La Naturaleza de la Violencia: Un Recorrido Filosófico y Antropológico
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La Visión de la Violencia en la Filosofía y la Antropología
La comprensión de la violencia y la naturaleza humana ha sido un eje central en el pensamiento filosófico y antropológico. Tradicionalmente, la izquierda política ha enfrentado desafíos al integrar las tesis hobbesianas sobre la hostilidad inherente del hombre, prefiriendo a menudo perspectivas que enfatizan la armonía social.
El Debate Hobbes-Rousseau sobre la Naturaleza Humana
Rousseau y el Concepto del Buen Salvaje
Jean-Jacques Rousseau sostenía que la sociedad no siempre ha sido conflictiva. En el estado de naturaleza, el individuo carecería de las pasiones hostiles que lo caracterizarían con la alfabetización, la urbanización y la socialización. Desarrolló la idea del “buen salvaje”, sugiriendo que “algunas sociedades no contaminadas por Occidente (por la civilización) no conocen la violencia”. Estas sociedades representarían la idea de una naturaleza humana prístina, una noción apoyada por cierta etnografía, como el funcionalismo, que concebía las culturas primitivas como armónicas.
Hobbes y la Hostilidad Inherente del Hombre
En contraposición a estas teorías, Thomas Hobbes mantenía que “el hombre es un ser hostil por naturaleza”, popularizando la frase “el hombre es un lobo para el hombre”. Según Hobbes, los hombres se asocian por hostilidad. Esta teoría conduce directamente al concepto del “malsalvajismo”, una perspectiva que, según ciertas informaciones etnográficas, parecía más respaldada que las de Rousseau, citando ejemplos como infanticidios, sacrificios humanos masivos de los aztecas o suicidios.
Pierre Clastres y la Reconciliación Antropológica con Hobbes
Pierre Clastres, en un artículo seminal titulado Arqueología de la violencia: la guerra en las sociedades primitivas, planteó una cuestión crucial tras su estancia entre los Yanomami. En un momento en que el pensamiento intelectual de la izquierda estaba cautivo de la noción del “buen salvaje”, Clastres se preguntó: ¿Cómo explicar la contradicción entre la cortesía y la amabilidad social de este pueblo y la concepción de pueblo violento que tenemos de él?
La Guerra como Necesidad para la Libertad Individual
Clastres recurrió a Thomas Hobbes, el creador de la idea, aterradora para la izquierda, de una perpetua guerra civil. Él mismo había constatado el fenómeno “bienpensante” de la izquierda etnológica, cuyas monografías describían a las sociedades como exentas de violencia o, cuando esta aparecía, se mostraba cómo intentaban reducirla o abolirla. Para Clastres, la guerra emerge como necesaria para defender la libertad individual, especialmente frente a la emergencia del Estado.
La Guerra Segmentaria Permanente en Sociedades Igualitarias
Clastres sostenía que en estas sociedades primitivas no existe un estado de equilibrio propiamente dicho, sino un estado de “guerra segmentaria permanente”, una “guerra de todos contra todos”, precisamente por su cercanía al estado igualitario. Asumió la fiereza de este pueblo como un rasgo distintivo de su libertad, otorgándole connotaciones positivas: la voluntad de independencia política y el dominio de su territorio manifestado por cada comunidad. La posibilidad de la guerra forma parte intrínseca del funcionamiento de estas sociedades: la sociedad primitiva es el lugar de un estado de guerra permanente. La guerra antecede a las alianzas y a la segmentariedad. Se trataría de evitar que unos individuos tuvieran más poder que otros (característica de las sociedades igualitarias) y de prevenir la emergencia de un poder superior, el Estado. De esta forma, Clastres reconcilia a Hobbes con la antropología de izquierda, hasta entonces prisionera del concepto del “buen salvaje”.
Perspectivas Modernas sobre la Violencia en Sociedades Primitivas
La visión de la violencia que solía ofrecerse por parte de los antropólogos era la de una agresión controlada. Por ejemplo, Napoleon Chagnon planteó inicialmente la fiereza de los Yanomami, donde la violencia, motivada por la ocupación del territorio y la disputa por las mujeres, estaba generalizada. Sin embargo, posteriormente corrigió y precisó que existen mecanismos rituales de control sobre la violencia en este pueblo.
La etnografía moderna afirma que la violencia está presente en todas las sociedades, aunque unas sean más violentas que otras. Para la antropología social, no existe un universal que, aplicado a todo caso y lugar, pueda explicar la violencia en todos sus estados.