El nacimiento de la novela picaresca en el Renacimiento: Un análisis del Lazarillo de Tormes
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Nacimiento de la novela picaresca en el Renacimiento: Un análisis del Lazarillo de Tormes
La prosa en la primera mitad del siglo XVI: didáctica e historiografía
Los humanistas españoles (como los hermanos Valdés o Fray Antonio de Guevara) imitan los modelos latinos e italianos, cultivando el género epistolar y el diálogo, con la intención de apoyar la política de Carlos V, mejorar la cultura y revisar las costumbres. Además se desarrolla la crónica de los viajes a las tierras americanas y el conflicto de culturas que provoca.
La novela renacentista
A mediados del siglo XVI la narrativa de ficción vuelve su mirada hacia los grandes temas de la épica medieval europea (el rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda, Tristán e Iseo, el mago Merlín...) a los que se unen otros motivos de raíz histórica como Carlomagno, la guerra de Troya, Oriana y Amadís. La nostalgia del ideal caballeresco y el deseo de entretenimiento y evasión explican la popularidad de este subgénero durante todo el siglo XVI. Los lectores vivían las aventuras de estos héroes como si fueran reales, lo que contribuyó a la exaltación del idealismo aventurero de la época de los descubridores.
La narrativa de la segunda mitad del XVI está dominada por el cultivo de novelas idealizantes organizadas en varios subgéneros:
Novela pastoril
Por influencia de la poesía clásica latina (Virgilio) y la renacentista italiana (Boccaccio, Sannazaro). Los personajes son pastores refinados que dialogan sobre sus penas de amor en un espacio bucólico. Ejemplos son Los siete libros de Diana de Jorge de Montemayor (1559) o La Galatea de Cervantes (1585).
Novela morisca
En la línea de los romances fronterizos, presentan las aventuras amorosas idealizadas de un caballero musulmán en un ambiente de lujo y exotismo oriental. Ejemplo: La historia del Abencerraje y de la hermosa Jarifa, de autor anónimo (1565).
Novela sentimental
Trata de amores idealizados en una atmósfera refinada.
Novela bizantina
Proviene de la literatura clásica griega y latina. Su trama consiste en un complejo relato de viajes y aventuras para lograr un objetivo. Un ejemplo tardío es la novela de Cervantes Los trabajos de Persiles y Segismunda.
Novela caballeresca
Que presentaba personajes, ambientes y sucesos extraordinarios y fantasiosos. Ejemplos, el Amadís de Gaula (1508) de Garci Rodríguez de Montalvo.
Frente a estas novelas, que se extienden con éxito en el siglo XVI, aparece un género completamente distinto: la novela picaresca que se inicia a mitad de siglo con El Lazarillo de Tormes, aunque se consagraría definitivamente en 1599 con el Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, para desarrollarse durante el siglo XVII. Desde La Celestina no se había vuelto a tratar la realidad como asunto literario, salvo en algún género menor (diálogos, memorias, cartas...).
Aunque las circunstancias sociopolíticas no parecen motivo suficiente para explicar el fenómeno, es cierto que las ciudades españolas de mitades del siglo XVI se llenaron de personas que no encontraban ocupación y se veían abocadas a la mendicidad o la delincuencia, un caldo de cultivo propicio al surgimiento de la figura del pícaro. Además el sentimiento ascético cristiano del pueblo español y la rebeldía popular ante los abusos de los nobles y la injusticia social favorecieron un clima de tensión que desembocó en una literatura crítica.
Características de la novela picaresca:
- Falso autobiografismo
- Origen miserable del protagonista (antihéroe), sin honra ni valores
- Aventuras en un entorno familiar o marginal (lo contrario del mundo idealizado de los caballeros)
- Realismo ambiental (frente al idealismo, el mundo se presenta como caos e injusticia)
Todos estos rasgos novedosos aparecen en El Lazarillo de Tormes.