La Música en la Adoración: Perspectivas Bíblicas y Evolución Histórica
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La Música en la Adoración a Dios
Al efectuar el estudio de la historia de la iglesia, es lógico que uno de los campos a considerar sea el de la adoración de la iglesia, que también incluye el tema del lugar que tiene la música en esta adoración. Desde que se inició la iglesia, la música ha sido empleada como medio de adoración a Dios. Al correr del tiempo, la adoración sufrió varias alteraciones como todo lo demás; y en este corto estudio se prestará atención a algunas de las mismas, así como a las causas que las originaron. Hay muchos puntos de referencia que el Nuevo Testamento puede ofrecernos al respecto.
Principiando con Mateo, y leyendo todos los pasajes que tratan de la música en la adoración o alabanza a Dios, encontramos los siguientes: "Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al Monte de los Olivos" (Mat. 26.30). "Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios" (Hch. 16.25). "Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre" (Rom. 15.9b). "... cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento" (1a. Cor. 14.15b)."... hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones" (Efe. 5.19). "... enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales" (Col. 3.16). "Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación cantaré tus alabanzas" (Heb. 2.12). Y por último: "¿Está alguno alegre? Cante alabanzas" (Sant. 5.13).
Del sentido de todos los pasajes anteriores, es fácil inferir que la iglesia del Nuevo Testamento siguió la práctica de considerar al canto como parte integrante de la adoración al Señor. Los tópicos que se continuarán estudiando a medida que se avance en este estudio serán los que respectan a lo que se cantaba y la manera en que lo hacían. Por ahora, bástenos saber que usaban en ese tiempo el canto como una forma musical para adorar a Jehová.
Aun cuando la iglesia neotestamentaria era algo distinto y separado de la religión judía y de la griega, es fácil encontrar innumerables puntos de semejanza en determinados aspectos, en la misma forma en que el Antiguo Testamento es considerado como parte de la palabra de Dios. En la misma forma, algunas de las partes de adoración consistían principalmente de oración, cantos, lectura y exposición de las Escrituras, el rito de la circuncisión y los lavamientos ceremoniales. Sus plegarias y cantos estaban tomados principalmente del "Salterio" su principal libro de liturgia e himnos.(1)
Dado que en Efesios 5.19 y Colosenses 3.16 se recomendaba a los cristianos que cantaran para su propia y mutua edificación, es natural que cantaran muchos de aquellos himnos que ya les eran familiares del Salterio judaico. Por tal motivo, se ha dicho que "la iglesia cristiana heredó el Salterio de la Sinagoga, habiéndolo usado en todas las edades como un tesoro inagotable de devoción".(2)
Lo anterior no significa que los cristianos se conformaran con atenerse exclusivamente a esos cánticos, ya que de hecho, fue todo lo contrario. Muy pronto dejaron esos cantos y la iglesia "en el entusiasmo de su primer amor, agregó salmos, himnos, doxologías y bendiciones originales, específicamente cristianos, que aportaron el material más rico y abundante de poesía y música sacra para los siglos subsecuentes".(3)
En cuanto a la naturaleza exacta de estos nuevos cánticos, fueron dedicados principalmente para cantar el nacimiento de Cristo, en relación con su deidad, nacimiento virginal, etc. Tanto se reprodujeron, "que, Clemente de Alejandría, a fines del siglo II, pudo oponer argumentos a la herejía de los Artemonitas, apelando al testimonio de innumerables himnos como prueba de la fe de la iglesia en la divinidad de Cristo.(4)
Poco tiempo después de que las iglesias griega y católica romana empezaron a dar señales de división en su política y tendencias, el Concilio de Laodicea (año 360 de nuestra era) prohibió la práctica del canto de himnos particulares.(5) Fue solamente al terminar el siglo V, que la iglesia griega se sobrepuso a este prejuicio, produciendo entonces una enorme cantidad de himnos para adoración eclesiástica.
Mientras tanto, en la Iglesia católica romana, "Hilario, obispo de Poitiers... fue, de acuerdo con el Testimonio de Jerónimo, el primer escritor de himnos religiosos de la iglesia latina".(6) Aun cuando fue el primero, esto no lo acredita como el más grande; pues siendo más joven, es Ambrosio (año 397 de nuestra era) quien es considerado como el verdadero padre de los himnos en la iglesia latina. "Su popularidad creció al grado de que el término 'Ambrosiano' llegó en un tiempo a ser considerado como sinónimo de himno".(7) Más adelante, al entrar el siglo VII "la música ambrosiana fue sustituida por la gregoriana".(8)
Es natural que habiéndose iniciado el cántico religioso con el de los salmos de los hebreos, muchos se imaginarán que la iglesia del Nuevo Testamento usaría también los instrumentos con que se acompañaban los salmos en la adoración a Jehová. Sin embargo, los cristianos actuaron precisamente en la forma contraria. El Prof. Edward Dickinson, encargado de la clase de historia de la música en el Conservatorio de Música del Colegio de Oberlin, dice al respecto lo siguiente:
"Sabemos que los instrumentos tuvieron un papel importante en el servicio del templo hebreo y en las ceremonias religiosas de los griegos. En este punto, sin embargo, se rompió con todas las prácticas anteriores, y aun cuando la lira y la flauta se empleaban en ocasiones en las ceremonias religiosas de los conversos griegos, por regla general el uso de los instrumentos musicales en la adoración estaba proscrito. Muchos de los padres de la iglesia, al referirse al canto religioso, no hacen mención de los instrumentos musicales; otros, como Clemente de Alejandría y Crisóstomo, sólo se refieren a ellos para condenarlos".(9)
Otros comentarios tienen algo más que decir. Por ejemplo: "Debido a que el órgano era un instrumento musical que se usaba en las fiestas sociales en general, se rechazó su uso en la música sacra por los grupos cristianos primitivos". (10) También lo que sigue: "El canto formaba parte esencial de la adoración de los cristianos, pero era al unísono y sin acompañamiento de instrumentos musicales". (11) Hablando acerca de las tres primeras siglos del cristianismo, Oscar Hardman dice: "Por lo que se refiere a la música del cristianismo primitivo, poco se sabe sobre ella. Sin embargo el canto de salmos, cantinelas e himnos al unísono y sin acompañamiento de instrumentos fue uno de los rasgos característicos de la adoración en este periodo".(12) Otro autor más, el Dr. Frederic Louis Ritter, Director de la Escuela de Música del exclusivo colegio norteamericano Vassar, al opinar sobre el punto en su libro "Historia de la Música desde la Era Cristiana a Nuestros Días", dice en la página 28: "No tenemos un conocimiento exacto y verdadero del carácter de la música que formó parte de las devociones religiosas de la congregación cristiana primitiva. Sin embargo, era totalmente vocal".(13)
En períodos posteriores, se nos dice que "ni Ambrosio, ni Basilio, ni Crisóstomo, en los elevados elogios que expresaron acerca de la música religiosa en repetidas ocasiones, hicieron mención alguna sobre la música instrumental. En realidad, Basilio hasta condenó expresamente esta clase de música, denunciándola por considerar que estaba relacionada únicamente con las pasiones de depravación humana".(14) "Hasta Gregorio el Grande, quien hacia fines del siglo VI hizo gran contribución a la música eclesiástica, prohibió en forma absoluta el uso de todo instrumento musical en la iglesia".(15)
Lo anterior es suficiente para comprobar el hecho de que la iglesia cristiana primitiva, en los primeros siglos después de su establecimiento, no uso ningún instrumento mecánico musical para acompañar sus cantos religiosos. Esto, agregado al hecho de que el Nuevo Testamento guarda silencio sobre el asunto, debe servirnos de amonestación para atenernos a lo que está escrito (1a. Cor. 4.6) y para no ir más adelante (2a. Juan 9), en el uso de algo que no está aprobado por Dios, cuando le rindamos alabanza.
En cuanto a la fecha exacta de origen y de su auge, los historiadores no han llegado a ponerse de acuerdo. George A. Klingman dice lo siguiente: "La referencia más antigua que se encuentra, es en el siglo II, en relación con el arpa y la flauta. En Alejandría, Clemente prohibió el uso de la flauta, arguyendo que era "demasiado mundana" y sustituía al arpa. Se dice que Ambrosio fue quien introdujo la música instrumental eclesiástica en el Occidente, durante el siglo IV".(16)
M'Clintock y Strong acompañan esta opinión de atribuir a Clemente el crédito de haber introducido la música de arpa como contrapunto contra la flauta. (17) Sin embargo, la mayoría de los conocedores se inclinan a la última opinión, como se explica en la Enciclopedia Americana, Tomo XII, pág. 688 y citamos
"Se atribuye al papa Vitaliano el haber introducido la música de órgano en algunas de las iglesias del sur de Europa, alrededor del año 670 e la era cristiana, siendo sin embargo, el único argumento en favor de esta idea, el hecho histórico de que el emperador griego Constantino Copranzmus, envió un órgano como regalo a Pepino, rey de los Francos, en el año 775 de nuestra era". (18)
El Rey Pepino instaló este órgano en la Iglesia de San Cornelio en Compiegne (Campaña), y Carlomagno mandó hacer un órgano en Aix-la-Chapelle (Aquisgrán), de acuerdo con el modelo del órgano de Compiegne. (19) Por la introducción de esta innovación, llegó hasta presentarse la amenaza de una división dentro de la iglesia católica romana (año 670 de nuestra era), y por tal motivo se renuncio a ella para conservar la unidad. (20) Sin embargo cuando se volvió a introducir este uso, se pasó por encima de todas las objeciones y resoluciones anteriores.
"La iglesia (ortodoxa) nunca se llegó a usar el órgano. (Aun cuando en la actualidad sí se usa). Sin embargo, después del siglo VIII se popularizó su uso en la iglesia latina, no sin la oposición abierta por parte de los monjes. La iglesia de la Reforma descartó su uso; y aún cuando la iglesia de Basilea sí lo empleó muy pronto, en otros lugares fue aceptado en raras ocasiones, y después de muchas reservas".(21)
Como ya se ha mencionado anteriormente, y como ya quedó anotado, todavía había fuertes corrientes de oposición contra la aceptación del uso de instrumentos en la música sacra. Desde los niveles más bajos, fue ascendiendo paulatinamente a regiones en donde se empezó a expresar la idea de que era permitido y aun deseable. "Al principio, se usaron órganos pequeños frente a las clases de canto coral, especialmente en los claustros, para dar el tono correcto. (22) No se iba a estancar allí su uso, sino que siguió avanzando, hasta que eventualmente pasó a formar parte de la adoración de la iglesia; se estableció y quedó hasta formar parte permanente de la misma. "Se usó en las iglesias, primero para dar el tono en el canto, luego para acompañar en forma alternativa a la música vocal, y finalmente para figurar por sí solo en los preludios de los himnos". (23) De allí en adelante, ya sólo fue cuestión de tiempo el que empezara a formar parte permanente de los servicios regulares de adoración.
Hemos visto, pues, en este estudio, que la iglesia del Nuevo Testamento sólo practicó el canto y excluyó de la adoración el uso de instrumentos musicales, y aun llegó hasta a declararse en contra del mismo. Para proceder de acuerdo con lo que está escrito (1 Corintios 4.5; 2 Juan 9; Gál. 1.8), debemos nosotros hacer ahora lo mismo.
Que Dios se digne bendecir el presente estudio para el bien de la humanidad, y que también nosotros tratemos siempre de buscar y luchar porque se practique el cristianismo del Nuevo Testamento en toda su pureza y sencillez.Nota de recopilador: Este estudio es una adaptación y traducción de varios artículos y libros que se han escrito sobre el tema, dándose crédito principal a los siguientes autores: Floyd A. Decker y Donald P. Ames. Muchos de los pensamientos y comentarios son del autor este estudio y él desea expresar su gratitud a otros estimables autores que han realizado estudios cuidadosos sobre el particular.
Algo más sobre la música instrumental
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NOTAS:
1. Historia de la Iglesia Cristiana, por Philip Schaff, editado en inglés por Wm. B. Eerdrnans Publishing Co., Grand Rapids, Michigan, EE.UU. en 1950. Tomo 1, pág. 458.
2. Misma obra citada, tomo 11, pág. 226.
3. Misma obra, tomo 1, pág. 463.
4. Misma obra, tomo 11, pág. 228.
5. Misma obra, tomo III, pág.. 579.
6. Misma obra, tomo 111, pág. 599.
7. Misma obra, tomo III, pág. 590.
8. Una Historia de la Iglesia Cristiana, por Lars P. Qualben (publicada por Thomas Nelson & Sons, 1942, Nueva York), pág. 158.
9. Citado por M. C. Kurfees, La Música Instrumental en la Adoración, (Publicación del Gospel Advocate Co., 1950, Nashville, Tenn.); págs. 144, 145.
10. Samuel Macauley Jackson, "La Nueva Enciclopedia Religiosa-Schaff-Herzog" (Baker Book House, Grand Rapids, Michigan, 1950). Cap. VIII, pág. 257.
11. Qualben, obra citada, pág. 112.
12. Oscar Hardman, "Historia de la Adoración Cristiana" (Cokesbury Press, Nashville, Tenn, 1938. Págs. 20, 21).
13. Kurfees, obra citada, pág. 144.
14. John M'Clintock y James Strong "Enciclopedia de Literatura Bíblica, Teológica y Eclesiástica" (Publicada por Harper & Brothers, Nueva York; 1894)
15. Misma obra.
16. George A. Klingman, Historia de la Iglesia para Personas Ocupadas, (Publicada en Cincinnati, Ohio, EE.UU. por Christian Leader Corp. 1909), págs. 92, 93.
17. M'Clintock y Strong, obra citada.
18 Citado por Floyd A. Decker en "Por qué me salí", editado por Thomas Campbell y Guy V. Caskey (Gospel Light Publishing Co., Delight, Arkansas, EE.UU., 1949), pág. 27.
19. Kurfees, obra citada, pág. 152.
20. V.E. Howard, "¿Qué es la iglesia de Cristo? " (Publicado en Greenville, Tex., 1956), pág. 178
21. Misma obra, pág. 179.
22. Jackson, obra citada.
23. Jackson, misma obra.
BIBLIOGRAFÍA
Bunting, Robert H. y Marion J. D., La Cuestión de la Música Desde los dos Puntos de Vista, (Publicado por The C.E.I. Store, Athens, Alabama, EE. UU., 1957).
Campbell, Thomas L. y Caskey, Guy V., Por qué me salí, (Publicado por Gospel Light Publishing Co., Delight, Arkansas, EE. UU., 1949).
Hardman, Oscar., Una Historia del Culto Cristiano, (Publicado por Cokesbury Press, Nashville, Tenn. EE. UU., 1938).
Howard V. E., ¿Qué es la Iglesia de Cristo? , (Publicado en Greenville, Tex. EE. UU., 1956).
Jackson, Samuel Macauley, "La Nueva Enciclopedia Schaff-Herzog de Conocimientos Religiosos", (Publicada por Baker Book House, Grand Rapids, Michigan, EE. UU., 1950).
Klingman, George A., Historia de la Iglesia para Personas Ocupadas, (Publicado por Christian Standard Corp., Cincinnati, Ohio, 1909).
