Música en la Edad Media: Canto Gregoriano, Trovadores e Innovaciones Polifónicas

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El Canto Gregoriano: Orígenes y Características

El canto gregoriano es un tipo de canto llano (monódico y sin acompañamiento instrumental) de carácter religioso, fundamental en la liturgia de la Iglesia católica durante la Baja Edad Media. Se interpreta en latín, es monódico (una sola línea melódica), puramente vocal y de ritmo libre, supeditado al texto litúrgico. Sus raíces se encuentran en influencias de la música griega y la música judía. Tradicionalmente, era interpretado exclusivamente por voces masculinas. Su nombre rinde homenaje al Papa Gregorio I (San Gregorio Magno), quien, a finales del siglo VI y principios del VII, llevó a cabo una importante reforma de la liturgia romana y se le atribuye la reorganización y unificación de los cantos, así como la creación de la Schola Cantorum de Roma, una escuela de cantores que inicialmente constaba de siete miembros y jugó un papel crucial en la difusión de este repertorio.

La Música Profana Medieval: Trovadores y Juglares

La rica tradición musical de la península ibérica vio cómo la mezcla de la música visigoda y la música árabe dio origen a la música mozárabe. La transmisión de esta música profana estuvo a cargo principalmente de dos figuras emblemáticas: los Trovadores y los Juglares.

Los Juglares

Los juglares eran artistas itinerantes que viajaban de aldea en aldea y de castillo en castillo, entreteniendo a diversos públicos con música, poesía, acrobacias y noticias. Los juglares de gesta o músicos eran a menudo recibidos con respeto tanto en monasterios como en castillos. Se consideraban profesionales de la música y recibían una remuneración por su arte, siendo transmisores de la cultura popular.

Los Trovadores

Los trovadores, por su parte, eran poetas-músicos, creadores tanto del texto como de la melodía de sus composiciones. Generalmente pertenecían a una clase social más elevada que los juglares, incluyendo nobles y caballeros. Su arte estaba sometido a refinadas normas de conducta y cortesía, y sus temas principales giraban en torno al amor cortés, la moral y la política.

Las Cantigas: Joyas de la Música Galaicoportuguesa

Las cantigas son una especialidad de la música y poesía galaicoportuguesa. Se caracterizan por ser composiciones monódicas, de carácter religioso y naturaleza vocal-instrumental (es decir, cantadas con acompañamiento de instrumentos). Un ejemplo paradigmático son las Cantigas de Santa María, una vasta colección atribuida a la corte del rey Alfonso X el Sabio (siglo XIII), que cantaban los milagros y la vida de la Virgen María.

La Escritura Musical en la Edad Media

La necesidad de preservar y transmitir la música llevó a la invención de sistemas de escritura que permitieran fijar los sonidos y, eventualmente, sus duraciones. En la Edad Media, se adoptó inicialmente la escritura neumática. Los neumas (del griego neuma, que significa señal o gesto) eran signos gráficos que se colocaban sobre el texto y solo indicaban la altura aproximada de los sonidos, es decir, el contorno melódico general, pero no su duración precisa ni la altura exacta. El Canto Gregoriano, así como el Canto Ambrosiano y el Canto Visigótico (o mozárabe), se anotaban mediante estos neumas.

Evolución de la Notación Musical

La escritura musical experimentó una significativa evolución a lo largo de la Edad Media. En el siglo X, Hucbaldo de Saint-Amand, un teórico musical franco, propuso un sistema que consistía en colocar las sílabas del texto a diferentes alturas sobre el pergamino, buscando una indicación más clara de la altura de los sonidos. Posteriormente, se comenzaron a emplear líneas horizontales, inicialmente una o dos y a menudo de diferentes colores (por ejemplo, una línea roja para el Fa y una amarilla o verde para el Do), que representaban sonidos fijos y servían como referencia para los neumas. Con el tiempo, y tras la aparición de los neumas, se fue asignando un significado sonoro preciso tanto a las líneas como a los espacios entre ellas, dando origen a nuestro actual pentagrama (cinco líneas), un desarrollo crucial atribuido en gran medida a Guido de Arezzo en el siglo XI.

