La Música en la Misa y los Oficios de la Iglesia

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Las dos celebraciones principales de la Iglesia son la misa y los oficios. La música de los oficios está recogida en un libro llamado Antifonario. La misa es el servicio principal de la iglesia.
En ella, algunos textos varían según el calendario litúrgico, y otros son siempre fijos. A las partes variables de la misa se las conoce conjuntamente como Propio de la Misa y a las invariables como Ordinario de la Misa. Aunque al principio había costumbre de musicalizar el Propio, la mayor parte de los compositores de la historia han puesto música al Ordinario, porque se podían interpretar más, por lo que tenemos que conocer sus partes ya que son como los movimientos de una obra. Cuando escuchamos hablar de la misa tal de Mozart o la misa cual de Haydn nos encontraremos con que tienen estas cinco partes, y que todas estas misas tienen los mismos textos en el Kyrie, los mismos en el Gloria, etc. Un tipo especial lo forman las misas de Requiem, para difuntos, que tienen algunas partes añadidas y otras sustraídas. La música destinada a la misa se recoge en un libro llamado Gradual, nombre éste de unos de los cantos del Propio más desarrollado y melodioso. El interés que tuvo la música fue tal que poco a poco el canto simple de la asamblea dio paso a los elaborados cantos de solistas y coros especializados. Parece ser que como al principio los sacerdotes hacían los cantos y dedicaban mucho tiempo a cultivar su voz a expensas de otros deberes, Gregorio Magno fomentó la formación de coros profesionales, e incluso estableció orfelinatos para tal propósito.

El ámbito general es de dos octavas, aunque un canto se mueve en un ámbito de una octava como mucho.

Tipos de cantos gregorianos

Los cantos pueden ser, o recitativos, o de composición libre. Aunque esto último es relativo porque las composiciones solían tener partes melódicas copiadas de otros cantos anteriores. Los recitativos son los cantos más simples ya que se hacían para plegarias y lecturas de la Biblia y rozan la palabra hablada. Esta nota de recitación también llamada tenor se acompaña ocasionalmente con la nota vecina superior o inferior para destacar algún acento importante. La nota de recitación suele introducirse con una fórmula melódica, y también cuenta con inflexiones cadenciales para las comas, las semifrases, y los puntos o finales de frases del texto. De esta manera es como se interpretan los salmos, que a su vez están acompañados con textos adicionales de composición libre, éstos son las antífonas y los responsorios. Dentro de los cantos de composición libre tenemos muchos tipos muy variados. Las antífonas representan el canto gregoriano en su forma más básica, son cortas y sencillas en su mayoría, son silábicas con algún neuma esporádico, y son los cantos más abundantes en los libros medievales, aún se utilizan millares de ellas.

Los responsorios son más complejos, ya que pronto empezaron a ser interpretados por los coros, cada vez más expertos y profesionales, por lo que los compositores podían permitirse complicar su música. Los himnos, que son melodías de composición libre independientes, son cantos de alabanza y adoración. No son bíblicos, por lo que la Iglesia siempre ha dudado en admitirlos abiertamente, así que tenemos pocos a pesar de lo exitoso de su uso, ya que incluso se usaban melodías populares para acompañarlos. El Gloria del Ordinario de la misa es quizá el himno más conocido. Pero en su empeño de engrandecer y dar más esplendor y solemnidad a la liturgia, los compositores empezaron a hacer añadidos, llamados tropos, que consistía en añadir más música a obras silábicas, texto a obras melismáticas, o texto y música para extender el canto original. El canto gregoriano usó ocho modos según la colocación de los tonos y semitonos en una octava diatónica construida sobre la nota finalis o final que es con la que acaba el canto en su modo correspondiente. Cada par de modos contiene una forma auténtica y otra plagal o derivada, que se distinguen según el ámbito de la melodía esté por encima o por debajo de la finalis. Hay una segunda nota importante, una especie de dominante, que aparece continuamente en el canto y que se suele llamar tenor. Las notas tenores están a una quinta por encima de la final en los modos auténticos y a una tercera por debajo de la tenor de su auténtico en los modos plagales.

El número del modo correspondiente a un canto suele aparecer bajo el título de dicho canto, de cualquier modo, la nota finalis, la tenor y el ámbito nos dicen en qué modo está cualquier canto. Las más destacadas son las canciones de los goliardos, estudiantes errantes, generalmente clérigos, que no se habían procurado una buena posición en la Iglesia y vagaban cantando los placeres de la vida, a veces de manera delicada y otras no tanto. Algunos de estos textos los tomó el compositor del s. Ellos en su vagar fueron los que llevaban los cantos de una zona a otra y por lo tanto los responsables de las influencias entre las distintas regiones europeas. Mucha de la música que interpretaban los juglares era compuestas por los trovadores y troveros , que eran cultos y generalmente de cuna aristocrática. Casi todas las canciones de trovadores y troveros eransencillas, estróficas, silábicas con algunos melismas y en idioma vernáculo, algunas de ellas incluso contienen estribillos, recurso derivado de la danza. El arte de los trovadores sirvió de referente para una escuela alemana de poetas-músicos caballerescos, los minnesinger , que cantaban un estilo un poco más serio que el trovadoresco en sus lieder. El arte de los troveros, por otra parte, se fue cultivando cada vez más por la clase media culta, y lo mismo ocurrió en Alemania a partir del s.

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