Kurfees, M.C., La Música Instrumental en la Adoración, (Publicado por Gospel Advocate Co., Nashville, Tenn. EE. UU., 1950).
M'Clintock, John y Strong, James, "Enciclopedia de Literatura Bíblica, Teológica y Eclesiástica", (Publicada por Harper & Brothers Publishers, Nueva York, N.Y., EE. UU. 1894).
Miller, James P. y Book, Morris B., La Controversia Book Miller, (Publicado por Phillips Publications, Gainesville, Florida, EE. UU., 1955).
Qualben, Lars P., Una Historia de la Iglesia Cristiana, (Publicada por Thomas Nelson e Hijos, Nueva York, N. Y., 1942).
Schaff, Phillip, Historia de la Iglesia Cristiana, (Publicada por William B. Eerdmans Publishing Co., Grand Rapids, Michigan, EE. UU., 1950), Tomos I, II y III.
Algo Más Sobre la Música Instrumental
La Ley de Exclusión
Esta ley puede ser aducida como un principio de sentido común, que se recomienda por sí sola a toda mente sincera, en que toda comisión para hacer algo, autoriza únicamente que se haga lo que se ha especificado. Toda otra cosa que no esté especificada, estará virtualmente prohibida. Hay una máxima legal: "La expresión de algo, es la exclusión de todo lo demás". Y es necesario que sea sí, pues de otra manera no existiría precisión alguna, ni en contratos, ni en disposiciones legislativas ni en decretos judiciales. Esta máxima puede ser ilustrada en innumerables formas y tenemos muchos ejemplos de las Escrituras al respecto. Veamos unos cuantos.
Dios ordenó a Noé que hiciera un arca de madera de gofer. No dio razón por la cual especificaba esa madera; sin embargo, la orden fue positiva, y por lo tanto prohibía el uso de cualquier otra clase de madera.
La institución de la Pascua da otra ilustración válida. Se ordenaba que se sacrificara un cordero. No una ternera ni otro animal alguno. Debía ser de un año. No de más ni de menos. Debía ser macho. No hembra. Sin defecto. No defectuoso ni marcado en ninguna otra forma. Debía sacrificarse el día 14 del mes. En ninguna otra fecha. La sangre debía ponerse sobre los dinteles y lados de la puerta. En ningún otro sitio.
Todos estos argumentos fueron usados por el Sr. J. M. Pendleton, DD. en su libro, Manual Eclesiástico para Uso de las Iglesias Bautistas. El Dr. Pendleton dio muchas otras ilustraciones y ejemplos para demostrar que "La expresión de algo, es la exclusión de todo lo demás". Si este principio básico no es aceptado, la anarquía dominará en nuestra sociedad y la ley no podrá ser aplicada debidamente.
Para la mayoría de los que forman la "comunidad cristiana", el uso de los instrumentos mecánicos musicales es un acto de adoración, una práctica indiscutible y relativamente antigua en las iglesias. Hay muchas personas que se sorprenden grandemente cuando saben que alguien puede poner objeciones a su uso.
Los instrumentos mecánicos musicales para producir un sonido agradable a los oídos del hombre se usaron, aun cuando muy primitivamente, mucho antes de que se empezara a escribir la historia de la humanidad.
Hay dos clases de música en el mundo. Si Dios no se hubiera referido expresamente a una de las dos clases, no sería posible excluir a una de ellas. Sin embargo, sí se refirió y mencionó específicamente la clase de música que debía usarse en la adoración o en la alabanza a él dirigida. El canto (música vocal) y la música instrumental son las dos únicas formas de música que existen en el mundo. El hecho de que Dios manifestara que el canto es suficiente, basta para excluir toda otra clase de música.
Se preguntará: "¿Dónde dice Dios en la Biblia que no hay que usar la música instrumental para servicios de adoración?" Contestamos. ¿Dónde dijo Dios: "Noé, no uses cedro, ni caoba, ni pino para construir el arca"? O "Moisés, no ofrezcas sacrificio de un burro, o de un gato, o de un puerco en la Pascua".
Cuando Dios indicó específicamente madera de gofer, excluyó con eso todas las demás maderas. Cuando mencionó al cordero para la Pascua, excluyó todos los otros animales para el sacrificio. Si Dios autorizó el CANTO para la iglesia de nuestro Señor, con eso excluyó todas las demás clases de música.
"Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo"(Efesios 5.19,20)."Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre" (Hebreos 13.15).
"La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él" (Colosenses 3.16,17).
"¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento" (1 Corintios 14.15).
"Y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre" (Romanos 15.9).
Los Argumentos en Favor del Uso de Instrumentos Musicales en la Adoración a Dios
1. Los judíos lo usaban en su adoración
Esto es muy cierto, y se puede probar con muchos pasajes bíblicos del Antiguo Testamento. En realidad, muchas de las citas sirven también de precedente al uso de la danza en la adoración, a la par que al uso de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos (2 Samuel 6.5). "Alaben su nombre con danza; con pandero y arpa a él canten" (Salmo 149.3). "Alabadle con salterio y arpa. Alabadle con pandero y danza; alabadle con cuerdas y flautas. Alabadle con címbalos resonantes; alabadle con címbalos de júbilo" (Salmo 150.3-5).
Ahora, veamos cómo era un acto de adoración aceptable de acuerdo con el Antiguo Testamento. Se relata en el segundo libro de Samuel, capítulo 6, versículos 12 al 23. En este pasaje encontramos los siguientes elementos: 1) ofrendas y sacrificios quemados (versículos 12, 13 y 17); 2) danzas por el rey David, con ropas que dejaban expuesto su cuerpo a la vista de todos (versículos 14 y 20 al 23); y 3) gritos y música (versículo 15). Ya no estamos regidos por ese pacto, por lo tanto, no podemos invocar este pasaje como autorización para adorar a Dios bajo las condiciones anteriormente anotadas. Veamos con todo cuidado los siguientes pasajes bíblicos del Nuevo Testamento: Gálatas 3.16-25; Colosenses 2.11-17; Hebreos 1.1-3; Hebreos 7.11; Hebreos 8.1-13; Hebreos 10.1-10.
Si somos honrados y sinceros al buscar autorización bíblica para el uso de instrumentos musicales en la adoración, tendremos que aceptar que se queme el incienso como se hace en algunos lugares, así como los sacrificios de animales, las peregrinaciones a Jerusalén, la danza, etc., etc., como práctica aceptable de adoración a Dios. Entonces, también tendríamos que enseñar todo lo anterior a los demás. Por lo que a mí toca, Cristo puso a un lado, invalidándolos, los antiguos pactos, y me ha dado redención por medio de su propio sacrificio para remisión de mis pecados (Hebreos 1.1-3; 7.11,12).
2. Si hay instrumentos musicales en el cielo, ¿por qué no podemos usarlos en nuestra adoración en esta tierra?
Si el libro del Apocalipsis no está escrito en forma figurada o simbólica, entonces, cuando lleguemos al cielo: 1) Adoraremos con animales (seres vivientes) en la presencia de Dios (Apoc. 4). 2) Ofreceremos incienso en vasijas de oro (Apoc. 5.8; 8.3,4). 3), junto con cantos y acompañamiento de arpas (Apoc. 15.2,3).
Si se invoca el pasaje anterior como autorización para apoyar el uso de instrumentos musicales en la iglesia, también tendríamos que aceptar las prácticas de quemar incienso, danzar, etc., en los actos de adoración. Si no, ¿por qué se acepta una parte y se rechaza la otra?
3. Si tenemos instrumentos musicales en el hogar, ¿por qué no tenerlos en la iglesia para la adoración?
Dejemos a la Biblia rebatir este argumento, así como todo lo relativo a un servicio agradable y aceptable ante Dios. Cuando el Señor Jesús instituyó la Cena del Señor, mencionó y usó dos sustancias materiales (o físicas): una copa de vino y pan sin levadura. No prohibió expresamente que se añadiera a la Cena la carne, las verduras, etc. Los cristianos de Corinto agregaron a la Cena del Señor otras sustancias físicas en sus actos de adoración. Por inspiración del Espíritu Santo, el apóstol Pablo reprendió y condenó estas adiciones hechas por ellos. (ver 1 Corintios 11.19-34). El les dijo: "Si alguien tuviere hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio" (versículo 34).
Hay muchas actividades que tenemos el privilegio de llevar a cabo en nuestra vida social y en nuestros hogares, las cuales no podemos desarrollar en la iglesia. El hogar está gobernado por la ley moral, y nuestra adoración a Dios por la ley religiosa. Esto es tan patente y claro, para mentes sinceras e inteligentes, que no es necesario dar comentarios adicionales.
4. Muéstreme en donde dice la Biblia que no hay que usar instrumentos musicales en la adoración.
La persona que presenta este argumento debe responder primero dónde dice la Biblia: "No danzarás, no quemarás incienso, no te bañarás públicamente, no orarás a tus antepasados, no sacrificarás animales, etc., como actos de adoración pública". ¿Debemos entonces sacar la conclusión de que la falta de prohibiciones específicas contra estas y muchas otras prácticas, las hacen permisibles?
Rogamos al lector ver la parte correspondiente a la ley de exclusión.
Dios prohibió específicamente a los israelitas que hicieran muchas cosas que, a pesar de la prohibición divina, ellos hicieron. El no prohibe muchas prácticas y enseñanzas que constituyen ahora los elementos de que están compuestas muchas religiones. Si el uso de los instrumentos musicales en la iglesia estuviera prohibido específicamente por Dios, para muchos probablemente no significaría nada. La única cita que proviene directamente de Dios acerca de los instrumentos musicales mecánicos la encontramos en Amós 5.21,23: "Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas... Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos".
Para el estudiante sincero y que ama la palabra de Dios, no importa cuán diligentemente busque, será imposible hallar alguna autorización para añadir la música de instrumentos, o el quemar incienso, o la abstinencia de algunas clases de carnes, verduras o frutas, la adoración de imágenes, etc. en su adoración espiritual a Dios. Por lo contrario, descubrirá que todas estas cosas han sido añadidas por el hombre, a medida que iba apostatando más y más de la adoración pura y sencilla del corazón y el espíritu, lo que es un sacrificio aceptable y aun agradable a los ojos de Dios. Si todos aquellos que aman la pompa y la ostentación de cosas gratas a los sentidos y buscan guardar las tradiciones humanas más que las ordenanzas de Dios, se entregan a tales extremos, entonces no tiene importancia lo que él mismo haya manifestado o dejado sin señalar sobre el particular. Estas personas se encuentran en la compañía de los que muestran una falta de respeto para la voluntad divina, y a quienes Dios se refería, cuando dijo: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Lucas 6.46).
5. Las citas que aparecen en Romanos 15.9; 1 Corintios 14.15; Efesios 5.19 y Santiago 5.13, ¿no darán autorización para el uso de instrumentos musicales, si se traducen propiamente?
El autor del presente estudio ha usado la Revisión de 1960 de las Sociedades Bíblicas en América Latina al citar pasajes bíblicos. También se ha consultado la versión publicada en Madrid, España, traducción de Eloino Nácar Fuster (Canónigo Lectoral de la S.I.C. de Salamanca, España) y Alberto Colunga, O.P. (Profesor de Sagrada Escritura en el Convento de San Esteban y en la Pontificia Universidad de Salamanca) y que lleva el Imprimátur de Fr. Franciscus, O.P. Episc. Salmant. Salmaticae, 28 februarii 1962.
Además se consultó el texto griego de Stephens de 1550, las ediciones de Elzevir 1624, Griesbach, Lachmann, Tischendorf, Tregelles, Alford y Wordsworth. Fue también realizada una comparación de las cuatro traducciones principales hechas en lengua inglesa. Estas versiones son las del Rey Jacobo (King James) de 1611; la Versión Standard Revisada de 1946; el Nuevo Testamento en Inglés Moderno de 1957 y la Nueva Biblia en Inglés de 1961.
También se han consultado gramáticas y diccionarios; y lo que puede contestarse a este argumento es un "no" categórico. Si todos los eruditos que han intervenido en la formación de estas versiones, y que suman cientos de personas llenas de conocimientos sobre el particular, y que han vivido a lo largo de un período de varios siglos, no nos dieron una traducción correcta de los versículos que se han citado, entonces tampoco podremos confiar en que nos hayan dado traducciones exactas de los eventos relativos al ministerio y enseñanzas del Señor Jesús.
6. No hay diferencia alguna entre el uso de algún instrumento musical y el diapasón, los himnarios, etc.
Si se tratara de cantar un solo con acompañamiento de diapasón, o si se acompañara el canto de los creyentes con este mismo, entonces, aun cuando no resultaría tan agradable al oído humano, el resultado sería el mismo que usar instrumentos musicales en la adoración. Sin embargo, nadie puede decir que tal cosa haya sucedido jamás. El diapasón sirve exclusivamente para tocar una nota inicial, a fin de que los que cantan lo hagan con armonía y en el tono correcto. Algunas congregaciones han agregado reclinatorios a las bancas para que los que adoran puedan arrodillarse con más comodidad al orar. ¿Podría alguien decir que tales reclinatorios están relacionados con el hecho de orar? Son sólo una ayuda material para el que ora. El himnario es también una ayuda para los que cantan.
El instrumento musical, en cambio, se usa como una parte del servicio de adoración en sí. Veamos si no, los preludios, los interludios, los posludios, las piezas de música, etc., usando sólo el instrumento musical. Muy a menudo, cuando se usa teóricamente para acompañar el canto de la congregación, resalta más la música producida por el instrumento que las voces de los que entonan los himnos. Los mejores grupos de canto usan solamente las voces y esto nos convence de que los instrumentos musicales son sólo una pobre imitación de la belleza de la voz humana en la adoración a Dios.
7. Si la intención es agradar a Dios, él recibirá con agrado nuestra adoración ofrecida con instrumentos de música.
Este argumento es ilógico y absurdo. Si tenemos la intención de ofrecer una adoración aceptable a los ojos de Dios, debemos escudriñar las Escrituras para determinar lo que a él le agrada.
La adoración que resulta aceptable es la de la fe: "Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" (Hebreos 11.6).
Nosotros hemos recibido esta fe inteligente, que se distingue de la fe simple, que reconoce que hay un Dios y que es la que tienen hasta los pecadores rebeldes y aun los demonios. Practicamos esta fe inteligente, oyendo y obedeciendo la palabra de Dios. "Así que la fe es por el oir, y el oir, por la palabra de Dios" (Romanos 10.17). Pablo dijo a los cristianos del primer siglo: "Porque por fe andamos, no por vista" (2 Corintios 5.7). La fe viene por el oir la palabra de Dios, y la palabra de Dios no enseña el uso de instrumentos musicales en la adoración . No podemos andar por fe y usar el incienso para quemarlo, o buscar la intercesión de María la madre de Jesús, ni orar porque sea librada el alma de nuestros seres queridos de ese lugar que es un mito: el purgatorio.
Por último, consideremos las siguientes conclusiones en relación con los tres versículos arriba citados:1) En ausencia de la palabra de Dios, no puede existir la fe bíblica.2) En ausencia de la fe, no es posible andar por fe.
