El Estado de Naturaleza y la Sociedad Civil en la Filosofía de Locke
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El Estado de Naturaleza
La filosofía política de Locke se fundamenta en la distinción entre naturaleza y convención. Es necesario establecer cuál es el estado natural del ser humano para fundamentar racionalmente en él la sociedad política.
Al presuponer esta distinción, Locke está asumiendo la tesis principal del contractualismo. Esta teoría sostiene que el Estado empezó a existir como resultado de un pacto o contrato que los seres humanos hicieron en algún momento determinado de su existencia. Esto implica aceptar que el Estado no es algo natural, es decir, no es una forma de organización sociopolítica sin la que el ser humano no pueda vivir, pero de ahí no se deriva que sea algo malo, sino todo lo contrario. El ser humano creó el Estado para establecer unas condiciones con las cuales pueda llevar una vida propiamente humana conviviendo con sus semejantes. Que el Estado no haya existido desde siempre no implica, según Locke, que sea antinatural en el sentido de algo contrario a la naturaleza humana.
El estado de naturaleza se caracteriza por la libertad e igualdad de todos los hombres, en ausencia de una autoridad común. Los hombres se mantendrán en ese estado hasta que, por su propia voluntad, se conviertan en miembros de una sociedad política. Para Locke, el estado de guerra constituye una violación, una degeneración del estado de naturaleza.
Locke inicia su segundo tratado distinguiendo entre “Estado de naturaleza” y “Estado de guerra”. En el primero rige la ley natural, una ley moral universal. Se trata de una ley basada en la naturaleza humana, en la forma peculiar de ser del hombre. Así pues, por el hecho de ser tal como es él, el hombre posee una serie de derechos naturales.
Derechos Naturales
Locke distingue los siguientes derechos:
- Todos los hombres son iguales. Todos poseen la misma capacidad racional. Es falso el pensamiento medieval de que hay hombres superiores a otros.
- Todos los hombres son libres. Los hombres son seres independientes, capaces de trabajar y producir los bienes que necesitan para sobrevivir.
- El derecho a la propiedad. Tienen derecho a poseer aquello que producen mediante su trabajo.
Para Locke, el derecho a la propiedad es un derecho natural, cuyo fundamento es el trabajo.
Dios no ha dividido la tierra ni ha distribuido sus riquezas, sino que esta pertenece por igual a todas las criaturas, pero la razón nos enseña que la existencia de la propiedad privada está de acuerdo con la voluntad de Dios, ya que aquello que el hombre obtiene mediante su trabajo le pertenece tanto como este. El trabajo constituye tanto la fuente de apropiación de bienes como su límite. Locke también admite el derecho a heredar la propiedad, basándose en que la familia es una “sociedad natural”.
Del estado de naturaleza puede surgir el estado de guerra, definido por Locke como “Estado de enemistad y destrucción”. El estado de naturaleza legitima a los agredidos a ejecutar la justicia necesaria para reparar el daño necesario. En este estado de naturaleza, cada uno es juez de sí mismo, con lo cual la posibilidad de que el estado de guerra se generalice está servida. Para evitar este estado de guerra, los hombres se ponen manos a la obra para constituir la sociedad civil. La sociedad surge del derecho que tienen los hombres a conservar sus vidas, libertades y posesiones.
Beneficios de la Sociedad Civil
La constitución de una sociedad civil supone renunciar a ciertos derechos, pero conlleva unos beneficios que Locke resume en los siguientes términos:
- Los hombres disponen de una ley escrita y objetiva que define la ley natural, evitando la indefensión en que estaba en el estado de naturaleza.
- Se establece un sistema judicial que goza del reconocimiento general y evita arbitrariedades.
- Se crea un poder capaz de castigar los crímenes y de obligar a ejecutar las sentencias.
- Se conserva la propiedad privada y se garantiza el derecho a la misma mediante leyes y disposiciones, cuyo cumplimiento implica sanciones jurídicas.
La propiedad es el fruto del trabajo y del esfuerzo realizados por el individuo y que se materializa en producto final elaborado a partir de la naturaleza y del trabajo del individuo. Locke justifica el derecho a la propiedad porque supone tanto para el individuo como para la sociedad el bienestar. Para que el derecho sea tal, nadie puede quedar fuera de él, el acceso a la propiedad privada debe ser posible para todos y en proporciones moderadas. La propiedad privada estaba ya presente en el estado de naturaleza y la sociedad civil la reconoce como un derecho que beneficia tanto al individuo como al resto de la sociedad.
Las restricciones que la sociedad civil impone al estado de naturaleza solo se pueden justificar mediante el consentimiento: nadie puede ser sacado del estado de naturaleza y ser sometido al poder político sin su propio consentimiento.
La Sociedad Civil
La sociedad civil surge cuando los hombres, para evitar el estado de guerra, deciden renunciar a parte de sus libertades y derechos en favor de un poder legislativo y ejecutivo que cada uno de los individuos poseían en el estado de naturaleza; pero no se ceden estos derechos y sus poderes de manera arbitraria a una persona, sino que se realiza tal cesión a la comunidad.
Para Locke, el fin que justifica la constitución de la sociedad civil ha de ser el bien del pueblo y preservar sus inalienables derechos, y la cesión de tales derechos a la comunidad no puede acarrear la renuncia a ellos, o que la propia comunidad actúe contra estos derechos. Cada individuo se somete a las decisiones, a las leyes de la mayoría y las asume como propias. Locke justifica la esclavitud en esta nueva sociedad civil donde el derecho a la libertad parece incuestionable. Afirma que, si un individuo es reo de muerte por algún delito cometido, en vez del cumplimiento de esta pena, puede ser utilizado como esclavo por la parte agraviada.
Las leyes son elaboradas por el poder legislativo organizado por la mayoría y constituyen el espíritu del Estado. El poder ejecutivo debe llevar a cabo el cumplimiento de las leyes y se somete a las mismas, siempre que estas no vayan contra los derechos y el bienestar del pueblo. “El poder de la sociedad o el poder legislativo no podrá nunca extenderse más allá de lo necesario para el bien común”. El poder legislativo es el poder superior de hacer las leyes a las que estarán sometidos todos los individuos integrantes de la sociedad civil, incluidos los del poder ejecutivo. Su legitimidad le vendrá dada si se atiende a “legislar igual para todos”. El poder supremo del Estado no es sino el poder conjunto de todos sus ciudadanos; es por ello que no podrá ser superior al poder que sus ciudadanos tenían en el estado de naturaleza.
A lo largo del Segundo Tratado, Locke insiste en el hecho de que el poder político debe proteger y salvaguardar la propiedad privada de sus ciudadanos.
Locke contrapone al poder legislativo el poder ejecutivo, que debe encargarse de salvaguardar las leyes y obligar a su cumplimiento. También reconoce la existencia de un poder federativo, que es aquel que representa al país en el exterior y defiende los intereses de la comunidad frente a otros países y con la potestad de declarar la guerra o la paz, alianzas políticas o económicas.