La Naturaleza Dual del Derecho: Entre la Norma Positiva y los Principios Éticos
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Reflexiones sobre la Naturaleza del Derecho
En la reflexión sobre el derecho, me encuentro frente a dos concepciones aparentemente opuestas.
La Concepción Positivista: El Derecho como Fuerza
Una sostiene que todo derecho es mera fuerza, resolviéndose e identificándose en el mero hecho de ser impuesto por la autoridad soberana. Es decir, el derecho se reduce a un conjunto de normas coactivas emanadas del Estado, cuya validez y legitimidad dependen únicamente de su origen legislativo. Este enfoque positivista ofrece claridad y objetividad, pero ¿realmente captura la esencia del fenómeno jurídico?
La Concepción Iusnaturalista: El Derecho como Razón y Justicia
No puedo evitar cuestionar la suficiencia de esta visión. Reducir el derecho a una mera fuerza impuesta nos lleva a ignorar aspectos fundamentales que trascienden la mera voluntad del legislador. De esta forma, el derecho tiene fuentes más profundas en la razón práctica y en la naturaleza de las cosas. No es simplemente un conjunto de normas estáticas, sino un entramado de principios racionales que buscan la justicia y el bien común.
Además, después de todo lo dado a lo largo del curso y de la perspectiva de Valley explicada en ellas, me invita a considerar que el derecho no se agota en la ley positiva. La razón práctica, esa capacidad humana para discernir lo justo de lo injusto, nos proporciona una base ética y moral que debe guiar y fundamentar nuestras leyes. Un ejemplo claro es el de los derechos humanos. Si en un determinado contexto histórico, las leyes positivas permiten la esclavitud, estas normas serían válidas desde el positivismo jurídico. Sin embargo, desde la óptica del derecho natural, serían profundamente injustas y contrarias a la dignidad humana.
El derecho natural, entendido como un conjunto de principios racionales sobre la justicia y el bien común, me muestra que hay una dimensión del derecho que no puede ser capturada únicamente por las normas formales. La legitimidad del derecho no puede depender solo de su origen en la autoridad soberana, sino también de su conformidad con estos principios éticos y racionales. Por ello, destaco que el derecho brota de la esencia misma de la humanidad, de nuestra capacidad innata para reconocer y aspirar a lo justo y lo bueno.
El Debate y la Perspectiva Social
Sin embargo, recuerdo que este tema surgió en un debate con mis compañeros sobre el libro de Hannah. Después de argumentar lo dicho anteriormente, una de mis compañeras (Sara, por si hay curiosidad) me preguntó: ¿y si el derecho es principalmente una construcción social que se basa en la autoridad y la coerción?
Esto me instó a reflexionar sobre cómo las leyes son creadas y validadas por el Estado, y su eficacia se mide por su capacidad para regular el comportamiento humano a través de la imposición de sanciones. Esta visión me hizo pensar que el derecho debe ser analizado como un sistema normativo autónomo, separado de consideraciones morales o éticas. La claridad y precisión del positivismo permiten una aplicación uniforme y predecible de la ley, lo cual es esencial para mantener el orden social y la seguridad jurídica.
Introducir consideraciones morales en el análisis del derecho podría conducir a la subjetividad y a la inestabilidad normativa. La ley, como un conjunto de reglas claras y codificadas, proporciona una base sólida sobre la cual los ciudadanos pueden construir sus expectativas y comportamientos. Desde esta perspectiva, la legitimidad del derecho se deriva de su procedencia de una autoridad soberana reconocida y su capacidad para ser aplicada de manera efectiva.
Conclusión: Hacia una Comprensión Integral del Derecho
Después de considerar ambas perspectivas, concluyo que una comprensión completa del derecho requiere un equilibrio entre la claridad y estructura del positivismo y la profundidad ética y moral del derecho natural. La ley positiva es esencial para la estabilidad y previsibilidad en una sociedad, proporcionando un marco normativo claro y aplicable. Sin embargo, también es crucial que estas leyes se fundamenten en principios de justicia y bien común que trascienden la mera voluntad del legislador.
El derecho, entonces, no puede ser visto únicamente como una fuerza impuesta, sino también como una búsqueda continua de lo justo. Una filosofía del derecho que integra tanto la dimensión positiva como la dimensión racional y moral es esencial para lograr un sistema jurídico que no solo mantenga el orden, sino que también promueva la dignidad y los derechos humanos. De esta manera, podremos aspirar a un derecho que...