3) Si no andamos por fe, no podemos agradar a Dios.
Estas afirmaciones son ciertas y la palabra de Dios, al no autorizar el uso de música instrumental, no nos permite usarla y a la vez agradar a Dios.
Principiando con Mateo, y leyendo todos los pasajes que tratan de la música en la adoración o alabanza a Dios, encontramos los siguientes: "Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al Monte de los Olivos" (Mat. 26.30). "Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios" (Hch. 16.25). "Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre" (Rom. 15.9b). ". . . cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento" (la. Cor. 14.15b)."... hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones" (Efe. 5.19). "... enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales" (Col. 3.16). "Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación cantaré tus alabanzas" (Heb. 2.12). Y por último: "¿Está alguno alegre? Cante alabanzas" (Sant. 5.13).
Esto, agregado al hecho de que el Nuevo Testamento guarda silencio sobre el asunto, debe servirnos de amonestación para atenernos a lo que está escrito (la. Cor. 4.6) y para no ir más adelante (2a. Juan 9), en el uso de algo que no está aprobado por Dios, cuando le rindamos alabanza.
Dado que en Efesios 5.19 y Colosenses 3.16 se recomendaba a los cristianos que cantaran para su propia y mutua edificación, es natural que cantaran muchos de aquellos himnos que ya les eran familiares del Salterio judaico. Por tal motivo, se ha dicho que "la iglesia cristiana heredó el Salterio de la Sinagoga, habiéndolo usado en todas las edades como un tesoro inagotable de devoción".(2)
escrito (l Corintios 4.5; 2 Juan 9; Gál. 1.8), debemos nosotros hacer ahora lo mismo.
Se preguntará: "¿Dónde dice Dios en la Biblia que no hay que usar la música instrumental para servicios de adoración?" Contestamos. ¿Dónde dijo Dios: "Noé, no uses cedro, ni caoba, ni pino para construir el arca"? O "Moisés, no ofrezcas sacrificio de un burro, o de un gato, o de un puerco en la Pascua".
"Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo"(Efesios 5.19,20).
"Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre" (Hebreos 13.15).
"La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él" (Colosenses 3.16,17).
"¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento" (1 Corintios 14.15).
"Y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre" (Romanos 15.9).
La adoración que resulta aceptable es la de la fe: "Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" (Hebreos 11.6).
Nosotros hemos recibido esta fe inteligente, que se distingue de la fe simple, que reconoce que hay un Dios y que es la que tienen hasta los pecadores rebeldes y aun los demonios. Practicamos esta fe inteligente, oyendo y obedeciendo la palabra de Dios. "Así que la fe es por el oir, y el oir, por la palabra de Dios" (Romanos 10.17). Pablo dijo a los cristianos del primer siglo: "Porque por fe andamos, no por vista" (2 Corintios 5.7).
http://ubdavid.org/espanol/vida-practica/vida-practica_07.html
¿Has notado que cuando dices o haces algo malo sientes una sensación incómoda dentro de ti? Esa es tu conciencia hablándote. Tu conciencia te habla cuando actúas mal. Para disfrutar el compañerismo con Dios, tienes que tener una conciencia limpia.
¿Qué es una Conciencia Limpia?
Una conciencia limpia es esa libertad interna de espíritu que viene al saber que estás bien con Dios y con los demás. El apóstol Pablo dijo:
Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres (Hechos 24:16).
Este versículo muestra que una conciencia limpia tiene dos aspectos:
1. El aspecto hacia Dios.
Debemos estar bien con Dios. Debemos saber en nuestro corazón que no hay nada entre nosotros y Él.
2. El aspecto hacia los hombres.
Debemos estar bien con nuestro prójimo. Debemos saber que hemos arreglado cuentas con los demás de manera que nadie pueda señalarnos con el dedo y decir: “Me hiciste mal y nunca te disculpaste ni intentaste arreglar las cosas conmigo”.
En la lección pasada aprendimos que debemos estar bien con Dios si queremos que el Espíritu Santo haga a Cristo real en nuestra vida. En esta lección veremos que debemos arreglar cuentas con nuestro prójimo antes de que podamos estar bien con Dios. Un gran santo de Dios lo expresó en esta forma: “No puedes estar bien con Dios si estás mal con cualquiera otra persona en el mundo”.
La Enseñanza del Antiguo Testamento
El Antiguo Testamento es importante porque nos muestra situaciones reales de la vida y las decisiones de Dios respecto a ellas. En el capítulo 6 de Levítico, Dios nos habla de las“ofrendas de expiación” que se ofrecían cuando la gente cometía una transgresión. La palabra transgresión significa infringir los derechos de otro o tratarle injustamente.
La ofrenda de expiación era una ofrenda especial que se ofrecía a Dios por los pecados que una persona había cometido contra otra persona. A Dios le afectan no sólo los pecados que cometemos contra Él, sino también los pecados que cometemos contra otras personas. En Levítico 6, la Biblia menciona específicamente algunos de estos pecados:
1. Ser descuidado con las cosas que te han encargado otras personas.
2. Injusto en los negocios.
3. Robar.
4. Engañar.
5. Quedarte con las cosas que encuentras, en lugar de devolverlas
a sus legítimos dueños.
6. Mentir.
Si alguien había robado algo o perdido algo que se le había encargado, o había mentido o engañado para conseguir algo, Dios demandaba que devolviera el valor total más un veinte por ciento de interés como multa. Esto hacía del robo, un negocio muy malo.
Sólo hasta después de haber arreglado cuentas con su prójimo, se le permitía a una persona traer su ofrenda de expiación al Señor y así ser perdonado por Dios.
De este pasaje del Antiguo Testamento, aprendemos dos verdades importantes:
1. Cuando pecamos contra nuestro
prójimo, pecamos también contra
Dios.
2. Debemos estar bien con nuestro prójimo antes de que podamos estar bien con Dios.
Esta verdad de que debemos arreglar cuentas con nuestro prójimo antes de poder estar bien con Dios, se enseña también en el Nuevo Testamento. El Señor Jesucristo dijo:
Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda (Mateo 5:23–24).
En este pasaje el Señor Jesús habla de uno que ha venido a adorar a Dios y de repente, se acuerda que ha ofendido a alguien. El Señor dice que debe dejar su ofrenda en el altar e ir primero a reconciliarse con su hermano, y después volver y ofrecer su ofrenda a Dios.
¿Qué significa “reconciliarte” con tu hermano? Significa arreglar cuentas con él, ya sea pidiéndole perdón o haciendo restitución. Tú no puedes adorar a Dios correctamente cantando, orando, ofrendando o en ninguna otra forma, hasta que primeramente, te hayas reconciliado con tu hermano.
El Señor Jesús está estableciendo un principio aquí. Es el mismo principio que vimos en el Antiguo Testamento. El principio es éste: Debemos estar bien con nuestro prójimo para estar bien con Dios.
No todos los pecados requieren que arreglemos cuentas con otra persona. Si nuestro pecado fue cometido contra Dios solamente, debemos confesárselo sólo a Dios. Pero si hemos hecho mal a otros, debemos arreglar las cosas directamente con ellos. Pedirle perdón sólo a Dios no es suficiente. Debemos arreglar cuentas con los demás para que podamos estar bien con Dios.
Cómo Tener una Conciencia Limpia
La Biblia dice que David era un hombre conforme al corazón de Dios (Hechos 13:22). Una razón para esto era el amor de David a Dios y su anhelo de estar completamente bien con Dios. David le pidió a Dios que le mostrara cualquier pecado que pudiera tener en su vida cuando oró:
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad . . . (Salmo 139:23–24).
Si queremos tener una conciencia limpia, debemos permitir que el Espíritu Santo examine nuestro corazón y nos muestre las ofensas que hemos cometido contra otros. He aquí algunas cosas que debemos considerar:
¿Has herido u ofendido a alguien con algo que hayas dicho o hecho?
¿Has robado a tu patrón, a algún familiar o a otros?
¿Le has mentido a alguien y nunca le has pedido perdón?
¿Has sentido amargura y resentimiento contra alguien?
¿Has tenido una actitud de falta de perdón hacia alguien?
¿Te has rebelado contra alguien que tiene autoridad sobre ti
(como tus padres, tu jefe, tu maestro, etc.)?
¿Has sido desagradecido con quienes te han ayudado?
¿Has cometido otras ofensas?
En la lección anterior estábamos tratando con aquellos pecados que se habían interpuesto entre nosotros y Dios. Ahora debemos tratar con los pecados que hemos cometido contra otras personas. Recuerda, no puedes estar bien con Dios si estás mal con cualquier otra persona.
Ahora consideremos los pasos que debemos dar para tener una conciencia limpia:
1. Haz una lista de aquellos a quienes debes pedir perdón.
Empieza anotando los nombres de las personas a quienes debes pedir perdón. Apunta también los pecados que has cometido contra ellas. Algunas ofensas vendrán rápidamente a tu memoria. Otras, tal vez te llevará tiempo para recordarlas. No te apresures. Estás tratando con Dios y es cosa muy seria. Debes escribir cada ofensa que puedas recordar. Tu lista pueda ser como ésta: --->
Después que hayas hecho tu lista, pídele al Espíritu Santo que te ayude a recordar cualquier otra ofensa que hayas pasado por alto u olvidado. Puedes orar así: “Bendito Espíritu Santo, quiero arreglar cuentas con cualquier persona a quien he hecho mal. Por favor, hazme recordar cada ofensa que he cometido contra otra persona”.
Si eres sincero en esta oración, verás que el Espíritu Santo te mostrará ofensas que no has recordado. ¡Verás además que el Espíritu Santo tiene una memoria excelente! Puede hacerte recordar ofensas que cometiste hace muchos años. Debes tratar con cada ofensa, no importa cuántos años hayan pasado desde que la cometiste. Si no tratas con ella, esa ofensa permanecerá contigo toda tu vida.
Cuando hayas completado tu lista, revísala con cuidado y enumera las ofensas: 1, 2, 3, etc. en orden de importancia. Tal vez querrás pedirle al Espíritu Santo que te muestre cuáles son las ofensas más graves.
2. Para pedir perdón, escoge el momento y la forma apropiados.
Una vez que el Señor te ha mostrado que debes pedir perdón a alguien, hazlo pronto. Escoge un momento que sea apropiado para él, en que puedas hablarle a solas. Lógicamente no querrás ir con una persona cuando está trabajando y sin tiempo para atenderte. Pero no permitas que nada te impida hablar con él (o ella) lo antes posible.
Generalmente la mejor forma de pedir perdón es hacer una visita personal. Ve con la persona y habla a solas con ella. Otra buena forma es una llamada telefónica. En algunos casos es lo mejor, especialmente si con una visita personal no vas a lograr hacerlo en privado.
Se puede escribiruna carta pidiendo perdón, pero este método es menos adecuado que una visita personal o una llamada telefónica. Por un lado, puede ser que la persona no conteste tu carta y entonces no sabrás si te ha perdonado. Pero cualquiera que sea la forma que elijas, procura disculparte correctamente y sin demora.
El alcance de tu disculpa debe ser tan amplio como la ofensa. Si tu pecado fue sólo contra Dios, debes confesarlo sólo a Dios. Si tu ofensa fue contra otra persona, debes confesarlo a Dios y a aquella persona. Si fue contra varias personas, debes confesarlo a Dios y a todas aquellas personas. Si tu ofensa fue contra la iglesia entera, debes confesarlo a Dios y a la iglesia.
3. Discúlpate correctamente.
Cuando nos disculpamos con alguien debemos admitir totalmente nuestra culpa y pedirle perdón con humildad. Si no lo hacemos así, la ofensa realmente nunca estará arreglada.
Muchas veces una persona se disculpa, pero lo hace de una manera incorrecta y la ofensa no se borra.
Formas incorrectas de disculparte:
“Me porté mal, pero tú también”.
Esta es una disculpa incorrecta porque no estás asumiendo toda la responsabilidad por tu ofensa.
“Si hice mal, perdóname, por favor”.
El usar un “si” antes de tu disculpa significa que estás diciendo: “No estoy convencido de haber actuado mal”. Por lo tanto, no es una disculpa verdadera.
“Lamento lo ocurrido; perdóname, por favor”.
Es una disculpa incorrecta porque no has admitido que hiciste mal.
“Lo siento”.
Esta es una disculpa incompleta y mala porque no has identificado la ofensa ni admitido que eres responsable por ella.
“Siento haberme enojado contigo, pero tú me diste cólera”.
Esta es una disculpa incorrecta porque tú no estás asumiendo la responsabilidad de haber hecho mal, sino estás culpando a la otra persona.
La Forma Correcta De Disculparte:
Hemos dado varios ejemplos de formas incorrectas de disculparte. ¿Cuál es entonces la forma correcta? Para pedir perdón correctamente debemos:
Asumir la responsabilidad completa por nuestra ofensa.
Nombrar la ofensa.
Pedir a la persona que nos perdone y esperar su respuesta.
El siguiente es un ejemplo correcto de como disculparte:
“Reconozco que hice mal al __________________ (nombra la ofensa). ¿Me perdonas?”
Cualquiera que sea la situación, cuando nos disculpamos, debemos asumir la responsabilidad total por la parte en que nosotros hemos actuado mal. Puede ser que creemos sinceramente que somos culpables por sólo un 10 por ciento del problema y que la otra persona actuó mal en un 90 por ciento, pero esto no nos libra de nuestra responsabilidad. Somos responsables de disculparnos por lo que nos corresponde. Deja que Dios trate con la otra persona respecto a su culpa.
Al pedir perdón debemos ser lo más breves posible y evitar detalles innecesarios. No debemos involucrar a otros en el asunto a menos que sea absolutamente necesario. Si nos estamos disculpando con una persona inconversa no debemos tratar de testificar de Cristo a la misma vez. Nuestra confesión y disculpa será testimonio suficiente en ese momento.
Es posible que la otra persona no acepte tus disculpas ni te perdone. Si es así, y te has disculpado sincera y humildemente, haciendo todo lo posible para arreglar las cosas, deja el asunto en las manos de Dios.
4. Haz la restitución correspondiente.
Si hemos hecho que alguien sufra una pérdida, debemos hacer restitución. ¿Qué significa “hacer restitución”? Significa compensar a la persona por la pérdida sufrida. Debemos arreglar las cosas con ella; de otra manera será imposible tener una conciencia limpia ante Dios.
Supongamos, por ejemplo, que yo le he robado a alguien. No es suficiente para mí decirle simplemente:“Siento mucho haberle robado; perdóneme, por favor”. Debo pedirle perdón, pero además debo de alguna manera devolver lo robado o pagarlo, compensando a la persona por la pérdida que ha sufrido.
Si la restitución involucra dinero, puede ser que no estés en condiciones de pagarlo de inmediato. Si es así, debes hacer arreglos para pagarlo lo antes posible. Puede ser necesario hacer pagos mensuales hasta que la deuda quede totalmente cancelada. Ten cuidado de cumplir tu palabra y hacer lo prometido.
