros ponía a disposición del grupo los frutos de su labor. Eran sociedades igualitarias. Con el aumento de la producción, fueron acumulándose alimentos para las épocas de escasez, para intercambiar por otros productos o repartirlos entre quienes se dedicaban a otras labores. No había grupos privilegiados.

A medida que la población y los excedentes fueron creciendo, la división del trabajo al interior de la sociedad se hizo cada vez más compleja: había muchos grupos que cumplían distintas funciones y no participaban directamente en la producción de alimentos. Los grupos al interior de la sociedad que dirigían la división del trabajo, el comercio y el reparto del producto excedente marcaron el inicio de la estratificación social.

El dominio de los metales

Trabajar los metales fue un fenómeno que transformó las formas de vida. El ser humano aprendió a aislar el metal de las rocas y calentarlo al fuego, descubriendo que podían moldearse y martillarse. El uso del cobre, bronce y hierro revolucionó al ser humano tanto como lo había hecho la agricultura. Provocó el desuso de la piedra y aumentó el dominio sobre la naturaleza y sus recursos.

De la misma manera que la agricultura, el avance hacia la metalurgia se dio en distintas partes del planeta. Hace unos 4000 años, el cobre ya se usaba en la fabricación de herramientas y armas, pero no fue hasta el primer milenio a.C. que el uso de los metales se extendió por el mundo.

El bronce fue creado en Medio Oriente en el tercer milenio a.C.; es producto de la aleación de cobre y estaño y se caracteriza por ser un metal más moldeable. La aparición de objetos de bronce en tumbas y otros sitios inicia la Edad del Bronce en Europa (aproximadamente entre el 1700 a.C. y el 1200 a.C.) para la fabricación de utensilios domésticos y la labranza.

Un avance crucial en la metalurgia fue la forja del hierro, ya que este metal era muy común. Se descubrió que, al añadirle carbono, el hierro se transformaba en acero, el metal que permite el filo más cortante de todos.

Las Civilizaciones Antiguas

En Mesopotamia, hacia el 3300 a.C., los historiadores ponen fin a la Prehistoria, dando inicio a los Tiempos Históricos. La escritura fue una creación cultural de hombres y mujeres civilizados y ocurrió en distintos momentos; algunas civilizaciones no tuvieron escritura. La aparición de la escritura en Mesopotamia se considera el hito que marca la Edad Antigua.

El paso de la Prehistoria hacia la Edad Antigua fue un proceso que se aceleró desde el Neolítico, alrededor del 4000 a.C., cuando algunos grupos manifestaron procesos que marcan el paso de la aldea a la ciudad y de la tribu a la civilización. Las características que indican el paso de sociedades agrícolas complejas a civilizaciones antiguas son:

  • Mejoras técnicas para los cultivos y obras de irrigación, lo que produjo un aumento de las tierras cultivables y la intensificación de la producción agrícola. Los excedentes se transformaron en productos de intercambio.
  • El uso de los metales, que permitió mejorar la calidad de las herramientas y armas.
  • Construcción de las primeras ciudades con piedras o ladrillos, para albergar y defender a la población.
  • La organización de la sociedad según el trabajo o función. Ciertos sectores fueron adquiriendo características políticas y económicas diferenciadas.
  • Organización política y jurídica con leyes e instituciones administrativas. Comenzaron a formarse los primeros Estados (con gobernantes que organizaron y regularon el trabajo colectivo, los impuestos y la defensa del territorio).
  • La invención de los primeros signos de escritura.

Estos procesos de cambio se produjeron en Oriente. Las primeras civilizaciones se desarrollaron en valles y llanuras de ríos caudalosos: en el Cercano Oriente, en Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates; en Egipto, en torno al río Nilo; y en el Lejano Oriente, la civilización india en el valle del río Indo y la china en el valle del río Amarillo.

En el Cercano Oriente, en mesetas áridas y pequeños valles cerca de Mesopotamia, aunque no alcanzaron el desarrollo de egipcios, sumerios, asirios y babilonios, se destacan los fenicios y los hebreos. En América también se desarrollaron las primeras civilizaciones: la olmeca en Mesoamérica y la cultura Chavín de Huántar en el área andina, que fueron la base de grandes civilizaciones americanas posteriores.

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