El Neoclasicismo: Orígenes, Academias y la Arquitectura de Juan de Villanueva
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Características Generales del Neoclasicismo
El Neoclasicismo representa la segunda oleada recuperadora de la Antigüedad grecolatina en la historia del arte. Aparece en Italia en el siglo XVIII, coincidiendo con la moda de las ruinas de Pompeya y Herculano, que se convirtieron en un itinerario cultural para la aristocracia, permitiéndoles aprender idiomas y conocer costumbres.
Su desarrollo se divide en dos etapas principales:
- La primera aparece en Roma en 1755 y está representada por Johann Joachim Winckelmann y Anton Raphael Mengs. Winckelmann era un teólogo protestante que, en 1755, se convirtió al catolicismo con el fin de ocupar la plaza de bibliotecario y conservador de las antigüedades griegas y romanas del Museo del Vaticano. Mengs fue pintor y tratadista. Como pintor, rompió con la tradición de los techos de perspectiva fingida barroca, optando por fórmulas precisas y claras. Como tratadista, sostuvo que el arte era superior a la naturaleza.
- La segunda fase se inicia en 1770 y se caracteriza por la aceptación y difusión internacional del estilo, impulsada por las academias.
Las Academias de Arte Neoclásico
Las academias contribuyeron a que la pintura, la arquitectura y la escultura dejaran de ser oficios mecánicos para convertirse en artes liberales, y a que el artista abandonara el estamento artesanal para transformarse en un profesional. Estaban protegidas por el Estado y regidas por un claustro de profesores de distintas disciplinas artísticas.
Sus objetivos principales eran: establecer sesiones periódicas entre sus miembros e inculcar a los alumnos una correcta educación neoclásica, sin necesidad de servir como auxiliares de maestro. El sistema educativo se basaba en el cultivo del dibujo y constaba de un programa de tres cursos:
- El nivel elemental se impartía en la Sala de Principios. Aquí eran admitidos todos los aspirantes, quienes soltaban la mano mediante copias de partes anatómicas.
- Un segundo nivel se desarrollaba en la Sala del Yeso y en la Sala del Maniquí, donde se copiaban moldes en escayola de la estatuaria antigua y se instruían en el tratamiento de ropajes.
- Por último, en la Sala del Modelo Vivo, los alumnos más aventajados se ejercitaban en la reproducción del cuerpo desnudo al natural, siendo considerados artistas si superaban esta prueba.
Por otro lado, los arquitectos se educaban proyectando edificios según la perspectiva de teóricos italianos, tanto romanos como renacentistas, como Vitruvio, Vignola y Palladio. Esto enriqueció las capitales europeas y estadounidenses con monumentos inspirados en la visión de Palladio, un estilo conocido como Neopalladianismo.
Las Academias de Bellas Artes proliferaron en las grandes ciudades ilustradas, con sedes en Roma, Madrid, París o Londres, convocando anualmente concursos para estimular a los jóvenes artistas.
La Arquitectura Neoclásica: Juan de Villanueva
Juan de Villanueva (1739-1811) es el prototipo del arquitecto neoclásico español. Se formó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y obtuvo una beca para Roma, donde se desplazó a Pompeya y Herculano. Con 26 años, regresó a Madrid empapado del Neopalladianismo.
Fue nombrado arquitecto de El Escorial, proyectando en 1773 la Casita de Arriba y la Casita de Abajo para los hijos de Carlos III: dos villas de recreo palladianas en la sierra madrileña que sirvieron al infante Don Gabriel y a Carlos IV.
En 1784, edificó para Carlos IV la Casita del Príncipe en el Real Sitio de El Pardo, donde abandonó la planta central optando por un diseño rectangular. Estos cargos le valieron el favor real, siendo ascendido a la dirección general de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y honrado con el título de Maestro Mayor del Ayuntamiento de Madrid cuando Carlos III se convirtió en alcalde y la arquitectura era una de las principales preocupaciones del monarca.
Villanueva realizó entonces tres obras prodigiosas: el Palacio de las Ciencias (actual Museo del Prado), el Observatorio Astronómico y el Cementerio General del Norte, el primer camposanto de la península. Esto se debió a que el reformismo borbónico impedía enterrar cadáveres en iglesias y prescribía situar los enterramientos colectivos en lugares extramuros de la población. Una característica esencial de Villanueva en estas obras será el pórtico hexástilo, un préstamo directo de Palladio.