5. Deshazte de las excusas.
No nos gusta hacer algo que hiere nuestro orgullo. Por eso somos dados a fabricar excusas comunes como:
“Haré algo especial por esta persona para compensar mi ofensa”.
Eso no limpiará tu ofensa. Un marido que ha ofendido a su esposa con algo que ha dicho o hecho no puede compensarlo trayéndole flores o chocolates. Sólo una cosa borra una ofensa: pedir perdón con sinceridad.
“Arreglaré la ofensa después”.
Dejar las cosas pendientes es uno de los enemigos más grandes de una conciencia limpia. Jesús dijo: “Ponte de acuerdo con tu adversario pronto”. Eso significa: Haz lo que debes hacer AHORA.
“La otra persona actuó peor que yo”.
Eso puede ser cierto, pero aún eres responsable por la parte en que tú actuaste mal. Cuando pidas perdón por tus actitudes puede ser que la otra persona lo haga también.Alguien tiene que dar el primer paso. ¿Por qué no lo haces tú?
“Es algo tan pequeño”.
No es pequeño si Dios te está hablando acerca de tu ofensa. Si te molesta la conciencia, es suficientemente serio como para arreglar el asunto.
“Ocurrió hace tanto tiempo”.
Quizás; pero si Dios lo ha traído a la memoria, debes tratar con ello. Casi siempre resultará que la otra persona lo recuerda perfectamente.
“Las cosas han mejorado ya”.
Pueden haber mejorado, pero no quita la ofensa.
“Él no lo va a entender”.
Lo entienda o no, eso no importa. Tú debes obedecer a Dios y hacer lo que Él te indica.
“Él no es cristiano. ¿Qué va a pensar de mí?”
Él podrá pensar que, por fin, ha encontrado un cristiano verdadero, uno que es tan honesto y humilde como para admitir que hizo mal y disculparse. Dado que su reacción pudiera ser diferente, a pesar de lo que piense de ti, tú debes obedecer al Señor.
¡Obedece a Dios AHORA!
Ya que sabes qué hacer para tener una conciencia limpia, es importante que lo hagas. La Biblia dice:
Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis (Juan 13:17).
Empieza ahora arreglando cuentas con los demás. Es importante que te acerques primero a las personas a quienes has ofendido más. Empieza con el número 1 de tu lista. Busca a esa persona y pídele su perdón. Después acércate al número 2 y sigue así por la lista.
Debes tratar fielmente con las ofensas que has cometido, una por una, hasta que termines con todas. Algunas personas podrán pensar que estás haciendo algo innecesario. Pero no estás haciendo esto para complacer a los demás; lo estás haciendo para agradar a Dios. No debes permitir que nada te impida obedecer al Señor. Una conciencia limpia es valiosa, sea lo que sea el costo.
Cuando hayas confesado tus pecados a Dios y tratado fielmente con tus pecados contra otros, te parecerá que una carga enorme te ha sido quitada de encima. Conocerás esa libertad de espíritu que proviene de saber que estás bien con Dios y bien con tu prójimo.
Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres (Hechos 24:16).
“Una conciencia sin ofensa”
En Hechos 24:16, Pablo, hablándole a Félix, un gobernador Romano dijo:
Hechos 24:16
“Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres.”
Entre las cosas que Pablo procuraba, era el tener su conciencia limpia, sin ofensa, para con Dios y los hombres. De lo contrario a él, algunos otros siguieron/siguen otra manera en cuanto a la conciencia. En 1 Timoteo 4:1-2 leemos:
1 Timoteo 4:1-2
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia”
Lo contrario a una conciencia tranquila es una conciencia cauterizada. Esa es la conciencia amputada, la cual es incapaz de sentir. Es la conciencia apática que ha sido adormecida, la cual es ahora indiferente y relajada, como el corazón de dicho hombre. Sin embargo, esa no era la conciencia de Pablo, ni puede ser la conciencia de un hombre que camina teniendo una relación con el Dios vivo. Cuando hay relación con Él, nada puede permanecer muerto: es resucitado. La relación con el Dios vivo da vida a la conciencia/corazón y solo con una conciencia viva uno puede caminar con Él. Regresando a Pablo, él no cauterizó su conciencia para enfrentar el dolor y lo oposición sino por el contrario, procuró tener una conciencia siempre limpia, sin ofensa alguna o relajamiento que lo haría apático. Pablo era lo que él predicaba. Procuraba tener una conciencia sin ofensa, un corazón limpio, para con Dios y los hombres. Tengamos también nosotros la misma mente, procurando tener también la misma conciencia viva, el mismo corazón limpio, sin ofensa para con Dios y los hombres.
Cultivando un Corazón Tierno y una Piel Dura—Parte Dos
La semana pasada examinamos la defensa de Pablo ante Félix y descubrimos que las palabras de Pablo ilustran cómo mantener un corazón tierno y una piel dura al soportar la crítica. Vimos las dos primeras de siete maneras en que Pablo hizo eso: se negó a dejarse atrapar por la emoción de las acusaciones, y se mantuvo en los hechos. Ahora examinemos las cinco maneras restantes para cultivar un corazón tierno y una piel dura.
Número tres: Pablo dijo la verdad con una conciencia clara. Él dijo: “Pero esto te confieso, que . . . así sirvo al Dios de mis padres, . . . Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres” (Hch. 24:16-16). No hay nada como una conciencia limpia. No sólo nos ayuda a dormir bien, sino que lo mantiene a uno pensando con claridad. Uno no tiene que tener miedo de que algún esqueleto cascabelee cuando empieza la investigación, ¡porque no hay esqueleto!
Número cuatro: Pablo identificó la fuente original de la crítica. Pocas cosas son más enloquecedoras que boxear contra la sombra cuando uno lidia con la crítica. Una de las peores cosas que uno puede hacer es esparcir el veneno a varias otras personas: los hijos, los padres, los amigos, o algún grupo de otros creyentes, antes que ir a la fuente original de contención y enfrentarla. Uno necesita una piel dura para hacer eso. Exige agallas.
Número cinco: Pablo no se dio por vencido ni se rindió. Me encanta eso de Pablo. Es como un perro buldog en el tobillo de uno; ¡no lo suelta! Tómese un momento para leer 2 Corintios 11:23-33. Flagelado, sangrando, naufragado, hostigado, en peligros, expulsado de la ciudad, y acusado falsamente, Pablo no se dio por vencido, ni aflojó ni se quedó callado.
Número seis: No se puso impaciente ni amargado. Por dos años Pablo había estado esperando este juicio. ¿Sabía usted eso? Sin embargo uno no ve señales de amargura, ni impaciencia, ni rencores, ni despotrica contra las autoridades romanas. Pablo creía que Dios estaba firmemente en control tanto de las personas como de los eventos.
Número siete: Se mantuvo en la promesa de Dios. ¿Sabe lo que pasó por mi mente cuando leí este pasaje en Hechos 24? Un canto que he entonado en la iglesia desde que era niño: “Todas las promesas del Señor Jesús.” Alguien ha dicho que hay más de 7000 promesas en la Biblia. ¿Se ha apropiado usted siquiera de una esta semana pasada? ¿Qué tal un par? ¿Oigo que alguien dice cinco?
¿Cómo enfrentó Pablo la crítica? Se negó a dejarse atrapar por la emoción de las acusaciones. Se mantuvo en los hechos. Dijo la verdad con conciencia limpia. Identificó la fuente original de las acusaciones. Se negó a darse por vencido o a rendirse. No se puso ni impaciente ni amargado. Se mantuvo en la promesa de Dios. ¿No es eso grandioso? Todo eso viene de la Biblia.
Colega pastor, usted puede hacer cada una de esas siete. Si quiere tener un corazón tierno y una piel dura al enfrentar la crítica, ustedtiene que hacerlas. También yo.
Dios Toma Nota Especial de Sus Siervos
Dios fielmente toma nota especial de aquellos que le sirven. De todas las promesas que Dios ha hecho a sus siervos, una destaca entre mis favoritas:
Porque Dios no es injusto como para olvidarse de las obras y del amor que, para su gloria, ustedes han mostrado sirviendo a los santos, como lo siguen haciendo. (Hebreos 6:10)
Me fascina la manera en que pone esta promesa la Biblia del Lenguaje Actual:
Dios es justo, y nunca olvidará lo que ustedes han hecho, y siguen haciendo, para ayudar a su pueblo elegido. De esa manera, ustedes también demuestran que aman a Dios.
El escritor se refiere a los Cristianos. La frase “queridos hermanos” que se encuentra en el versículo anterior (6:9), nos reitera esto. Y escribe por preocupación de algunos creyentes del primer siglo, que empezaban a enfriarse y a desviarse del camino de Dios. Él quiere alentarlos a perseverar, a continuar la carrera, a que confíen en Dios el cual toma nota de ellos, y los recompensará como es debido.
En otras palabras, les recuerda esa gran verdad que todos tendemos a olvidar cuando la erosión empieza a pulverizar nuestros días: ¡Dios es fiel! Y utiliza siete palabras para comunicar esta gran verdad: “Dios no es injusto como para olvidarse.”
¿Qué significa el decir que Dios es fiel? Significa que es constante en Su lealtad para con Su pueblo. Él no nos dejará estancados. También significa que Él es firme al cumplir Sus promesas. Él mantiene Su palabra. La fidelidad sugiere una idea de lealtad; dependencia; perseverancia; determinación; firmeza y consistencia.
Dios no es voluble, ¡no es de temperamento inconstante!
-Chuck
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01/04/2013
Recompensas Eternas para Aquellos que Sirven a Dios
Al estar preparando a los Doce para una vida de servicio a los demás, Cristo prometió una recompensa eterna aún por darle a alguien un vaso de agua fresca.
“Cualquiera que recibe a un profeta por tratarse de un profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo por tratarse de un justo, recibirá recompensa de justo. Y quien dé siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por tratarse de uno de mis discípulos, les aseguro que no perderá su recompensa”. (Mateo 10:41-42)
Estas palabras nos dicen que el “perfeccionamiento de nuestro servicio” comienza con las cosas pequeñas. Comienza con atenciones: un abrazo de comprensión para aquél que está dolido, una breve nota a aquél que está solo y se siente olvidado y poco apreciado, un vaso de agua fresca para aquél cuyos labios están secos por el viento caliente del árido desierto cuando todo parece estéril y sin valor.
Dios nota especialmente todos estos esfuerzos.
Estas palabras toman un nuevo significado cuando leemos ese pasaje familiar de Mateo 25, donde Jesús dice:
»Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros, como separa el pastor las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su *derecha, y las cabras a su izquierda. »Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron.” Y le contestarán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?” El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.” (Mateo 25:31-40)
Esta escena tomará lugar después de esta vida. El Juez otorgará Sus recompensas. Los siervos que las recibirán vivieron tan desinteresadamente que ni siquiera recordarán sus buenos hechos.
¡Pero a nuestro Señor no se le olvidan!
-Chuck
Publicado el 12:51 a.m. | Enlace permanente | Comentarios (0) | TrackBack (0)
25/03/2013
Recompensas Temporales para Aquellos que Sirven a Dios
Seré franco con usted, no he encontrado en ninguna otra parte de la Biblia, lo que Dios me reveló en la segunda mitad de la carta de 2 Corintios 4:10-11:
Dondequiera que vamos, siempre llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo. Pues a nosotros, los que vivimos, siempre se nos entrega a la muerte por causa de Jesús, para que también Su vida se manifieste en nuestro cuerpo mortal. (NVI)
¿Puede observar la recompensa temporal entretejida en las líneas de estos versículos? Es esta: la consciencia tranquila de que la vida de Cristo está siendo modelada.
En parte es esto lo que Pablo quiso decir cuando escribió, “para que también Su vida se manifieste en nuestro cuerpo”. Francamente muy pocas recompensas son tan gratificantes y alentadoras como la profunda realización de nuestras acciones (y los motivos detrás de ellas), pues son expresiones visibles de Cristo a otros.
Todo esto es por el bien de ustedes, para que la gracia que está alcanzando a más y más personas haga abundar la acción de gracias para la gloria de Dios. (2 Corintios 4:15 NVI)
Nuestras acciones son visibles. El Señor se para al frente y nos dice que cuando usted y yo tomamos el papel de siervos, se desarrolla la realización gozosa de un espíritu agradecido que está siendo estimulado.
Y, por favor note que en el versículo 15, la gloria es para Dios. ¡Y rebosa!
-Chuck
Publicado el 12:49 a.m. | Enlace permanente | Comentarios (0) | TrackBack (0)
18/03/2013
Coronas que Dios Reserva para Sus Siervos, Parte 2
La semana pasada, empezamos a darle un vistazo a las cinco “coronas” eternas reservadas para los siervos de Dios. Después de enlistar las tres primeras coronas una vez más, añadiré las dos coronas finales con una breve explicación de ellas.
1. La Corona Incorruptible (1 Corintios 9:24-27)
2. La Corona de Gozo (Filipenses 4:1; 1 Tesalonicenses 2:19-20)
3. La Corona de Justicia (2 Timoteo 4:7-8)
4. La Corona de Vida (Santiago 1:12)
Esta maravillosa corona, la obtendrán aquellos santos que sufrieron noblemente durante su vida terrenal. El significado de esta corona no solamente se relaciona con las palabras perseverando ante la prueba, sino también con las palabras aquellos que lo aman. Esta corona no es prometida únicamente a los que sobreviven el sufrimiento y las pruebas…sino a aquellos que sobreviven las pruebas, amando al Salvador a pesar de la angustia y el dolor. Por eso, el amar al Señor y tener el deseo de glorificarle en y a través de las pruebas, se convierte en el doble motivo de perseverancia del creyente. Aquellos santos que califican (y, ¡el Señor es el Juez!), recibirán la corona de vida.
5. La Corona de Gloria (1 Pedro 5:1-4)
Este galardón es prometido a aquellos que fielmente “pastorean el rebaño” siguiendo los requisitos que se encuentran en los versículos 2 y 3. Aquellos fieles sub-pastores que cumplen con los requisitos (disponibilidad, dedicación sacrificial, humildad, una vida ejemplar) recibirán la corona de gloria.
Y, ¿qué sucederá después de haber recibido las coronas?, ¿Ahí terminará todo? Veamos lo que dice Apocalipsis 4:9-11 al respecto:
Cada vez que estos seres vivientes daban gloria, honra y acción de gracias al que estaba sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postraban ante Él y adoraban al que vive por los siglos de los siglos. Y rendían sus coronas delante del trono exclamando: «Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque Tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas.»
¡Qué escena tan impactante! Todos los siervos de Dios se encuentran ante Su trono. Y, ¿qué es lo que hacen?
¿Pavonean por todo el cielo presumiendo sus coronas? No.
¿Se separan el uno del otro como pavos reales, orgullosos de sus trofeos tangibles? No.
Los siervos se encuentran postrados en adoración, después de haber tirado sus coranas al Señor en alabanza y adoración, dando honra y honor a el Único que merece adoración –el Señor Dios. ¡Qué hermosa escena será esta!
-Chuck
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11/03/2013
Coronas Que Dios Reserva Para Sus Siervos, Parte 1
Como los siervos que somos de Dios, ocasionalmente necesitamos pensar en las “coronas” eternas que Dios ha reservado para Sus siervos. ¡Qué intrigante estudio!
