Nacionalismo: Orígenes, Evolución y su Relación con el Imperialismo

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El Nacionalismo: Una Visión Orgánica e Historicista

El nacionalismo, desde una perspectiva orgánica e historicista, concibe a la nación como una entidad con vida propia, que se construye y evoluciona a lo largo de la historia. Su existencia no depende de la voluntad de los individuos que habitan un territorio, sino que se fundamenta en el pasado. Este concepto se vincula con lo que los alemanes denominan "Volksgeist" (espíritu del pueblo). Esta visión puede conectarse con ideas de carácter autoritario, ya que no se requiere la voluntad general; el gobernante debe actuar al servicio y en consonancia con el espíritu de la nación.

Herder y Fichte: Pioneros del Nacionalismo Orgánico

Herder y Fichte son dos de los primeros pensadores que aportaron esta visión. En sus "Discursos a la nación alemana", escritos durante la época de la Revolución Francesa, plasmaron su idea de Alemania. Se trata de una idea reactiva, que propone una nueva concepción de nación. Argumentan que la nación alemana debe dotarse de un Estado porque ya existe en la historia, con una lengua, tradiciones y cultura propias que le dan vida.

La Nación: Raza, Religión y Otros Elementos Identitarios

Mientras que el concepto de nación subjetivo se basa en las ideas de la Revolución Francesa, en el siglo XIX se observa una creciente preocupación por dotar a la nación de ingredientes que la definan. En la idea de nación destacan la raza, la religión y la propia nación. Para ciertos nacionalismos, estos elementos se convierten en identificadores clave.

El Darwinismo Social y la Justificación del Dominio

Las teorías que relacionan determinadas naciones con determinadas razas parten de explicaciones pseudocientíficas, especialmente del darwinismo social, que aplica las teorías evolucionistas a las sociedades humanas. Se diferencian razas superiores e inferiores, estableciendo una jerarquía donde la raza considerada superior tiene el derecho de dominar y civilizar a las inferiores. A cambio de ejercer este deber de civilización, asumen el derecho a mandar y a situarse en una posición de superioridad. Los esquemas que se desarrollan a partir de esta creencia pueden ser muy complejos, con grupos raciales ordenados jerárquicamente. Gobineau es uno de los mejores exponentes de esta corriente. La raza aria se identifica con la nación alemana, considerada superior, lo que le confiere un papel hegemónico sobre otras razas, como los latinos, norteafricanos o mediterráneos. Los pueblos habitados por razas inferiores son considerados incapaces de progresar por sí mismos.

Nacionalismo, Antisemitismo e Imperialismo

Inevitablemente, se desarrollan choques que buscan depurar y purificar la nación, extirpando los elementos que no encajan en esta comunidad nacional, ahora definida también en términos religiosos y raciales. Esto explica las reacciones contra, por ejemplo, los judíos, con el antisemitismo y el sionismo. El nacionalismo se relaciona con el imperialismo, ya que a menudo se utiliza para justificarlo, bajo una legitimación que incluye la religión, la lengua y la raza.

El Nacionalismo y la Incubación de la Gran Guerra

Desde finales del siglo XIX, la "fiebre" nacionalista, junto con los conflictos imperialistas, incuba la Gran Guerra. Lo más visible del nacionalismo son las naciones que se definen como superiores en todos los ámbitos, por oposición a sus vecinos. Los nacionalismos de carácter democrático quedan arrinconados a finales del siglo XIX por estas otras corrientes más agresivas, que incluso ganan terreno dentro de la propia Internacional, derrotándola en el seno de los partidos socialistas.

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