Neoliberalismo y Estado de Bienestar: Conceptos, Características y Contrastes

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El Neoliberalismo: Definición y Principios

El neoliberalismo se define como un conjunto de ideas político-económicas capitalistas que abogan por la mínima intervención estatal en la economía, promoviendo la producción privada sin subsidios gubernamentales. Según esta doctrina, la plena libertad de comercio (libre comercio) es fundamental, ya que este principio garantiza el crecimiento económico y el desarrollo social de un país. Surgió en la década de 1970, impulsado por la escuela monetaria de Milton Friedman, como una solución a la crisis económica mundial de 1973, provocada por el excesivo aumento de los precios del petróleo.

Características Fundamentales del Neoliberalismo

  • Mínima participación del Estado en la configuración de la economía de un país.
  • Escasa intervención del gobierno en el mercado laboral.
  • Política de privatización de empresas estatales.
  • Libre circulación de capitales internacionales y énfasis en la globalización.
  • Apertura económica a la inversión de multinacionales.
  • Adopción de medidas contra el proteccionismo económico.
  • Simplificación de las actividades económicas, reduciendo la burocracia estatal en el proceso.
  • Oposición a impuestos y gravámenes excesivos.
  • Fomento del aumento de la producción para lograr el objetivo básico del desarrollo económico del sector inversor.
  • Oposición al control de los precios de productos y servicios por parte del Estado; la ley de oferta y demanda es suficiente para regular los precios.
  • Base económica fundamentada en empresas privadas.
  • Fundamentación total en el capitalismo.

El Estado de Bienestar: Concepto y Evolución

El Estado de Bienestar es un concepto político que describe una forma de gobierno en la cual el Estado asume la responsabilidad de garantizar servicios y derechos esenciales a una parte significativa de la población, especialmente a los sectores considerados humildes o empobrecidos. Este fenómeno, relativamente reciente, cobró gran impulso en diferentes partes del mundo en el siglo XX debido a las distintas crisis económicas, guerras y conflictos que generaron consecuencias muy duras y difíciles de superar para gran parte de las poblaciones occidentales.

La noción de un Estado de Bienestar se gesta a mediados del siglo XIX, cuando diversos grupos sociales (especialmente los trabajadores) comenzaron a luchar por el reconocimiento de sus derechos a nivel internacional. A partir de entonces, y de manera más prominente en el siglo XX tras eventos como la Gran Depresión de 1929 y las épocas de posguerra (Primera y Segunda Guerra Mundial), emergió la idea de un Estado que provee servicios y asistencia a los sectores desfavorecidos, complementando aquello que no pueden obtener en un sistema desigual o injusto como el capitalista.

La crisis de 1929 representó un golpe significativo para el capitalismo, sumiendo a una parte muy importante de la sociedad occidental en la miseria. Ante estas circunstancias, el desarrollo de un Estado capaz de contener la miseria, la pobreza y el hambre se volvió una necesidad imperante. Para el Estado de Bienestar, tres elementos son relevantes: la democracia (es decir, el mantenimiento de formas políticas no autoritarias ni autocráticas); el bienestar social (es decir, la provisión a la sociedad de la ayuda económica y social necesaria para progresar); y el capitalismo (ya que para el Estado de Bienestar el capitalismo no es necesariamente un problema, sino que muchas veces supone la convivencia con el mismo).

Según los defensores del Estado de Bienestar, una mayor intervención estatal en la economía es una de las directrices más importantes. Argumentan que si el mercado es quien regula las relaciones socioeconómicas, siempre habrá sectores perjudicados, y la creciente riqueza de unos pocos puede llevar a un gran desequilibrio resultante en profundas crisis. Así, el Estado de Bienestar regula cuestiones como el empleo, la producción, el acceso a la vivienda, la educación y la salud públicas, entre otros. Sin embargo, debido a los significativos gastos presupuestarios que un Estado de este tipo puede implicar para una nación, hoy en día esta forma política ha quedado en parte desacreditada, y se suelen preferir sistemas que combinan el acceso a lo público con una importante intervención privada.

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