Hay al menos cinco coronas específicas prometidas en la Biblia. Únicamente haré mención de la lista de las coronas eternas mencionadas en el Nuevo Testamento, dando una breve explicación de cada una de ellas. El día de hoy mencionaremos tres de ellas, y las otras dos la siguiente semana.
1. La Corona Incorruptible (1 Corintios 9:24-27)
Esta recompensa es prometida a aquellos que victoriosamente corren la carrera de la vida. Tomando en cuenta los versículos 26 y 27, que hablan de los que “golpean y dominan” el cuerpo, nos queda claro que este premio es otorgado a aquellos creyentes que consistentemente rinden la carne al control del Espíritu Santo, rehusando ser esclavos de su propia naturaleza pecaminosa. En otras palabras, se le otorga a aquellos que realizan las verdades escritas en Romanos 6:6-14.
2. La Corona de Gozo (Filipenses 4:1; 1 Tesalonicenses 2:19-20)
Esta corona es una en la cual sus destinatarios se gloriarán y se regocijarán. Esta es la corona de los “ganadores de almas”. El apóstol Pablo la reclama para sí mismo cuando hace mención de dos cuerpos de creyentes los cuales él ganó y discipuló para Cristo. . .los filipenses y los tesalonicenses. Nuestro Señor entregará esta corona a aquellos siervos que fueron fieles llevando el evangelio, ganando almas para Cristo y preparándolos en su crecimiento espiritual. Y recuerde: los recompensas en este juicio, serán basadas en la calidad, y no en la cantidad de nuestros hechos terrenales (1 Corintios 3:13).
3. La Corona de Justicia (2 Timoteo 4:7-8)
La corona de justicia será otorgada a aquellos que vivieron cada día amando y anticipando el inminente regreso de Cristo. . .a aquellos que condujeron sus vidas terrenales enfocados en los valores eternos. La Traducción en el Lenguaje Actual (TLA) de la Biblia, capta el significado completo del versículo 8 con estas palabras:
Sé que Dios es un juez justo y que, cuando juzgue a todos, me dará una corona como premio a mi obediencia. Y no sólo a mí me la dará, sino también a todos los que esperan con ansias su regreso.
Aquellos que califican para recibir esta corona, ansiosamente esperan Su regreso día tras día.
-Chuck
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04/03/2013
Marcas de un Mentor: Dando Libertad a Otros
En casi 50 años de ministerio, el Señor ha traído a mi lado, y también los ha guiado a irse, a muchos amigos y colegas. Aunque siempre es difícil perder a aquellos a quienes he servido de mentor y he cultivado, tanto colegas como laicos, yo trato de afirmar sus decisiones de seguir a Dios a otras partes. Eso fue lo que la iglesia de Éfeso hizo con Apolos cuando él percibió la dirección del Señor para irse:
Y queriendo él pasar a Acaya, los hermanos le animaron, y escribieron a los discípulos que le recibiesen; y llegado él allá, fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído; porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo. Hechos 18:27–28
Por favor, observen que cuando él quiso irse, ellos “le animaron” a que fuera. Nosotros, los pastores, necesitamos darnos cuenta de que Dios no se propone que todos los creyentes fieles se queden en nuestra iglesia. Queremos eso, pero el plan de Dios es más grande que los nuestros. No hay necesidad de hacer sentir culpable o tratar de manipular alguien que percibe la necesidad de seguir a Dios a otra parte.
Nosotros no somos dueños de esas personas. Ellas son de Dios, y no de nosotros. Nunca llame a la congregación “mi iglesia,” ni tampoco se refiera al rebaño como “mi gente.” Son gente de Dios. Nosotros somos simplemente pastores. Nuestro propósito es ayudarles a alcanzar su pleno potencial, sea lo que fuera . . . y a donde sea que pudiera llevarlos.
Hace mucho tiempo decidí nunca tratar de convencer a alguien que venga o que se vaya de nuestra iglesia; sea ministro o laico. Si un individuo se siente guiado a irse, busco una manera de ayudar a que eso suceda. Si un individuo es guiado a venir, busco una manera de ayudarlos a ser el cambio. Sostenga a todos con la mano floja.
“Adelante,” estimularon los creyentes a Apolos. “Por supuesto, nosotros no somos tus dueños aquí en Éfeso.” ¿Saben lo que sucedió? Pablo les escribiría a los corintios:
Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. 1 Corintios 3:6
¡Me encanta! El Señor se llevó a Apolos de regreso a Corinto, y él llegó a ser muy eficaz para regar la semilla que el apóstol Pablo había sembrado. Los creyentes en Éfeso tuvieron parte del crédito de ese éxito. ¿Por qué? Reconocieron que la obra de Dios se extendía más allá de su propia iglesia . . . y dejaron en libertad a Apolos.
Nosotros, los pastores, debemos hacer lo mismo.
—Chuck
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25/02/2013
Marcas de un Mentor: Enfrentando la Debilidad
La semana pasada le hablé de una de las marcas de un mentor de la que todos disfrutamos: Afirmar a otros mostrándoles confianza. Pero hay otro lado de la moneda que es igual de importante. Los buenos mentores también enfrentan la debilidad. Por ejemplo:
Llegó entonces a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría,
varón elocuente, poderoso en las Escrituras. Éste había sido instruido en
el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba
diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el
bautismo de Juan. Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero
cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más
exactamente el camino de Dios. Hechos 18:24–26
Cuando Aquila y Priscila oyeron a Apolos predicar, detectaron que algo faltaba. No había nada en las palabras de Apolo en cuanto a la obra del Espíritu Santo. No mencionaba el cuerpo de Cristo, ni la vida llena del Espíritu, ni cómo los creyentes pueden vivir como vencedores; nada. Todo lo que oyeron fue en cuanto al bautismo de Juan y el ministerio de Jesús. Eso es todo lo que Apolos había. Correcto, pero incompleto.
Un mentor que discierne enfrenta las debilidades que hay que fortalecer y los problemas que hay que corregir. Ese es uno de los mejores beneficios de los buenos mentores. No nos dejan quedarnos tal como estamos. No nos permiten que sigamos cometiendo los mismos errores vez tras vez. Nos quieren demasiado.
Los mentores notan defectos y, como Aquila y Priscila, no nos abochornan públicamente. No nos hacen quedar mal allí mismo. Pero detrás de puertas cerradas dicen: “Tengo que mencionar algo que noté que haces, o que no haces.” Se interesan, porque tienen discernimiento. Distinguen el aspecto de necesidad, y ponen aquí su dedo como en llaga viva.
¿Los beneficios? La represión hace que el que recibe la mentoría permanezca enseñable y que se le exija cuentas. Ambas cosas son importantes. Pero también es vital que cuando nosotros somos los que estamos reprendiendo, nos aseguremos de que también estamos amando. Pablo lo dijo muy bien:
No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes,
como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a
hermanas, con toda pureza. 1 Timoteo 5:1–2
También admiro la respuesta de Apolos. Él los escuchó. Una de las mejores cosas que podemos hacer cuando alguien nos corrige, es prestar atención a sus correcciones. ¿Hace usted eso? Espero que su conocimiento bíblico le haya hecho más abordable y menos intocable. Los mentores no tienen nada que ganar al corregirnos. Nosotros somos los que ganamos. Somos mejores personas si aprovechamos de manera personal la represión. (Suena a proverbio, ¿verdad?). Yo podría mencionar algunas correcciones de mis mentores que me perforaron hasta la médula. Y, ¿sabe? Sabía que tenían razón. Me sentí algo humillado, pero ellos lo convirtieron en algo positivo: “Una vez que corrijas esto, serás más eficaz.” Así fue.
Como mentores, debemos ser buenos para enfrentar las debilidades; y al dar reprensión. También debemos ser buenos para recibirla. Le hará un mejor pastor.
A propósito, también le hará mejor esposo y padre.
—Chuck
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18/02/2013
Marcas de un Mentor: Confianza
Los pastores pensamos de nosotros mismos como los que servimos de mentor para otros. Por un momento, sin embargo, póngase en los zapatos de alguien que está recibiendo la mentoría. Si usted ha tenido un mentor positivo en algún punto del pasado, piense en lo que esa relación personal significó para usted en ese entonces.
Cuando un mentor cree en uno, la confianza surge. Él confía en uno cuando él no está cerca. Siempre he apreciado cómo Pablo aplicó esa confianza a Priscila y Aquila:
Mas Pablo, habiéndose detenido aún muchos días allí, después se despidió de los hermanos y navegó a Siria, y con él Priscila y Aquila, habiéndose rapado la cabeza en Cencrea, porque tenía hecho voto. Y llegó a Éfeso, y los dejó allí. Hechos 18:18–19
Pablo no se quedó; “los dejó allí.” Un mentor que cree en uno, confía en uno cuando él no está cerca. ¿Sabe usted el beneficio de eso? Los que reciben la mentoría se vuelven más responsables. ¡Tienen que hacerlo!
Los mentores a quienes admiramos son como jefes para los cuales nos encanta trabajar; no son personas controladoras. Confían en uno cuando no están cerca. Le dan a uno una tarea, y confían en que uno la va a cumplir. No están atisbando por la ventana, ni por el ojo de la cerradura. No están espiándolo por medio de algún amigo, ni poniendo espías a sus espaldas. Confían en uno.
Uno halla que incluso cuando no están cerca, debido a que han confiado en uno, en realidad uno se esfuerza. Eso hace que uno se sienta responsable. El otro lado de la moneda en esto de que se confíe en uno, es que uno tiene que demostrar que es digno de confianza.
Pablo dejó a Aquila y Priscila en Éfeso, y el resultado fue maravilloso. Debido a que ellos fueron dignos de confianza, ayudaron a organizar la iglesia local en su época formativa. Es maravilloso saber que se confía en uno.
Es maravilloso.
Ahora, invierta de nuevo los papeles. ¿Confía usted en aquellos a quienes sirve de mentor? Si es así, ¿saben ellos que usted cree en ellos?
¿Se los ha dicho? ¡Hágalo!
—Chuck
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11/02/2013
Marcas de un Mentor: Mirando a lo Lejos
Nuestro mundo es un mundo que exige gratificación inmediata. Desde descargas instantáneas por la Internet a café instantáneo, queremos lo que queremos cuando lo queremos, y por lo general es ¡EN ESTE INSTANTE!
Un mentor no es así. Él mira a lo lejos en aquellos a quienes sirve de mentor.
¿Cómo se ve eso en términos cotidianos? Un mentor persevera. Tiene poder para quedarse. No se intranquiliza. No sale corriendo. No es amigo sólo de buen tiempo. No se da por vencido cuando hay críticas. Eso exige inmensa madurez en las relaciones personales con otros. Mire cómo Pablo lo expresó:
También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos,
que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles,
que seáis pacientes para con todos.
1 Tesalonicenses 5:14, énfasis añadido
Esto de mirar a lo lejos se aplica cualquiera que sea la situación. Quiere decir que un maestro no renuncia debido a que hay dificultades en el colegio. El esposo o esposa no se marcha simplemente porque las cosas se ponen difíciles. Un anciano no saca los cueros al sol sólo porque no se acepta su idea. ¿Quiere esto decir que uno nunca debe marcharse? No es eso. Pero la mayoría de las veces nos dirigimos a la salida demasiado rápido.
Como pastor, usted persevera. Da un vistazo a lo lejos. Pablo mismo modeló esta marca de un mentor. Después de enfrentar oposición feroz en Éfeso, su respuesta puede parecer sorprendente:
Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios. Hechos 18:11
Probablemente usted está enfrentando tiempos difíciles en estos días. Si lo está, créame, lo entiendo. El ministerio puede ser brutal para los pastores. Las cosas se han puesto difíciles para mí en todo lugar en que he servido al Señor; y, ¿la razón por la que no salí corriendo? El recuerdo de mis mentores. Ellos tampoco salieron corriendo. Nunca he olvidado eso. Cuando un mentor persevera en la dificultad, ¿cuál es el beneficio que resulta en aquellos a quienes sirve de mentor? Cultivan perseverancia. Ellos también aprenden a dar un vistazo a lo lejos.
Antes de considerar la renuncia, permítame recordarle la exhortación de Pablo al pastor Timoteo. Lea con atención cada palabra:
Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo;
redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
2 Timoteo 4:2
Como predicadores, tendemos a gravitar hacia las palabras: “redarguye, reprende, exhorta.” Pero permítame instarle a que reflexione en la última frase: “con toda paciencia y doctrina.” Eso nos dice cómo. No hay gratificación instantánea en esa frase.
Mire a la distancia en aquellos a quienes sirve de mentor.
—Chuck
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04/02/2013
Marcas de un Mentor: Interés de Cerca y Personal
En las entradas que siguen, quiero decirle lo que yo llamo “las marcas de un mentor.” Estas son las características que he descubierto en individuos que dejan una impresión positiva, duradera, en las vidas de otros.
Mis dos mentores, junto con muchos otros, han marcado permanentemente mi vida con la presencia de sus vidas. No simplemente sus palabras; sus vidas.
¿La primera marca de un mentor? Se interesan. Se ponen muy cerca de manera personal en las vidas de aquellos a quienes influyen y guían.
El apóstol Pablo fue así.
Tendemos a pensar de Pablo como escritor de doctrinas y grandes cartas. Pensamos de Pablo como predicador; e incluso como fabricante de carpas. Pero todo eso servía a un propósito más alto, especialmente para sus colegas creyentes. Pablo fue un mentor.
Pablo vivió por año y medio en Corinto con Aquila y su esposa Priscila (ver Hechos 18:1-11). ¿Puede imaginarse a Pablo viviendo en su casa? ¡Qué privilegio!
Ahora, no me malentienda. La participación de un mentor va más allá del tiempo que pasa con los individuos a quienes está sirviendo de mentor. Pablo tenía mucho más que hacer, que sentarse y hablar de cosas espirituales con Aquila y Priscila. Trabajaba fabricando carpas y también pasó tiempo en Corinto evangelizando a judíos y griegos. Cuando llegaron Silas y Timoteo, Pablo buscó tiempo para dedicárselo a esos amigos de mucho tiempo. Pero lo que sobresale para mí es que cuando Pablo halló a este matrimonio, fue a verlos, y se mudó a vivir con ellos. Se convirtió en amigo íntimo y personal. Se interesó.
Permítame ampliar esa verdad como pastor. Un mentor no mantiene su distancia. No opera a la distancia o en secreto. La puerta de su estudio rara vez se cierra. Abre su vida; no huye ni se esconde. Presta atención a las cosas pequeñas en las vidas de otros. Se interesa de manera personal en asuntos de preocupación y necesidad, para estimular y ayudar a que se mejore. Trasmite técnicas útiles y prácticas porque se mantiene de cerca y de manera personal.
Un mentor que se interesa no tiene miedo de mencionar sus propios fracasos o de trasmitir lecciones que aprendió por la vía dura. Todo mentor que yo he tenido me ha contado sus fracasos, defectos, fallas y luchas; las cosas que ha aprendido por la vía dura. Aprendemos eso de nuestros mentores que actúan de manera cercana y personal.