Los Instrumentos Musicales en la Edad Media

La percepción y el uso de los instrumentos musicales variaron considerablemente entre el ámbito religioso y el profano.

Instrumentos en la Música Religiosa

La Iglesia medieval mantuvo una actitud reservada hacia los instrumentos musicales, considerándolos en muchos casos como algo pagano o asociado a festividades mundanas. Sin embargo, el órgano fue gradualmente aceptado y se convirtió en el principal instrumento de la música litúrgica. El órgano está provisto de tubos y teclado. Existían principalmente tres tipos, según su uso y tamaño:

  • El Órgano Portátil (o portativo): de pequeñas dimensiones, se llevaba colgado y se utilizaba en las procesiones.
  • El Órgano Positivo: de tamaño mediano, se colocaba sobre una mesa o sobre el suelo y no era fijo.
  • El Órgano de Tribuna (o gran órgano): era un instrumento fijo de grandes dimensiones, instalado generalmente en la tribuna o coro de las catedrales.

Instrumentos en la Música Profana

La música profana, en contraste, hizo un uso extensivo y variado de instrumentos musicales, abarcando las familias de viento, cuerda y percusión. Los instrumentos medievales se clasificaban a menudo en dos categorías según su volumen sonoro:

  • Instrumentos altos (hauts): Aquellos que sonaban fuerte, adecuados para exteriores, danzas y grandes celebraciones.
  • Instrumentos bajos (bas): Aquellos que sonaban suave, preferidos para interiores y acompañamiento vocal más íntimo.

Generalmente, los instrumentos de cuerda eran los preferidos para el acompañamiento de las canciones, mientras que los de viento y percusión eran más comunes en bailes y procesiones.

Instrumentos de Cuerda

  • Arpa
  • Lira
  • Laúd
  • Salterio
  • Viola (o fídula)
  • Monocordio

Instrumentos de Viento

  • Trompa
  • Trompeta (añafil)
  • Chirimía
  • Gaita
  • Dulzaina
  • Órgano (portátil y positivo también se usaban en contextos profanos)

Instrumentos de Percusión

  • Tambores (de diversos tipos y tamaños)
  • Platillos
  • Sonajas
  • Triángulo
  • Campanas

Los Instrumentos en la Danza y el Canto

En el contexto de la danza y el canto popular, se utilizaba una variedad de instrumentos. Para las danzas enérgicas, eran comunes los tambores, el caramillo (una flauta rústica), el chalumeau (antecesor del clarinete), la chirimía, la estive (un tipo de gaita antigua) y el tímpano (un tambor grande, similar al actual pandero o bombo). Cuando los bailarines descansaban, o para acompañar cantos más líricos, los juglares solían recurrir a instrumentos de sonoridad más delicada, como el arpa o la viola, ya que no era el momento para los instrumentos altos, sino para los instrumentos bajos. Entre estos sonidos suaves se encontraban los de la giga (una pequeña fídula), la flauta, el laúd y la rotta (un tipo de arpa o salterio).

La Polifonía Medieval: El Arte de Combinar Melodías

La polifonía, definida como el arte de combinar simultáneamente varios sonidos o melodías distintas, fue uno de los desarrollos más trascendentales de la música occidental durante la Edad Media. Su evolución se puede dividir, a grandes rasgos, en tres períodos principales:

  • Nacimiento de la polifonía (Organum primitivo, siglos IX-XI): Las primeras formas de polifonía, como el organum paralelo, donde una segunda voz (vox organalis) duplicaba la melodía principal (vox principalis) a una distancia de cuarta, quinta u octava.
  • Ars Antiqua (siglos XII-XIII): Caracterizado por un mayor desarrollo rítmico y melódico de las voces. Destaca la Escuela de Notre Dame de París (con compositores como Leonín y Perotín), donde florecieron formas como el organum melismático, el conductus y el motete. Se consolida el ritmo medido.
  • Ars Nova (siglo XIV): Un período de gran innovación y refinamiento técnico, principalmente en Francia e Italia. Se introdujeron nuevas notaciones rítmicas que permitieron mayor complejidad y flexibilidad, equiparando la importancia del ritmo binario (imperfecto) con el tradicional ritmo ternario (perfecto). Figuras clave incluyen a Philippe de Vitry y Guillaume de Machaut.

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