El Neoclasicismo en España: Teatro y Reformas en el Siglo XVIII
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El Neoclasicismo
El Neoclasicismo se introduce en España con la subida al trono de Carlos III en 1759, quien trae aires renovadores y las ideas de la Ilustración francesa. Se rodea de colaboradores que comparten sus ideas renovadoras, como el conde de Aranda o el conde de Floridablanca.
Comienza un ambicioso programa de reformas que abarca todos los ámbitos de la vida: economía, educación, obras públicas, etc. El arte y el teatro no se quedan al margen:
- Fomento de las Academias de Bellas Artes y de la Lengua, que regulan la educación de los artistas y controlan los proyectos y publicaciones.
- Leyes que regulan la práctica teatral dictadas bajo el gobierno del conde de Aranda.
Se busca una renovación del teatro según el modelo del Neoclasicismo francés. Un arte basado en la reflexión, el equilibrio, la sencillez y la pureza de estilo (antítesis del violento y dinámico arte barroco). Es un arte disciplinado y correcto, pero falto de fuerza y espontaneidad.
Presupuestos básicos del teatro neoclásico
Sus presupuestos básicos en el campo del teatro se asientan en una serie de elementos:
- Influencia de los clásicos grecolatinos, especialmente Aristóteles (Poética) y Horacio.
- Sometimiento a la razón y a los clásicos, que no siempre son bien interpretados.
- Se pretende un alcance universal y un aire de verosimilitud, huyendo de lo concreto y de lo fantástico.
- Unidad de estilo: está prohibido mezclar lo trágico con lo cómico, el verso con la prosa, lo elevado con lo familiar. La separación de géneros ha de ser clara.
- Regla de las tres unidades: basada en la preceptiva clásica, busca la unidad de acción, la de tiempo y la de espacio.
- Finalidad moral o educativa: se busca una utilidad social al teatro, igual que ocurrió en la Grecia clásica.
Géneros teatrales neoclásicos
La tragedia histórica
No es fruto de la evolución de un género precedente, sino que se introduce a través de las traducciones del francés.
De argumento histórico, son sus temas el amor, el honor, las relaciones paterno-filiales, la libertad, la patria, el estado, la monarquía, el destino... Es respetuosa con la regla de las tres unidades y la verosimilitud. Construida con largos parlamentos de los protagonistas, marcados por un destino trágico, nos lleva a conocer su profundidad psicológica.
Tiene un fin utilitario: moderar las pasiones, enseñar modelos de comportamiento, mostrar las consecuencias de las malas acciones, etc.
Sus principales cultivadores son Vicente García de la Huerta (1734-1787), destacando Raquel (1772), y Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), con su Pelayo (1769).
Este último será también responsable de la Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas (1790).
La comedia
Sufre profundas transformaciones respecto al modelo barroco, y en España su principal cultivador es Leandro Fernández de Moratín (1760-1828). Según él, la comedia española era:
Cree imprescindible una reforma del género para que cumpla con los siguientes requisitos:
Imitación en diálogo (escrito en prosa o verso) de un suceso ocurrido en un lugar y en pocas horas, entre personas particulares: por medio del cual, y de la oportuna expresión de afectos y caracteres, resultan puestos en ridículo los vicios y errores comunes en la sociedad, y recomendadas, por consiguiente, la verdad y la virtud.
Con su aportación, las características de la comedia serán:
- Total separación de géneros para evitar confusión.
- Sometimiento a la regla clásica de las tres unidades: una sola acción, que se desarrolla en un solo lugar y en un tiempo máximo de 24 horas.
- Finalidad didáctica: empleo de temas útiles para la sociedad con un planteamiento de enseñanza práctica.
- Planteamiento verosímil, acorde o parecido a la realidad.
- Estructuración de la obra en tres actos. Se eliminan en la representación las tonadillas y sainetes.
- Describe los intereses de la clase media.
La fórmula funciona. El sí de las niñas se estrena en 1806 en el teatro de la Cruz y fue el éxito más importante de la temporada. Estuvo 26 días seguidos en cartel y asistieron 37.000 espectadores.
El melólogo
Subgénero teatral unipersonal, que consiste en el desarrollo de un monólogo en el que los pasajes culminantes o emotivos son subrayados por un acompañamiento musical. Esta música sirve también de transición entre un pasaje del monólogo y otro.
El género, vigente en el último tercio del siglo XVIII y primeros años del XIX, es creado por Rousseau en 1762 con su obra Pygmalion, con música de Horace Coignet. En España el género será cultivado por Iriarte. No todos serán partidarios de este género.