Sólo cuando uno abre su propia vida, se gana la confianza como para ser oído. No se puede hacer eso a la distancia. No se puede hacer eso en un disco compacto o una grabación. No se puede hacer por el teléfono o desde el púlpito. Hay que hacerlo cara a cara, de cerca y de manera personal.
¿Por qué? Porque usted se interesa.
memoria
El diablo aprende la Biblia de memoria: ¿La aprende usted?
por Visión Para Vivir
Hubo una mujer cuyo esposo la dejó por otra y después entabló el divorcio.
Cuando ella lo confrontó con pasajes bíblicos respecto a su adulterio y divorcio, él respondió citando pasajes bíblicos para justificar sus acciones. Mencionó el episodio de la mujer sorprendida en adulterio, diciendo: “Jesús no le dijo que dejara la relación en que estaba,” aun cuando Jesús claramente le dice “Vete y no peques más.”
Por un lado, el hecho de que él sepa algo de la Biblia es digno de encomio; pero el hecho de que la tergiverse para ajustarla a sus propias acciones pervertidas es deplorable.
Usar la Palabra de Dios para fines de pecado no es nada nuevo. ¿Le sorprendería saber que nuestro enemigo, Satanás, ha aprendido de memoria pasajes bíblicos y los usa para tentarnos a pecar? Al principio de Génesis Satanás sabe lo que Dios le había ordenado a Adán (2:16, 17), y tienta a la primera pareja humana diciendo una versión tergiversada de las palabras de Dios en forma de pregunta (3:1). De manera interesante, al intentar Eva responder a Satanás con lo que Dios realmente dijo, sólo ofrece una paráfrasis floja, omitiendo verdades significativas.
Satanás utiliza la Palabra de Dios cuando confronta a Jesús en el desierto (Mateo 4:1-8; cf. Lucas 4:1-13). En el proceso de tratar de tentar a Jesús para que peque, y por ello hacerle caer como Mesías y Redentor, Satanás repite las palabras de Dios del Salmo 91:11-12. Dice: “Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: / A sus ángeles mandará acerca de ti, / y, / En sus manos te sostendrán, / Para que no tropieces con tu pie en piedra.”
El pensamiento inicial a leer este relato es: “¡Vaya! Eso está bastante bien. ¿Me pregunto cuántos de nosotros podríamos usar de esa manera las Escrituras?” Pero entonces recapacito. Muchos de nosotros en efecto usamos de esa manera la Biblia; regularmente. Lamentablemente, lo hacemos tal como Satanás lo hace, y ese es el problema.
Lo que hace Satanás en realidad aquí es usar las Escrituras para sus propios propósitos engañosos, malévolos. Tratar de hacer que Jesús se aferre a una promesa de Dios de una manera que no era su propósito. Jesús acababa de afirmar su fe y dependencia en el Padre negándose a convertir las piedras en pan. Así que Satanás trata una táctica opuesta y en efecto dice: “Está bien, así que quieres demostrar que dependes del Padre. ¡Salta y haz que Él te proteja! La Palabra de Dios dice que puedes.”
El diablo a propósito pone un pasaje bíblico contra otro. Recalca un pasaje y desprecia otros que deben ir junto con ese. Satanás trata de usar la autoridad de las Escrituras para sugerir que Jesús sería justificado al arriesgar su vida arbitrariamente y luego esperar que Dios lo proteja.
Muchos hacemos lo mismo, aunque tal vez sin intención. Simplemente no conocemos lo suficiente las Escrituras. He estado entre creyentes en donde se discute de la Biblia y rara vez se oye que se citen los versículos con precisión y en su contexto. Más bien, (y yo también he sido culpable de esto) oigo una profunda vaguedad cuando dicen: “¿Acaso no dice la Biblia en alguna parte algo así como . . .?” Fragmentos de versículos fuera de contexto se parafrasean y se enlazan como cuentas en un collar para respaldar presuposiciones que contradicen lo que la Biblia dice que en vocabulario muy claro en otras partes.
Jesús no cayó en el engaño de Satanás. Él sabía que un texto fuera de su contexto se vuelve un pretexto, y que torciendo las Escrituras uno puede hacer que la Biblia diga cualquier cosa que uno quiere. Él sabía que arrojarse para demostrarle algo a Satanás, o a los judíos, no habría sido la voluntad de Dios. Esperar protección cuando se es desobediente es tentar a Dios; algo que Él dice que es malo.
Al tratar con el diablo de la manera en que lo hace, el Señor nos muestra un gran principio de toda la verdadera interpretación bíblica: las Escrituras debe explicarse comparándolas con otros pasajes bíblicos. Jesús usó la Palabra de Dios que tenía en su corazón, aprendida de memoria y entendida con precisión, para defenderse de la seducción de Satanás a pecar. Jesús no trató de abrirse camino con razonamientos para evadir la trampa de Satanás. Simplemente afirmó la verdad que Dios ya ha dado en su Palabra.
La ignorancia de la Palabra de Dios, y no tenerla en el corazón nos hace presa fácil en la galería de tiro al blanco de Satanás. Eva se dejó engañar cuando no recordó con precisión lo que Dios había dicho. El hombre al que me referí al principio sigue en pecado, habiendo justificado sus acciones mediante la distorsión de la Palabra de Dios.
El diablo sabe y ha memorizado la Biblia pero la usa con engaño. Jesús nos mostró cómo el poder de la Palabra de Dios, aprendida de memoria con precisión y recordada fielmente, nos capacita para resistir eficientemente las tentaciones y darnos cuenta de las tergiversaciones de las Escrituras. Y eso es algo que no debemos atrevernos a olvidar.
LA MEMORIA SUBVERSIVA DE UNA MUJER
II Samuel 21:1-14
Alicia Winters
La vigilia de Rispá en el desierto, al lado de los cadáveres de sus hijos ejecutados, tuvo el fin de protestar los abusos del gobierno de David y reclamar un mejor tratamiento para los sobrevivientes de la casa de Saúl, resaltando así la espiritualidad de la participación solidaria de la mujer en la lucha por la justicia.
«Hubo hambre por tres años, años tras año». El hebreo comunica la creciente desesperación del pueblo ante la falta de lluvia. David como rey se sentía de alguna manera responsable de hacer frente a la situación. Por lo tanto acudió a Yahvé, descubriendo que la culpa estaba en Saúl y su familia por una anterior masacre de gabaonitas, aliados con los cuales Israel tenía vigente un tratado de defensa mutua. (No conocemos esta masacre en ningún texto bíblico). Consultados los sobrevivientes de Gabaón, David comprobó que ardía en su corazón un deseo de venganza que no contemplaba indemnización económica ni represalias contra los israelitas, sino específicamente la ejecución pública de siete descendientes de Saúl.
Daba la casualidad que siete hombres había en linaje directo de Saúl. Estaban muertos los tres hijos de su esposa Ajinoam, pero quedaban dos hijos que tuvo con una concubina, Rispá, y también cinco nietos, hijos de su hija Merab. Estos servirán muy bien los propósitos de los gabaonitas, y David no demoró en entregárselos para que los gabaonitas los despeñaran en el monte ante Yahvé. Sigue el texto bíblico (vv. 10-14):
Rispá, hija de Ayyá, tomó un sayal y se lo tendía sobre la peña desde el comienzo de la siega hasta que cayeron sobre ellos lluvias del cielo; no dejaba que se pararan junto a ellos las aves del cielo por el día ni las bestias del campo por la noche. Avisaron a David lo que había hecho Rispá, hija de Ayyá, concubina de Saúl. Entonces David fue a recoger los huesos de Saúl y los huesos de su hijo Jonatán, de entre los vecinos de Yabés de Galaad que los habían hurtado de la explanada de Betsán, donde los filisteos los habían colgado el día que mataron a Saúl en Gelboé, subió desde allí los huesos de Saúl y los huesos de su hijo Jonatán, y los reunió con los huesos de los despeñados. Sepultaron los huesos de Saúl, los de su hijo Jonatán y los de los despeñados, en tierra de Benjamín, en Selá, en el sepulcro de Quis, padre de Saúl, y ejecutaron cuanto había ordenado el rey, después de lo cual Dios quedó aplacado con la tierra.
Los comentaristas generalmente prestan poca atención a esta parte del relato. La mencionan, si acaso, como una bella ilustración de la ternura maternal. Hasta David quedó impresionado, dicen, del heroísmo y nobleza del corazón de Rispá, y se complació en mostrar su respeto por las sensibilidades de una madre infeliz arreglando la sepultura de sus hijos. Esta lectura es sorprendentemente ingenua, pasando por alto los elementos económicos y políticos del relato y la fusión de sexo y política en la persona de Rispá.
Sexo y poder
El nombre de Rispá aparece primero en el texto bíblico en la batalla por sucesión al trono de Israel que se libró entre Abner e Isbaal sobre la posesión sexual de la concubina de Saúl (3:7-8). En intercambio de mujeres establecía relaciones de poder entre los hombres, y dormir con las concubinas del rey constituía una declaración de pretensiones al trono (cp. Absalom, 2 Sam 16:20-21; Adonías, I Re. 2:13-25,). Cuando Abner preguntó irónicamente a Isbaal por qué le insultaba, llamándole la atención por algo tan despreciable como una mujer, él expresaba, en efecto, la importancia que tenía esa mujer para ambos hombres como un medio para definir el poder. Más tarde, cuando Abner al fin entregó las tribus del norte a David, éste exigió también la entrega de una mujer para confirmar el pacto: ya no una mera concubina, sino la propia hija de Saúl.
La dominación de David sobre los demás hombres es señalada por sus conquistas tanto sexuales como militares (cp. Abigail, Betsabé). La otra madre en esta narrativa, Merab hija de Saúl, era hermana de la que fue entregada en el convenio con Abner. Merab había sido alguna vez destinada públicamente por su padre como esposa para David, pero la acción no fue más que un subterfugio. Saúl exigía victoria militar sobre los filisteos como condición para el matrimonio, esperando así librarse de David, quien le parecía cada vez más un rival. Cuando David resultó triunfador, Saúl renegó y dio su hija a Adriel meholatita, padre de cinco de los hombres ejecutados por los gabaonitas (cp. 1 Sam. 18:17-19). Al entregarlos a los gabaonitas, David no solamente eliminaba la descendencia de Satil; eliminaba también la descendencia de Adriel, el hombre que le quitó una mujer.
Efectivamente, la referencia a las dos mujeres, Rispá y Merab, como madres de los siete hombres ejecutados, es una alusión bastante explícita a las luchas por el poder en Israel y la fragilidad del consenso sobre el cual David inició su reino en el norte. Esos dos nombres dejan entrever que David no era un intermediario neutral en la venganza de los gabaonitas. Saúl e Isbaal estaban muertos y David ocupaba el trono, pero la posición del rey no era de ningún modo segura frente a las poderosas y tenazmente independientes tribus del norte. David debía su poder más a la intervención del ejército que al apoyo popular, y él sabía muy bien que un amplio sector del pueblo era leal a la casa de Saúl, sobre todo en Benjamín, donde probablemente muchos compartían el concepto de Semeí que David era «asesino y canalla» (2 Sam. 1:67). De hecho, buena parte del norte más tarde seguiría a Seba el benjaminita en rebelión abierta contra David (2 Sam. 20).
Estas circunstancias despiertan sospechas acerca de lo que motivó la solicitud gabaonita. Huele a confabulación con David para ayudarle a consolidar el poder. La alianza de Israel con Gabaón incluía también, según Josué 9:17, las ciudades de Kefirá, Beerot y Quiryat Yearim, todas localizadas en el mismo valle estratégico en la tierra de Benjamín. Allí, justamente al norte de Jerusalén, la tierra bajaba notablemente, ofreciendo fácil acceso al altiplano desde la costa y desde el valle del Jordán.
Resulta interesante recordar que dos hombres de Beerot asesinaron a Isbaal, hijo y sucesor de Saúl (2 5am. 4:1-12). Los beerotitas juzgaron mal el momento; si bien su acción favoreció a David en la lucha por el trono de Israel, la delicada situación política en el norte no le permitía otra respuesta que la pena de muerte para los dos. Sin embargo, llama la atención el compromiso con David y la decidida intervención en los asuntos internos de Israel, de parte de estas ciudades que son identificadas cuidadosamente, tanto en el capítulo 4 como aquí en el capítulo 21, como «no israelitas».
El exterminio de los descendientes varones de Saúl, así como el asesinato de Isbaal, le venía de perlas a David, ya que cualquiera de los siete pudo haberse levantado como pretendiente al trono. El texto indica que David deliberadamente no incluyó al hijo de Jonatán entre los que entregó a los gabaonitas, por lealtad a su amigo; sin embargo, 2 Samuel 9:1-5 sugiere que se enteró por primera vez de la existencia de Meribaal cuando ya no había otros descendientes de Saúl, o sea, después de esta ejecución. Los relatos de los últimos capítulos de 2 Samuel no están dispuestos en orden cronológico, así que es muy posible que este pasaje se refiera a un incidente que ocurriera antes del encuentro con Meribaal relatado en el capítulo 9. De todos modos, aun cuando no mató al hijo de Jonatán, lo trajo entre ojos a Jerusalén donde podía ser vigilado bajo una especie de arresto domiciliario disfrazado como atenciones a un huésped de honor.
Dado este trasfondo, no cabe duda que la acción de Rispá en el desierto tenía implicaciones políticas, hasta subversivas. Su presencia al lado de los muertos mantenía viva la memoria de ellos para todos los benjaminitas y para todo Israel, cuestionando el derecho de David de ocupar el trono y sus medios de mantenerse en el poder. Para entender esas implicaciones, es necesario conocer la situación de Rispá después de la muerte de Saúl y también las costumbres de sepultura en el antiguo Israel.
Viudas y concubinas
La viuda es citada con frecuencia en el libro de los Salmos y en otras partes de la Biblia, junto con el huérfano y el extranjero, como representante de una clase de personas que tenía necesidad especial de la protección de Yahvé. En una sociedad patriarcal como el antiguo Israel la seguridad económica de una mujer dependía de su vínculo con algún pariente varón. Ella entraba a formar parte de la familia del marido cuando se casaba, y si el marido moría ella seguía como parte de esa familia, sujeta a la autoridad y protección de otro varón de su parentela. De hecho, aún cuando regresara a vivir con su propio padre, la familia del marido mantenía su responsabilidad respecto a ella. (La viuda Tamar regresó a la casa paterna porque no había hermano de su marido disponible para casarse con ella; sin embargo, cuando la acusaron de prostitución, fue el suegro quien ordenó que fuera quemada (Gén. 38:25).
Aunque la mujer podía tener propiedad o dinero en su nombre, no parece que estuviera en condiciones de sostenerse después de la muerte del marido. Normalmente contaba con la ayuda de los hijos o el suegro, pero cuando estos varones desaparecían, como en el caso de Rispá, la viuda perdía su lugar en la estructura social y quedaba desamparada.
