El Mundo Moderno (Siglos XVI-XVIII): Crisis, Razón y el Legado de Descartes
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Filosofía y ética
Escrito el en español con un tamaño de 7,37 KB
El Mundo Moderno (Siglos XVI-XVIII)
Contexto Histórico: Siglos XVI-XVIII
Entre los siglos XVI y XVIII se consolida el mundo moderno. El siglo XVII es un siglo de crisis económicas y demográficas, y del triunfo de la razón.
Situación Económica
El descubrimiento de América y las explotaciones marítimas constituyen el punto de partida para la creación de imperios coloniales. A lo largo del siglo XVII, Francia, Inglaterra y Holanda inician un desarrollo del capitalismo y grandes beneficios económicos que aseguran el desarrollo del capitalismo comercial. Sin embargo, las guerras, las pestes y las malas cosechas dan lugar a una crisis económica.
Situación Política
La centralización del poder político continúa en manos del monarca y es conocida como Monarquías Absolutas. Esta etapa histórica es conocida como la Edad Moderna (A.M.).
Situación Social
Guerras, peste y hambre. En 1618 comienza la Guerra de los Treinta Años, en la que intervinieron casi todos los estados europeos. España empieza a perder poder a favor de Francia. Inglaterra vive en una casi permanente guerra civil. Además, los rebrotes de pestes y las malas cosechas producen una enorme mortalidad.
Arte y Cultura
El Barroco. Se desarrolla en los países católicos, vinculados a la Contrarreforma; en España es conocido como el Siglo de Oro. Se manifiesta en la arquitectura, escultura, literatura (Cervantes, Lope de Vega), la pintura (Velázquez, Murillo) y la música (Bach, Händel).
Ciencia y Filosofía en el Siglo XVII
En el primer tercio del siglo XVII destacan Kepler, Galileo, Descartes, Fermat, Huygens y Leibniz.
Descartes y el Discurso del Método
El Discurso del Método es una obra en la que Descartes nos cuenta de forma coloquial las formas de la vida. Este relato resulta ser el índice de la revolución más importante en el curso del pensamiento filosófico desde sus orígenes, y además, la esencia de la actitud filosófica. Demuestra un rasgo profundo de la actitud de Descartes ante el saber de la escuela y la tradición intelectual. El sistema de interés del hombre moderno hizo que el sujeto de la filosofía se convirtiera también en objeto. Descartes llega a su famoso "Cogito, ergo sum": encuentra su punto de apoyo y crea un nuevo y desconocido territorio de la realidad: el yo como conciencia, la subjetividad en su esencia pura. Descartes inaugura una filosofía completamente nueva. La filosofía da una vuelta radical desde el objetivo ingenuo hacia el subjetivo trascendental. Intenta liberar la razón de la esclavitud a la que había sido sometida por la teología revelada durante el periodo medieval. Este fue su gran mérito y aportación. La independencia y la autosuficiencia de la razón que debe resolver los grandes problemas de la metafísica occidental: Dios, hombre y mundo.
Descartes es el creador de una filosofía, de un nuevo sistema, cuyo punto de partida y llegada fue la razón. El Discurso del Método es el prototipo de esta actitud y de ahí su gran importancia dentro de la obra del autor y la historia de la filosofía. Representa el esfuerzo por desprenderse de todo para construir un nuevo edificio: la filosofía racionalista.
Descartes nos ofrece la conclusión a la que llega a través de su razonamiento y pone de manifiesto la independencia de las sustancias en concreto del pensamiento y cuerpo materia (dualismo antropológico). Para afirmar esta separación de sustancias se basa en el proceso de su razonamiento. Y aquí se da cuenta de que puede mantener esta primera verdad sin necesitar que haya una base material en la que el pensamiento se sustente: un cuerpo y un cerebro. Como su razonamiento le conduce a esta conclusión, a esta primera verdad, y esta pasa el filtro de su primera regla, es decir, la claridad y distinción, le admite como verdadera afirmando que si el pensamiento se paralizase de algún modo, aunque todo lo demás existiese, no habría forma de afirmar su existencia.
Comparación: Descartes y Platón
Vamos a comparar las ideas cartesianas expuestas en este texto con las ideas platónicas. Tanto Platón como Descartes pertenecen a la corriente racionalista y creen que el origen del conocimiento se encuentra en la razón, despreciando el conocimiento proveniente de los sentidos. Sin embargo, en tocante a las nociones de Dios o el mundo no opinan lo mismo.
Dios en Descartes y Platón
Respecto a la idea de Dios podemos decir que no tienen muchas cosas en común la teoría cartesiana y la platónica. La razón la podemos encontrar en el hecho de que Descartes tuvo influencias de las ideas que se fraguaron sobre Dios durante la Edad Media. Para empezar, el Demiurgo platónico no es un ser creador de la nada, sino un mero organizador del caos primigenio, una especie de artista que copia el orden de las ideas sobre la “chora” para formar el mundo sensible. Sin embargo, para Descartes, Dios crea el mundo de la nada; no es un mero organizador, es un ser todopoderoso, perfecto, infinito, eterno, creador, simple o no compuesto. Platón no podría aceptar esta idea de creación de la nada; no tenemos más que recordar a Parménides, que no admite que de la nada pueda nacer cosa alguna.
Además, el principio para Platón no es el Demiurgo, sino la Idea del Bien. Es curioso que el Dios de Descartes tenga que ser bueno; es como si ese Dios fuese una mezcla del Demiurgo y la Idea del Bien de Platón. Además, para el filósofo ateniense, el Demiurgo es un ser del que se sirve para poder mover la Chora, puesto que las ideas son inmóviles, al igual que el Ser de Parménides.
Mundo Corporal: Descartes y Platón
Respecto a la idea del mundo corporal de Descartes, podemos decir que existe una similitud entre lo que el filósofo cartesiano llama cualidades secundarias y el mundo sensible platónico: ambos son falsos. Sin embargo, la res extensa puede ser conocida a través de las cualidades matemáticas o geométricas que forman la realidad corpórea. En esto Platón y Descartes chocan frontalmente. Para Platón, el mundo sensible es un mundo cambiante y aparente, y los objetos matemáticos se encuentran en el mundo inteligible, pero en ningún caso en el mundo corpóreo o sensible. El mundo exterior de Descartes, el que es real, el que es la sustancia extensa, es matemático. Un cuerpo es una sustancia que ocupa un espacio y que posee una forma. El mundo de Descartes es matemático porque las matemáticas nos ayudan a predecir los acontecimientos, a buscar causas para demostrar esos hechos. Las matemáticas son necesarias en un mundo mecánico, donde todo puede explicarse, porque todo hecho es producto de una causa.
Actualidad del Pensamiento Cartesiano
En la actualidad, Dios no es garante de que sea verdad cuanto podemos conocer; de hecho, lo divino ha quedado relegado al terreno de la razón práctica. Sin embargo, la concepción matemática del mundo aún hoy se mantiene, y la complicada relación entre el cuerpo y el alma se la debemos a Descartes. De hecho, existen teorías interesantes, como aquellas que intentan relacionar la mente con el cerebro. Porque la pregunta que debemos hacernos, yendo más allá de las ideas cartesianas, es si no existe algo así como el pensamiento, o todo cuanto pensamos y sentimos es solo producto de procesos químicos cerebrales.