Navarra en la Monarquía Hispánica: Integración, Frontera y Legado Histórico

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Integración de Navarra en la Monarquía Hispánica

Una vez incorporado el Reino de Navarra a la Monarquía Castellana, los reyes de Castilla iniciaron un proceso de afirmación de su poder entre los grupos sociales y las instituciones. Se enfrentaron de forma violenta los agramonteses, que se habían opuesto a la conquista, y los beaumonteses, que la apoyaban abiertamente. Era necesario reducir la tensión social para que la nueva situación institucional se asentase. Fernando el Católico respetó los cargos y las propiedades de los agramonteses. Su sucesor, Carlos I, decretó varios indultos para los exiliados que estuvieran dispuestos a volver y jurarle fidelidad. Los puestos políticos se repartieron de forma más o menos equitativa entre agramonteses y beaumonteses, con el fin de mantener la confianza entre ellos.

La Baja Navarra: Un Reino Separado

Los Albret, además de recuperar la Baja Navarra, seguían considerándose los reyes legítimos de Navarra. Esta familia intervino en la política interior francesa hasta convertirse en líder del bando protestante francés frente a la nobleza católica en la segunda mitad del siglo XVI. Juana III se convirtió al calvinismo y su hijo Enrique III de Borbón heredó el trono galo. Los reyes de la Baja Navarra se convirtieron en reyes de Francia. Luis XIII decretó la unión permanente de las dos coronas. La Asamblea surgida de la Revolución Francesa suprimió el título del Rey de Navarra. Las relaciones entre las dos Navarras entraron en una fase crítica cuando el protestantismo se extendió al otro lado del Pirineo. En 1853, las Cortes Navarras decretaron que los venidos de la Baja Navarra debían ser tratados como extranjeros.

Defensa Estratégica de la Frontera Navarra

La rivalidad franco-española por el dominio de Europa convirtió a Navarra en una pieza clave para la seguridad de la frontera entre ambas monarquías. Se decidió concentrar la defensa del territorio en Pamplona. La obra más importante fue la Ciudadela de Pamplona. Nunca hubo intentos serios de combate. Se producían pequeños choques que solo servían para distraer la atención de otros escenarios más importantes. Ninguno de los contendientes quería llevar los combates a su territorio y preferían luchar en tierras más alejadas.

Navarra y la Guerra de Sucesión Española

El siglo XVIII se abrió con una guerra. Navarra, al igual que Castilla, tomó partido por Felipe V; este hecho pudo influir en los dirigentes navarros. Si Felipe de Borbón se imponía, la paz con Francia aseguraría la tranquilidad en la frontera y las relaciones económicas con los vecinos mejorarían. La contienda afectó poco al territorio navarro y acabó con el triunfo de Felipe V. La primera y gran consecuencia de esta victoria es que los reinos de la Corona de Aragón que habían apoyado a Carlos de Austria perdieron sus instituciones particulares, mientras que Navarra conservó todo su entramado constitucional.

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