Rispá era viuda y probablemente vivía con sus dos hijos hasta la ejecución de ellos. Ya que la acción de David y los gabaonitas en esta masacre efectivamente extinguió la casa de Saúl en Israel, no quedaba varón que respondiera por ella. (Si Meribal ya estaba con David, era cliente del rey y no estaba en posición de ayudar a Rispá). Por lo tanto, existe la posibilidad que ella permaneciera en el desierto después de la ejecución, al menos en parte, porque no tiene a dónde más recurrir. Si los dos hijos ejecutados representaban su única fuente de sustento económico, su vigilia heroica en la peña pudo ser fruto de su desesperación. Ciertamente su situación actual contrastaba agudamente con la vida de lujo que disfrutaría cuando era la favorita del rey.
Sin embargo, dos factores en el caso de Rispá hacen dudar que esta explicación sola sea suficiente. En primer lugar, Rispá no estuvo casada. Su categoría social es identificada como «concubina», distinguida claramente de la categoría de esposa y también de la de ramera. La magnitud del harén indicaba el poder del rey. (Saúl tenía una concubina, David tenía diez, y Salomón tenía trescientas, además de todas sus esposas). Pero no solamente los reyes tenían concubinas. Sabemos de las concubinas de Abraham, Najor, Jacob, Gedeón y otros porque sus hijos figuran en las genealogías bíblicas, distinguidos cuidadosamente de los hijos de la(s) esposa(s). Inclusive un levita tiene una concubina en la problemática narrativa de Jueces 19-21 que, a pesar de dificultades textuales e históricas, parece suministrar pistas interesantes y probablemente fidedignas acerca de la estructura y relaciones del concubinato en Israel, como complemento a las leyes sobre al asunto en el antiguo Código de la Alianza en Éxodo 21:1-11.
La concubina era básicamente una esclava, una posesión, un objeto que podía ser comprado o vendido, inclusive por su propio padre (Ex. 21:7). Según la ley en Éxodo, el esclavo varón podía ser rescatado y quedaba libre después de seis años de servicio, pero la mujer no. Si bien algunas traducciones de amplia circulación hablan de la posibilidad que su señor la «tome por esposa» (21:8-9; cp. la Biblia Latinoamericana y la versión Reina Valera), hay que reconocer que nada en el hebreo sugiere la intención de elevar su categoría; el verbo usado aquí tiene el sentido de «destinar, designar» y la ley parece considerar que aun cuando el amo la tomara como concubina, ella seguía siendo esclava. Ciertamente fue así en los casos de Agar, Bilha y Zilpa.
Por otra parte, la concubina contaba con ciertos derechos según esta ley: el rescate no era automático, como en el caso del varón, pero si el amo desechaba a su concubina, no podía venderla a extranjeros (¿a israelitas sí?) y debía permitir su rescate por dinero. Si el dueño la destinaba para concubina de su hijo, debía tratarla como una hija y, si tomaba otra mujer pero se quedaba con ella, no debía disminuir sus alimentos, vestidos ni derechos conyugales. Si su señor le fallara a la concubina en alguno de estos aspectos, la ley le daba a la mujer el derecho de abandonarlo sin tener que pagar el precio del rescate.
Es posible que la concubina del levita en Jueces 19:2 se valiera de este derecho, regresando a la casa de su padre después de enfadarse con el levita, de acuerdo con la lectura de versiones antiguas adoptada en la Biblia de Jerusalén. No sabemos si el padre de esta concubina la había vendido al levita, pero es posible (Ex. 21:7). Son notables sus esfuerzos por complacer al levita y el éxito que tuvo. Este llegó a Belén, según el texto, con el objetivo de «hablar al corazón» de la mujer, pero parece que pasó la mayor parte del tiempo hablando con el padre de ella (Juec. 19:4-9). Podemos concluir que no era anormal que el padre de una concubina mantuviera buenas relaciones con el dueño de ella.
Aquí es importante notar que Rispá es identificada en los relatos bíblicos como «hija de Ayyá». El uso del patronímico, relativamente poco común en el caso de las mujeres en la Biblia hebrea, nos recuerda que hay otro hombre en la vida de Rispá —su padre. Es probable que la relación entre Saúl y Ayyá haya sido por lo menos tan amistosa como la del levita con el padre de su concubina. El nombre Ayyá aparece en 1 Crónicas 1:40 como uno de los hijos de Sibón, jefe de un clan edomita. Sabemos de un edomita, Doeg, que sirvió en el ejército de Saúl, y es posible que el padre de Rispá fuera otro, relacionado con el clan de Sibón, que encontró su fortuna en el servicio de Saúl de Benjamín. Saúl como rey no se casaría con una mujer no israelita, pero podía hacerla su concubina.
Fuera extranjera o no, Ayyá sin duda recibió una generosa recompensa por su hija y de una posición privilegiada en Benjamín durante los reinados de Saúl e Isbaal. Cuando la suerte cambió y David asumió el trono, las propiedades de Saúl fueron confiscadas, pero David no tendría por qué confiscar la propiedad de Ayyá, adquirida durante los años cuando su hija gozaba de los favores de la primera familia de Israel. Así que Rispá muy probablemente tenía la opción de regresar a una familia cómodamente situada.
Bajo esta lectura la acción de Rispá, al permanecer al lado de los cadáveres de sus hijos en vez de volver a la casa de su padre, no representa solamente el dolor de una madre despojada de sus hijos, ni la desesperación de una viuda desamparada, sino una protesta política deliberada e intencional. Es posible que la familia de Rispá haya apoyado su estadía en el desierto, llevándole alimentos y agua y quizá acompañándola en las velas nocturnas. Pero la iniciativa y perseverancia en la velación eran claramente de ella. En el encuentro entre Abnere Isbaal (2 5am. 3), Rispá es representada como una víctima pasiva, violada y cosificada. Es invisible, sin voz ni voto en su futuro. El interés del escritor gira totalmente en torno a los dos hombres que pelean por ella. Ahora, aunque no se registran palabras de ella, sus acciones hablan a voz en cuello.
Muerte y sepultura
La muerte era el fin normal de la vida en el pensamiento del más antiguo Israel y, hasta los últimos siglos antes de la era cristiana, hubo poca especulación sobre una vida después de la muerte. Las antiguas bendiciones y promesas indican que la «multiplicación de su descendencia» era el futuro que el israelita esperaba (Gén. 26:23). La vida humana era entendida en términos sociales, políticas, y comunitarias. La vida no era simplemente vida biológica, sino todos los beneficios de la alianza con Yahvé. «Mira, yo pongo hoy ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia... te pongo delante vida o muerte, bendición o maldición. Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia...» (Deut. 30:15-30).
La vida era relación con otros, vida en comunidad, y a través de los hijos el individuo continuaba participando en la comunidad. La posibilidad de ser «cortado de su pueblo» era una temible amenaza para el israelita (Lev. 20:6). Ni siquiera la muerte física ocurría en aislamiento; como miembro de la comunidad el moribundo era «unido a su pueblo» (cp. Gén. 25:8; 35:29; 49:29; Deut. 32:50) o «a sus padres» (Jue. 2:10; 1 Re. 2:10). Si bien había un concepto popular del lugar de los muertos («seol»), la teología oficial de Israel no le prestaba atención.
Israel entendía la necromancia y el culto a los muertos como incompatibles con el yahvismo (Deut. 26:14; Lev. 19:27-28). Aunque prohibiciones contra adivinos tales como Lev. 19:31; 20:6,27 y Deut. 18:10-11 indican que estas prácticas persistían en algunos sectores, y se nos dice que Saúl mismo visitó a una adivina a fin de consultar con los muertos, nada sugiere que Rispá fuera adivina o que permaneciera al lado de los cadáveres como una forma de comunicación con los muertos o de culto de ellos. De hecho, 1 Samuel 28:3, afirmando que Saúl había expulsado a los encantadores y adivinos, hace virtualmente imposible esa interpretación.
Por otra parte, la sepultura correcta de los muertos tenía gran importancia en el antiguo Israel. Las frecuentes referencias a entierros en la Biblia hebrea, y las miles de tumbas excavadas en las tierras bíblicas, atestiguan esa importancia. Ritos de lamentación acompañaban el entierro, y en el lamento formal de un muerto, las mujeres muchas veces desempeñaban un papel específico que parece haber implicado preparación especializada (Jer. 9:17, 20; 2 Crón. 35:25). Sin embargo, la falta de sepultura de estos cadáveres no admite la posibilidad que Rispá permaneciera al lado de los cuerpos de los siete como cantora profesional.
Antiguas costumbres y leyes, como también las exigencias del clima, apunta al pronto entierro de los muertos. Las familias tenían lugares tradicionales para sus muertos, y era importante para un moribundo y para su familia saber que sería sepultado allí. Existen varias tradiciones acerca del traslado de los huesos de Jacob desde Egipto para ser sepultados en terreno familiar en Canáan (Gén. 49:28-32; 50:4-14; Ex. 13:19; Jos. 24:32). La colección de leyes en Deuteronomio incluye la estipulación que un criminal ahorcado debía ser enterrado el mismo día de su ejecución (Deut. 21:23), pero evidentemente no hubo provisión para la sepultura de los siete herederos de Saúl ejecutados por David y los gabaonitas, y esta omisión parece intencional.
Aunque muchas versiones modernas dicen que los siete fueron ahorcados, el verbo aquí, de la raíz yq’, no es el mismo que se emplea en el pasaje en Deuteronomio, donde se trata claramente ahorcadura. En Génesis 32:25, refiriéndose a Jacob en lucha libre con un adversario, yq’ significa «dislocar, zafar (un hueso)». En Ezequiel 23:17 se emplea esta raíz para hablar del deseo que se aparta de la mente de una persona, y en Jeremías 6:8 Yahvé mismo, como sujeto de yq’, amenaza con apartarse de Jerusalén. El único otro uso de este verbo en la Biblia, Números 25:4, tiene que ver también con una ejecución ritual cuyo propósito era hacer un ejemplo de los que hablan dirigido un culto herético en Israel, y se especifica que la acción de yq’ se hiciera «frente al sol», término enfático que implica que los ejecutados habían de permanecer visibles, o sea, sin enterrar. La Biblia de Jerusalén traduce yq’ como «despeñar». Así la ejecución de los siete habría sido similar a la de II Crónicas 25:12, aunque ese pasaje no emplea la raíz yq’.
En efecto, parece que la ejecución, sea como sea su forma, incluía la exposición pública de los cadáveres después de la muerte como parte del castigo. La mutilación y el olvido serían la última humillación de las víctimas. El peligro de animales y aves de rapiña sería constante y, sin la vigilancia de Rispá, los cadáveres habrían desaparecido rápidamente. Los israelitas sentían temor de permanecer sin sepultura después de la muerte, y la amenaza de ser consumido por animales o aves de rapiña constituía una temible maldición (1 Re. 14:11; 16:4; 21:23-24); cp. Jer. 8:1-2, 25:33). Fue evidentemente la intención de los Filisteos que los cuerpos de Saúl y Jonatán sufrieran esa humillación cuando los espetaron en el muro de la ciudad; aunque fueron rescatados en una heroica correría por los de Yabés de Galaad, sus huesos permanecían aún en esa ciudad al otro lado del Jordán y no habían sido entregados a sus deudos para ser enterrados en el sepulcro familiar.
Espiritualidad y solidaridad
Rispá era una sobreviviente. La muerte la había tocado de varias maneras. Perdió a su marido en guerra, y ahora mataron a sus hijos porque representaban una amenaza para el régimen que tenía el poder. (Es poco probable que los benjaminitas haya tragado la excusa de la supuesta masacre de gabaonitas como justificación para esta ejecución). Y allá en el desierto, en la fría noche y el candente sol, aguantando el olor de los cuerpos, la sed y el miedo, día tras día, noche tras noche, Rispá espantaba a las aves y las fieras para mantener viva la memoria de sus hijos, del linaje de Saúl, de todo lo que había ocurrido a la casa de Saúl desde que David puso los ojos en el trono.
¿Quién avisó a David lo que hizo Rispá, y qué fue lo que le dijeron? Pudo ser un benjaminita, amenazándolo, o tal vez uno de sus propios consejeros advirtiéndole del potencial para disturbios en la situación. Cuando se enteró de la acción de Rispá, David evidentemente se sentía aludido, porque se puso en movimiento de una vez. No fue a ver a Rispá, que habría sido el paso lógico si quisiera felicitarla por la nobleza de su corazón. Se dirigió personalmente a Yabés de Galaad para pedir los huesos de Saúl y Jonatán a fin de darles sepultura en el sepulcro familiar junto con los huesos de los recién ejecutados, recogidos por mensajeros. Evidentemente David dio órdenes para una gran ceremonia, y pudo ser para esta ocasión que compuso la elegía que hoy se encuentra en 2 Samuel 1:17-27. Parece que no fue originalmente el plan del editor (¿judaíta?) del libro de 2 Samuel incluir esta narrativa acerca de Rispá y los huesos de Saúl y Jonatán. Pero otros (¿del norte?) agregaron el relato después porque la historia de la vida de Saúl quedaba incompleta.
Esta ceremonia de sepultura habría significado mucho más que un simple rito de lamentación, dado el contexto social y político. Representaría un intento de parte de David de aplacar a los benjaminitas y a los israelitas del norte, una promesa que se acabaría la persecución de los simpatizantes de Saúl. Ya hemos visto que fue probablemente en esta situación que David preguntó si quedaba todavía algún hijo de la casa de Saúl, afirmando que quería «favorecerle por amor a Jonatán» (2 Sam. 9:1).
También el mismo pasaje que estudiamos aquí puede ser fruto del esfuerzo de David por justificarse a los ojos de las tribus del norte. El documento parece tener el propósito de defender a David mostrando que la ejecución de los siete no fue un capricho malicioso, sino una justa restitución que el rey se vio obligado a exigir de los que llevaban la culpa de la violación de un solemne juramento sancionado por Yahvé.
Estas observaciones confirman la sospecha que la acción de Rispá fue concebida y realizada como una protesta política, y que de esa manera fue entendida por su destinatario, el jefe de gobierno. Era un acto político pero, a la vez, un acto de profunda espiritualidad. La solidaridad de Rispá con estas víctimas demuestra el poder que surge de un compromiso con los demás y manifiesta a Dios presente en el mundo.
Desde luego, ella lloraba a sus hijos. Pero su presencia al lado de los cadáveres después de la masacre representaba mucho más que el dolor del corazón de una madre. O, mejor dicho, no se ha reconocido en el mundo patriarcal lo que significa verdaderamente el dolor del corazón de una mujer. Las mujeres sobrevivientes, como Rispá, son las que quedan para cuidar de los enfermos y los que sufren. En la brutal destrucción de vida en América Latina, soportan la desaparición de padres, maridos, hijos. Son testigos del asesinato de sus seres queridos por violencia o por hambre. Y ellas mismas son víctimas de violación, de abandono, de explotación y miseria. Sin embargo, hasta el día de hoy, las mujeres llevan adelante la lucha de Rispá frente al asesinato, la violencia y la muerte, optando por actuar, proteger y defender la vida.
Rispá no solamente lloraba la memoria de sus hijos. Ella tuvo el firme propósito de restaurar la dignidad humana de las siete víctimas que habían sido ultrajadas y abandonadas a la mutilación de sus cuerpos. Su respuesta a una masacre salvaje era una afirmación de su poder de seguir siendo humana en medio de la deshumanización. Rodeada de cadáveres, ella daba testimonio a la vida.
Esta mujer no se sometió a la erradicación que amenazaba a las víctimas de la masacre. Desafiaba el terror a la desaparición, peor que el terror a las fieras, porque no podía permitir que sus hijos fuesen borrados como si nunca hubieran existido. Estaba decidida a preservar su identidad aunque invitara la muerte para ella misma al hacerlo. Y en su compromiso con la vida, Rispá al fin dejó de ser una víctima pasiva y asumió una identidad propia.
La ejecución fue realizada en Guibeá, capital del gobierno de Saúl y sin duda repleta de sus parientes y simpatizantes. Tal vez la mayoría de ellos había pensado salvar su propio pellejo por el expediente de no ver, no hablar, no recordar. Insistiendo en la memoria de sus hijos, Rispá también creaba memoria. Promovía la visibilidad de lo que ocurrió para que no pasara inadvertido y olvidado. Ella comprendía la importancia de rememorar, de hacer visible la historia, porque ella misma había sido invisible.
Sus hijos no volverían a ella. Pero Rispá no dejaría de luchar por ellos hasta que fueran «reunidos a su pueblo». Esta mujer conservaba el sentido de pueblo en un momento de desasosiego y angustia. Y respondiendo a lo que amenazaba también a otros, ella actuaba por todos los indefensos en una lucha que ella vivía en acompañamiento, mutualidad y solidaridad que superaba la misma muerte.
La vigilia de Rispá habría llamado poderosamente la atención a los benjaminitas de la ciudad y sus alrededores, manteniendo vivo el odio contra el detestado usurpador. Y así su acción se convirtió en una denuncia de la injusticia e inhumanidad del hombre para con el hombre. Rispá no se acostumbraba a la injusticia. No la aceptaba como un hecho dado, incuestionable.
Por esta misma razón, su acción convocaba a los demás a unirse en la causa de todas las vidas que ella rememoraba con su propio sacrificio. Dio, quizá, el primer paso en aquella corriente de resistencia contra la creciente tiranía de David y Salomón que terminaría un siglo más tarde en una revolución popular y la organización del estado independiente de Israel (1 Re. 12:1-16).
Según el texto, el incidente de Rispá comenzó con una sequía. El sacrificio de los siete hombres por los hombres de Gabaón estaba destinado a subsanar la supuesta causa del hambre. Sin embargo, en el texto, la llegada de las lluvias no está vinculada directamente con el sacrificio de los hombres sino más bien con el sacrificio de la mujer, un sacrificio de otra índole. Y el texto también sugiere que Dios quedó aplacado solamente cuando se había respondido a la reivindicación implícita en la acción de la mujer, la reivindicación de la justicia.
Lázaro y el rico
(Nota: este artículo es parte del estudio titulado: ¿Resurrección o vida inmediatamente después de la muerte? Se le aconseja al lector que también lea los otros artículos de este estudio.)
Hasta ahora hemos visto que la Biblia claramente enseña que los muertos están muertos, es decir, están sin conciencia, esperando la resurrección. Esto que reconocemos está en contra de la opinión tradicional que cree que aunque alguien está muerto “su alma sigue viviendo”. Sin embargo ya hemos visto, de una multitud de escrituras, que esta opinión tradicional no puede ser correcta, puesto que contradice a la Escritura. Hay unos pocos pasajes de la Biblia, que siendo mal entendidos, son usados por la tradición para apoyar su doctrina de una supuesta vida inmediatamente después de la muerte. Un pasaje así es la historia del rico y Lázaro que viene en Lucas 16:19-31 que dice:
Lucas 16:19-31
“Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.”
Ahora, antes de que digamos algo sobre el pasaje, especialmente uno que parece contradecir muchos otros pasajes, tenemos que estudiar su contexto. ¿A quién contó Jesús esta historia? Eso podemos encontrarlo fácilmente viendo los versos que preceden al pasaje anterior. Empezando de Lucas 16:1 podemos ver que el Señor habló a Sus discípulos y les dio una enseñanza que terminó con la siguiente conclusión: “ningún siervo puede servir a dos señores: porque odiará a uno y amará al otro; o amará al uno y menospreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas” (Lucas 16:13). Ahora, los fariseos que andaban por ahí respondieron de la siguiente manera: “Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él.” (Lucas 16:14). Luego Jesús continúo y les respondió:
Lucas 16:15-19
“Entonces les [a los fariseos] dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación. La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él. La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él. Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley.” Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera. Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.”
Intencionalmente he incluido el verso 19 en el pasaje anterior. Porque esto es parte de la misma plática que empezó en el verso 15 y que estaba dirigida a “ellos”, los fariseos. Fue a ellos a quién Jesús contó la historia de Lázaro y el rico. No estaba dando un sermón a la gente o enseñando a sus discípulos (aunque estaban presentes). Más bien, Sus ojos estaban mirando a los fariseos y Sus palabras estaban dirigidas a ellos. Fue solamente hasta que terminó esta historia que se volvió a los discípulos, porque leemos en Lucas 17:1 “luego dijo a sus discípulos…”. En otras palabras, viendo al capítulo 16 como un entero podemos ver que lo que el Señor dijo en el capítulo estaba dirigido a dos grupos diferentes de personas: lo que dijo de Lucas 16:1-14 estaba dirigido a los discípulos con los fariseos escuchando. Los fariseos reaccionaron a esto burlándose de Él. Luego en los versos 15-31 (la cual también incluye la historia que estamos viendo ahorita) volteó hacia los fariseos y se dirigió a ellos. Cuando terminó con ellos, volteó de nuevo hacia sus discípulos (Lucas 17:1).
Por lo tanto el Señor dirigió la historia de Lázaro y el rico a los fariseos. Ahora, viendo esta historia es posible que nos quedemos muy perplejos, ya que hay elementos en ella que no se ven en ninguna otra parte de la Biblia. Vamos a ver algunos de ellos:
i) El hombre rico murió y fue al Hades, donde aparentemente estaba siendo atormentado. Como parece ser en el pasaje aún estaba consciente, ya que podía ver, sentir y hablar. Además, aún tenía simpatía y preocupación por sus hermanos y quería advertirles. Esta descripción de Hades y el estado de los muertos es una obvia contradicción con muchas escrituras, algunas de las cuales damos a continuación:
Eclesiastés 9:4-6, 10
“Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol. Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.”
Salmos 6:5
“Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol, ¿quién te alabará?” (Hebreo: Seol, Hades en la Septuaginta).
Salmos 31:17
“No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado; Sean avergonzados los impíos, estén mudos en el Seol” (Hebreo: Seol, Hades en la Septuaginta).
Salmos 115:17
“No alabarán los muertos al Señor, Ni cuantos descienden al silencio;”. (Septuaginta: bajar al Hades, es decir, Hades = silencio).
Salmos 30:9
“¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?”
Isaías 38:18-19
“Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad. El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos.”
Como es obvio de lo anterior, Seol (en Hebreo) o Hades (en Griego) es un lugar de silencio e inconsciencia. No hay tormento, ni refrigerio, no hay sentimientos de simpatía y no hay conocimiento. Verdaderamente hay más de 70 apariciones de las palabras Seol y Hades en la Biblia. En ningún lado vemos en ellas las características que vemos en la historia anterior. En nuestra historia, vemos al hombre rico en el Hades, hablando, sintiendo, teniendo simpatía y siendo atormentado. ¿Porqué? Antes de ver porqué, vamos también a ver algunos otros puntos de ésta historia. Vamos a enfocarnos en el pobre Lázaro.
ii) entonces para el pobre Lázaro leemos:
Lucas 16:22
“Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.”
Una vez más, este enunciado contiene extrañas referencias, sin precedentes en la Biblia. Sin duda no hay otra referencia bíblica al “Seno de Abraham” y a los ángeles llevando gente ahí. Como dijimos, hay más de 70 apariciones de las palabras Seol y Hades en la Biblia que definen al Hades, literalmente la tumba, el lugar al que todos los muertos –sin excepción- van. Pero nunca leemos de un “Seno de Abraham” ahí, no leemos que el pobre o el justo van a un lugar diferente que el rico o el injusto. ¿Porqué Jesús hace tales referencias que no tienen paralelo en la Escritura y de hecho la contradicen en muchos puntos?
La respuesta se puede encontrar regresando al contexto: ¿A quién estaba dirigiendo Jesús esta historia? Como vimos, no se trataba de una enseñanza general sobre los muertos, sino que estaba dirigida específicamente a los fariseos que se burlaron de Él, porque estaba enseñando de que no hay forma de servir tanto a Dios como al dinero. La audiencia de la que leemos eran “los amantes del dinero”, “codiciosos” y ellos “se justificaban entre los hombres”. Los fariseos tenían, como podemos leer en otros lugares de la Escritura, tradiciones que no tenían nada que ver con la Palabra de Dios. Creían cosas que eran ajenas a la Escritura y hacían que la Palabra de Dios no tuviera efecto. Marcos 7 1:13 nos da una perspectiva de qué tan lejos de la Biblia estaba esa secta:
Marcos 7:1-13
“Se juntaron a Jesús los fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalén; los cuales, viendo a algunos de los discípulos de Jesús comer pan con manos inmundas, esto es, no lavadas, los condenaban. Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen. Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos. Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas? Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran,Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre,invalidando la Palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.”
La última frase “Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.” Demuestra que lo anterior no fueron los únicos ejemplos donde los fariseos se estaban desviando claramente de la Escritura. De hecho, como hoy en día pasa muchas veces, han reemplazado la Palabra de Dios con sus tradiciones. Sus enseñanzas no eran enseñanzas que venían de la Escritura sino tradiciones sin base alguna en la Biblia y de hecho tradiciones que descaradamente la contradecían. Ahora, ¿Porqué digo todas estas cosas de los fariseos? La razón es simple: porque el “Seno de Abraham” y las otras cosas extrañas que aparecen en la historia de Lázaro y el rico no aparecen en ninguna otra parte de la Biblia, y de hecho contradicen otras referencias en la Biblia, sí aparecen en las tradiciones que los fariseos creían. Aquí les presento lo que la enciclopedia católica dice sobre las creencias de los judíos del primer siglo (énfasis agregado):
“en la Santa Biblia, la expresión “El Seno de Abraham” se encuentra solamente en dos versos del Evangelio de San Lucas (16:22-23). Ocurre en la parábola de Lázaro y el rico cuyas imágenes son arrojadas directamente de las representaciones populares del mundo oculto de los muertos, las cuales había en el presente tiempo de nuestro Señor. De acuerdo a las concepciones Judías de aquel día, las almas de los muertos eran reunidas en un lugar general embreado, el Seol de la literatura del Antiguo Testamento y el Hades de las escrituras del Nuevo Testamento (Lucas 16:22, en Griego 16:23). Sin embargo, una discriminación local existía entre ellos, de acuerdo a sus obras durante su vida mortal. El mundo oculto de los muertos las almas de los justos ocupaban una morada o compartimento de su propiedad la cual estaba distintivamente separada por una pared de la morada o compartimento a la cual las almas de los malos eran consignadas. Este último era un lugar de tormento… -el otro, un lugar de dicha y seguridad conocido bajo los nombres de “paraíso” y “El Seno de Abraham””.
Observa en lo anterior el énfasis a las “concepciones Judías de aquel día”. Aquí no estamos hablando de la Escritura basada en tradiciones que se originaron de Dios sino “tradiciones de aquel día”, “representaciones populares del mundo oculto”. El Seno de Abraham, donde estaban los justos, los ángeles los llevaban ahí, el castigo del injusto el caos entre estos dos lugares y los otros puntos que leímos anteriormente como la opinión de los fariseos, no tienen paralelo en ninguna otra parte de la Escritura, excepto en la historia de Lázaro y el hombre rico. En otras palabras: LO QUE EL SEÑOR USÓ EN ESTA HISTORIA, HABLANDOLE A LOS FARISEOS, FUE LO QUE LOS FARISEOS MISMOS CREÍAN QUE SUCEDÍA DESPUÉS DE LA MUERTE. Usó su la historia de los fariseos para pasar Su propio mensaje. Podemos entender el punto del Señor en la conclusión que viene en el último enunciado de la historia anterior:
Lucas 16:31
“Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos”.
Obviamente el hombre rico no había escuchado, es decir no había seguido, la Palabra de Dios, a Moisés y a los profetas y terminó atormentado. Era un rico injusto y sus riquezas no lo ayudaron a evitar el tormento. Por otro lado, el hombre pobre, aunque era pobre, era un hombre que siguió la Palabra de Dios, a Moisés y los Profetas, y por eso terminó en el Seno de Abraham. Y esto es exactamente lo que el Señor quería decir a esos fariseos. En Lucas 16:13 les dijo a los discípulos “no podéis servir a Dios y a las riquezas”. Luego Lucas 6:14 dice: “Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él.”. Esas personas eran avaras y no guardaban la Palabra de Dios, Moisés y los profetas. De hecho, como leímos en otras partes, hacían que la Palabra de Dios no tuviera efecto. Aún así pensaban que de algún modo iban a ser salvos, lo cual de acuerdo a sus (falsas) tradiciones, significaba que después de la muerte irían al Seno de Abraham. Luego el Señor, usando sus propias armas, sus propias tradiciones, voltea a ellos y les cuenta una historia donde el pobre terminó en el Seno de Abraham porque guardaba la Palabra de Dios, pero el rico e injusto –como ellos- terminaron en tormento. Las riquezas no fueron suficientes para salvarlo de eso. Solo guardando la Palabra de Dios. Es una enseñanza para los fariseos codiciosos que en corto les dice: “no crean que las riquezas los va a salvar. Lo que los va a salvar es seguir la Palabra de Dios (Moisés y los Profetas)”. Para decirles eso, el Señor usó una de las formas más efectivas: su propio lenguaje, el de sus tradiciones sobre salvación y condenación.
Para concluir, el Señor no intentó con esta historia dar un sermón de lo que pasa después de la muerte, como muchos han tomado sus palabras literales, ignorando el contexto y las creencias fariseas que en otras partes el Señor juzgó severamente diciendo que ellos le quitaban el efecto a la Palabra de Dios. Lo que el Señor hizo, fue dirigirse a los fariseos usando sus propias creencias sobre después de la muerte para decirles que lo que importa no son las riquezas sino guardar La Palabra de Dios. Usó su propio marco, sus propias creencias después de la muerte, para agregar su propia conclusión. Pudo haber escogido otro marco para decir lo mismo. Pero pocos dudarán que la manera más efectiva de hablarle a alguien es usando un lenguaje que le sea familiar. Y eso es lo que el Señor hizo: les habló usando su propia imagen de después de la muerte como marco, agregándole el mensaje que Él quería. Es muy triste que muchos hayan tomado este marco, esas creencias fariseas erróneas, y las hayan puesto como una doctrina sobre la muerte. Esto absolutamente no es más que una doctrina farisea. Esperamos que este artículo ayude al lector a arrojar sus propias conclusiones.